Gorka Maneiro-Vozpópuli

  • No fuimos invitados no por ser díscolos sino por ser tontos, porque Sánchez, tan buen estratega en otras ocasiones, en esta ocasión se ha quedado fuera de juego

A España la han excluido de la reunión entre EE.UU. y Europa para tratar el encuentro entre Donald Trump y Vladimir Putin que tendrá lugar en Alaska este próximo viernes 15 de agosto. Por lo que se ve, la opinión del Gobierno de España es, en estos momentos, irrelevante, lo que confirma el desprestigio del ejecutivo de Sánchez y su escaso predicamento en el escenario internacional. O sea, que no pintamos nada y a nadie importa la opinión de Sánchez, incluso en temas que nos afectan directamente. Lo extraño sería que nos extrañara.

El decidido apoyo de España a Ucrania no parece ser el motivo, dado que otros países que mantienen una postura semejante sí estuvieron presentes en la reunión. J.D. Vance, el vicepresidente de EE.UU., citó a altos cargos de Francia, Alemania, Italia, Finlandia y Polonia para preparar los próximos pasos en relación a las negociaciones sobre el futuro de Ucrania y el fin de la ocupación ilegal del país por parte del criminal Putin, que pretende quedarse con partes del territorio ucraniano ahora para quedarse con la totalidad del país más adelante, una vez que Ucrania se quede sin capacidad defensiva y abandonada a su suerte por unos europeos preocupados por cosas que a nadie importan.

Putin sabe que la resistencia ucraniana es limitada y que el compromiso europeo puede resquebrajarse, dado que los países que conformamos Europa somos europeos pero antes somos nacionales de nuestras respectivas naciones

Putin considera que Ucrania debe pertenecer a Rusia y punto, razón por la cual decidió ocuparla a sangre y fuego, provocando miles de muertos. Si ha tirado por las escaleras, envenenado o tiroteado a compatriotas por defender la democracia en Rusia y hacerle oposición política, no le iba a temblar el pulso para eliminar a cuantos ucranianos sean necesarios para saciar sus ansias expansionistas. Y sabe que la resistencia ucraniana es limitada y que el compromiso europeo puede resquebrajarse, dado que los países que conformamos Europa somos europeos pero antes somos nacionales de nuestras respectivas naciones, algunas de las cuales disponen de gobiernos que apoyan a Rusia o miran para otro lado, mientras que otros son incapaces de entender lo que nos jugamos. Otros que abogan por la neutralidad entre agresores y agredidos mientras claman hipócritamente por la paz en un mundo sin guerras son los mismos bobos de siempre, como si mantenerse de brazos cruzados ante la bota rusa no fuera sinónimo de cobardía y hasta de apoyo expreso a Putin. Y porque el siguiente paso podría ser la ocupación rusa de suelo europeo. Son exageraciones, claro, como la historia nos recuerda.

Pero una cosa es no ser un lacayo de Trump y otra ser tan torpe que acabes perjudicando los intereses del país del que eres presidente. Y es lo que ya está ocurriendo.

Sea como fuera, no hemos estado presentes porque no fuimos invitados. Y no fuimos invitados no por ser díscolos sino por ser tontos, porque Sánchez, tan buen estratega en otras ocasiones, en esta ocasión se ha quedado fuera de juego: y es que ahora mismo es tan importante como el pito del sereno. Ha preferido, como en él suele, usar cuanto está en su mano para arrimar el ascua a su sardina y beneficiarse políticamente de ello: a veces, de la existencia de Vox; en otras, de los excesos de Trump; todo lo cual sabe que genera animadversión y moviliza a su menguante electorado, que es lo que pretende y a lo que se dedica. Pero una cosa es no ser un lacayo de Trump y otra ser tan torpe que acabes perjudicando los intereses del país del que eres presidente. Y es lo que ya está ocurriendo.

La cumbre contó con el Reino Unido, que, a pesar de no pertenecer a la Unión Europea, parece volver a estar interesada en defender los intereses europeos que le son propicios o que comparte: su opinión no sólo es escuchada sino tenida en cuenta porque sigue siendo un actor relevante en el mundo. Son las cosas de la política que deben entenderse y quien no las entienda debe dedicarse a otras cosas: montar un bar, crear un podcast o hacerse tertuliano, cosas muy dignas pero que son cosas distintas. España, desgraciadamente, no puede decir lo mismo que el Reino Unido, víctima de un Sánchez que, acorralado por su corrupción y maniatado por sus socios, no puede gobernar, razón por la cual se ciñe a seguir ocupando la Moncloa, a la espera de que escampe o a los españoles se nos olviden sus traiciones y sus desmanes, cosa harto difícil pero no imposible, vistos los precedentesA Sánchez nadie quiere arrimarse, salvo los enemigos de España que quieren exprimirlo hasta que caiga muerto, o los pelotas de toda la vida que quieren alargar su vida política a costa de todos nosotros y del país que todavía compartimos. Ese es su currículum. No es que convenga ser amigo de Trump, pero conviene estar donde se deciden las cosas que nos afectan, para defender lo que nos conviene y nos interesa. Y si no lo consigues, es que has fracasado.

Putin inició la guerra y Trump, aunque parece últimamente haber suavizado sus posiciones, estuvo más cerca del invasor que del invadido, sin otro objetivo que hacer negocio, que es lo suyo

En este punto, hay que tratar de que Putin no logre sus objetivos en Ucrania. Como sigo siendo un idealista, espero que la guerra de ocupación termine con la derrota de Rusia, que Ucrania mantenga sus fronteras e incluso que recupere Crimea, y que Putin pague sus crímenes contra la humanidad en el Tribunal Penal Internacional. Zelenski, héroe de nuestro tiempo, quiere algo parecido, y, desde luego, que el futuro de Ucrania lo decida la propia Ucrania, como mandan los cánones democráticos. Putin inició la guerra y Trump, aunque parece últimamente haber suavizado sus posiciones, estuvo más cerca del invasor que del invadido, sin otro objetivo que hacer negocio, que es lo suyo. Zelenski, con cintura política, dignidad e inteligencia, logró redirigir las conversaciones con Trump que comenzaron como el rosario de la aurora. Y ahora, ante la posibilidad de que Rusia plantee quedarse con territorios ucranianos a cambio de congelar sus posiciones en otros lugares, Zelenski ya ha dicho que «los ucranianos no entregarán su territorio a sus ocupantes». Y que cualquier acuerdo que se alcance sin Ucrania nacerá muerto. Lógico.

Putin es un criminal y Trump tiene mucho peligro. Por eso Europa no puede borrarse de su compromiso con Ucrania sino ser parte activa en la derrota de Rusia. Y España tampoco puede borrarse. Seguimos siendo un país importante, a pesar de Sánchez.