Pablo Martínez Zarracina-El Correo
- Toca debatir si la matanza en Gaza justifica que salga volando en Bilbao un ciclista del Caja Rural
El destino del vasco contemporáneo es dar ejemplo. El hecho diferencial se nos ha vuelto referencial. Por eso el miércoles, después de que algunos manifestantes propalestinos se pasasen de la valla en la línea de meta de la etapa de la Vuelta en Bilbao, Arnaldo Otegi celebró que Euskal Herria sea un referente mundial en la lucha por la libertad de los pueblos. Se protestaba por la participación en la carrera de un equipo israelí y las instituciones condenaron ayer la invasión de meta, recordando que una cosa es la legítima protesta y otra poner en peligro a los ciclistas y al público. En el subtexto de la condena, el temor de que el País Vasco deje de ser referente en la organización de grandes eventos, de eventos de referencia. «También podemos ser una referencia por comportamientos inaceptables», dijo el consejero de Seguridad, abriendo, yo creo que sin querer, un enigma interesante: ¿cuándo dejamos de serlo?
Ahora la Vuelta se ha ido con el equipo israelí a otra parte y sin que la UCI llegue a explicar por qué los crímenes de guerra de Netanyahu no computan como los de Putin en términos de expulsión de competiciones deportivas. El lío sin embargo se queda y se incrusta en la política local, generando razonamientos asombrosos. Por ejemplo: que Israel esté cometiendo una matanza de civiles en Gaza justifica que salga volando y se rompa el cuello un ciclista, pongamos por caso, del Caja Rural. La razón no tiene que ver tanto con el sufrimiento palestino como con la necesidad vasca por el lado referencial que debe mezclarse con la contrastada maestría de la izquierda abertzale para colonizar causas que funcionan. En un prodigio hipermétrope, es entre nosotros el conflicto árabe-israelí el que no necesita ser explicado mediante complicadas escolásticas. Una de las pancartas más fotografiadas el miércoles en la meta de Bilbao exigía en inglés la destrucción de Israel y, coincidiendo con la Vuelta, ha aparecido una pintada de «Hamás, mátalos» en la obra ‘Convivencia’ de la artista israelí Yaël Artsi instalada en el parque Judimendi de Vitoria. A la espera de los servicios de limpieza, se han puesto en torno a la obra unas vallas que en el País Vasco, tan ejemplar, solo se sobrepasarán para añadirle a la frase exclamaciones.
Ausencia presidenciable
Feijóo se ausentará hoy de la apertura del año judicial para no «convalidar» con su presencia la del fiscal general del Estado, que, como quizá hayan oído, está imputado por un asuntillo relacionado con la revelación de secretos. Dejando a un lado que el verbo elegido por el líder de la oposición es rarísimo, no se entiende cómo podría Álvaro García Ortiz ausentarse de un acto solemne en el que está obligado a leer la memoria anual de la Fiscalía frente al jefe del Estado, figura digo yo que convalidante a más no poder. Ojalá haber estado en esa reunión en la que los estrategas del PP decidieron que desaparecer es para Feijóo la opción presidenciable. Y, si es extraño que el líder de la oposición se ausente, que le imite el popular Pedro Rollán, presidente del Senado y cuarta autoridad del Estado, sería directamente increíble. Lástima que las tertulias inenarrables no dejen un hueco en la televisión pública para los programas educativos. Porque convendría mucho la aparición en el ‘prime time’ de Coco -tan azulísimo y didáctico, tan bracilargo- para que les explicase pacientemente a los niños y a los políticos que por encima del hombre está siempre la institución. Eso es, niños, primero la institución. Y luego el hombre.