- Cómo es posible que Cristóbal Colón llegase a América con tres barcos de madera y los amigos de Colau lleven tres días para cruzar Baleares
Hay algo en la «flotilla de la libertad» que está todavía por explicar. Cómo es posible que Cristóbal Colón llegase a América con tres barcos de madera y los amigos de Colau lleven tres días para cruzar Baleares, siendo sus aguas mucho más tranquilas que las del océano Atlántico. Urge que nos expliquen esto y, ya puestos, cómo es posible que no llegase la señal del VAR al estadio de Vallecas mientras pitaban un penalti dudoso al Barça pero recibamos cada día fotos desde Marte del Rover Curiosity. Una de dos: o nos miente Tebas o nos miente la NASA.
Pero mientras nos entretenemos viendo a la «flotilla de la libertad» hacer escala en Menorca todavía resuena la queja de Sánchez ante Pepa Bueno alegando que hay gente que los domingos va a Misa y el lunes pide hundir el Open Arms. Le parece una contradicción al presidente, y en efecto lo es, pero resulta llamativo que lo denuncie él, que ha hecho del cambio de opinión su modus vivendi. Vaya por delante que no quiero ver hundido el Open Arms. Ni vacío (porque mancha) ni lleno (porque no deseo la muerte de nadie). Pero sí me permito enumerar, sin ánimo de ser muy exhaustivo, siete contradicciones presidenciales que, como los pecados capitales, harían sonrojar a una piedra:
– Porque no se puede hacer bandera de la lucha contra la prostitución cuando tus escuderos en las primarias se han demostrado puteros contumaces, de la «A» de Andrea a la «C» de Carlota. Tampoco cuando debes buena parte de tu patrimonio a las saunas infrailuminadas de tu suegro Sabiniano. Queda un poquito impostado.
– Porque tampoco se puede ir de ecologista un lunes, culpando al clima de lo que queman otros, y luego coger el Falcon para volar de Coruña a Santiago, un viaje que dura media hora en tren (siempre que no se pare).
– Lo mismo ocurre con el animalismo. No se puede criticar la Tauromaquia que escribió Lorca, pintó Goya y cantó Sabina, pero ser indiferente ante la fiesta del cordero musulmana por conveniencia política o demoscópica.
– Tampoco se puede ir de feminista después de presentar como una «ley de vanguardia» el ‘solo sí es sí’, que mejoró la situación procesal de cientos de violadores.
– Algo parecido podríamos decir de la solidaridad fiscal y la progresividad de los impuestos. No es muy ejemplarizante criticar a los que cambian su sede social (como ocurrió con Ferrovial) mientras tu hermano tributa donde quiere el dinero que le pagábamos entre todos.
– Tampoco deberías tachar de racista a PP y Vox mientras liberas a tus socios separatistas del reparto de menores. Y menos porque se les estropee el «hecho diferencial» catalán y vasco, que es de lo más xenófobo que tenemos.
– Y, en general, no se puede ir de demócrata por desenterrar dictadores muertos mientras eres melifluo, medroso y trincón con los dictadores vivos, que es justamente lo que has sido con los de China y Venezuela.