Miquel Escudero-El Correo
Querría dar una última pincelada sobre la canción ‘Cualquier noche puede salir el sol’ (traducido del catalán), que fue compuesta en 1975 por un barcelonés de veintiséis años de edad. Ya solo el título nos transporta al disfrute de una fantasía cándida, todo el mundo percibe que la presencia del Sol marca el día y que su ocaso trae la noche. Pues bien, Jaume Sisa nos anunciaba la ilusión de lo ‘imposible’; por ejemplo, que cualquier noche (no una sola específica) pueda aparecer la ilusión, la alegría y la vida que da el Sol. Una ensoñación luminosa.
El disco fue editado nueve meses antes de que Franco muriera. Esta coincidencia en el tiempo podría llevarnos hacia elucubraciones crípticas que seguramente no existieron. La letra de esta canción traspasa la realidad politizada, en particular la mediocridad de los dictadores con su omnipotente apariencia. A pesar de los fanáticos de distinto pelaje, hay vida más allá de los personajes que nos dividen en buenos y malos. La clave de una vida plena está en nuestro interior, ahí debemos enfocarnos, de forma clara y tranquila. Se nos invita a ir adonde ni el tiempo ni el espacio cuentan, seguros de que «hay sitio para todos» y que solo hace falta querer estar. Lejos de la exclusión, nos esperan tal como somos, sin disfraz.
¿Nos estimula alguien a desear este objetivo sutil? El consumismo nos devora y no nos deja despegar ni desapegarnos de las cosas. Para evadirnos en pos de la ilusión reparadora tenemos libre acceso a disparatados y entrañables personajes de ficción. Una lista interminable: entre los ya dichos, añadamos a Cocoliso y Popeye, a Astérix y Obelix o a Mortadelo y Filemón.