Juanjo Sánchez Arreseigor-El Correo
- Cualquier plan realista para presionar al Kremlin pasa por enviar montañas de armas a Ucrania y centrarse en empresas que venden material militar a Moscú
Después de tantísima expectación, la cumbre Trump-Putin en Alaska arrojó un resultado nulo, que fue recibido casi con alegría por todos aquellos que temían que el presidente de Estados Unidos abandonase a los ucranianos. Esa alegría se esfumó cuando Trump empezó a lanzar mensajes insinuando que Zelenski debía ceder. Sin embargo cuando el líder ucraniano se negó y acudió a Washington, escoltado por sus aliados europeos, el republicano le recibió todo sonrisas, hablando de garantías de seguridad para Ucrania similares al artículo 5 de la OTAN, e incluso de tropas estadounidenses sobre el terreno. Al fin y al cabo, Putin había desairado a Trump, ofensa para la que no existe perdón. Ahora bien, ¿por qué motivos Trump no logra concesiones de Putin?
Celebrar la cumbre en Alaska fue un error, porque fue conquista rusa hasta que el zar Alejandro II la vendió a EE UU en 1867. Aunque la operación fue totalmente voluntaria, a los rusos el asunto les sigue doliendo. Es muy posible que Putin se haya pasado casi toda su estancia pensando: ‘Esta tierra fue nuestra… nunca la debimos ceder… por lo tanto tampoco debemos ceder ahora’. Por desgracia, Putin solo podía ir a Alaska, salvo que estuviese dispuesto a sobrevolar países miembros del Tribunal Penal Internacional, asumiendo un riesgo serio de ver su avión presidencial rodeado de cazas europeos o canadienses que le conminaban a aterrizar para darse preso.
Es muy relevante la idiosincrasia de Trump y de Putin, pues ambos gobiernan de manera personalista y arbitraria. Trump es un simple que ¿razona? a un nivel casi infantil. De ego frágil bajo todas sus fanfarronadas, es susceptible a la adulación, así que cree que a los demás les sucede lo mismo. Le ofrece a Putin su admiración y su amistad, casi como un crío que quiere que le ‘ajunten’ Es cierto que a nadie le amarga un dulce, pero si Trump hubiera escuchado a sus asesores -lo que nunca hace porque va contra su acreditada egolatría- habría sabido que Putin no le corresponde porque es un sujeto frío y cerebral, inaccesible a tan pueriles seducciones.
El estadounidense gusta de amenazar y coaccionar, porque de esta forma se siente superior. Por eso ha enviado submarinos nucleares y desplegado aviones durante la cumbre de Alaska. Sin embargo, Putin sabe que Trump solo usa la fuerza contra adversarios débiles que no pueden devolver los golpes, como Irán o Yemen del Norte. Como Rusia se sale de esta categoría, Putin sabe que Trump no le va a atacar, en parte porque es algo cobarde como casi todos los matones, pero también por tacañería y pereza.
En cuanto a las coacciones económicas, Putin es un dictador que no necesita el beneplácito del pueblo o de los empresarios para gobernar. ¿Qué más dan los apuros de las masas para llegar a fin de mes? ¿A quién le importan los balances de las empresas, que en su mayoría son de corruptos oligarcas, a hechura del Kremlin? ¡Su único derecho es sacrificarse para la gloria de la Santa Rusia! Las sanciones exteriores son molestias temporales, porque tras la victoria terminarán por esfumarse, mientras que las conquistas territoriales las percibe Putin, erróneamente, como irreversibles y definitivas. El petróleo es un salvavidas que ningún conjunto de sanciones va a poder eliminar de la ecuación económica mundial. Por lo tanto, cualquier plan realista para presionar a Rusia debe buscar otros caminos.
¿Qué opciones le quedan entonces a Trump para obtener resultados?
Lo más obvio es enviar muchísimas más armas a Ucrania, montañas de ellas, pero el presidente no quiere gastar mucho en ayudar a Ucrania porque es muy tacaño. Sin embargo, el fiasco de Alaska ha dejado en evidencia sus ínfulas de gran negociador, que no ha escrito ni una sola línea del libro que se le atribuye ni ha negociado una sola vez en su vida, porque todo busca solventarlo siempre mediante bravuconadas, amenazas y engaños.
Si Trump pretende seguir en el terreno familiar de las represalias comerciales, su mejor posibilidad es centrarse en las empresas que le venden a Rusia materiales de uso militar. Putin tendría que responder con elaborados esquemas de contrabando triangular, ofreciendo descuentos todavía mayores por su petróleo, o incluso exigir que le paguen no con dinero, sino con los productos que necesita. Eso lastraría todo su esfuerzo de guerra.
Pero Trump prefiere continuar prisionero de sus propias fantasías y autoengaños, soñando con un cara a cara entre Putin y Zelenski, negándose a ver que el autócrata ruso nunca hará tal cosa porque eso supondría aceptar a Zelenski como un igual. Y todos sabemos que en pocos días o incluso en pocas horas, Trump volverá a girar 180 grados, o 540º, o 900º. Que nadie se sorprenda si esto termina con la Fuerza Aérea de EE UU bombardeando Sebastopol.