- Machote él, Pedro Nodoyuna decidió declararse enemigo de Trump. Crece la preocupación del jefe de la nación más poderosa del mundo, le quita el sueño, no sabe qué hacer. Pobre. Trump cabreó a nuestro presidente; ignoraba su talento político universal. Mal le va a ir al americano
Sánchez, tocayo del villano Pierre Nodoyuna de los dibujos animados, siempre zozobra. Su secuela, El escuadrón diabólico, también le cuadra si le acompañan sus compis del Peugeot. No sé con quién identificar al perro Patán, otro caos, pero con tal nombre sobran candidatos a serlo. Pedro Nodoyuna es un gafe singular. Normalmente el mal fario afecta a los demás, pero respeta al gafe. Pedro Nodoyuna dentro de los cenizos es un manzanoide; arrasan a los ajenos, pero ellos muestran síntomas; no se libran. Nunca hubo tantas desgracias sucesivas hasta ocupar este hombre la Moncloa. Cuenten el número y la intensidad de los desastres. Pero a él, malencarado, tampoco le va como quisiera. O ahora ahorra en maquillaje.
Guardábamos las gafancias en casa, en silencio, desde un franciscanismo ejemplar, pero, de pronto, Pedro Nodoyuna se dedicó al exterior. Se cree con méritos sobrados para liderar el mundo mundial. Se lo gritan los espejos cuando, vampiro al fin, consigue verse en ellos. De beneficiario de las saunas puteriles de la familia a amo universal sólo hay un paso y, además, consiguió el consentimiento de Puchi, el de Waterloo, agradecido a Conde-Pumpido, sumiso, que alzará arcos triunfales en el regreso victorioso a su ficticia republiqueta. Qué detalle. De prófugo cobarde, huido en el maletero de un coche olvidando a los suyos, a héroe. Y Pedro Nodoyuna agradece la gestión de Illa que se encabritó cuando un antecesor suyo, el buen cateto Torra, visitó al inocente Puchi en su dacha belga que pagamos todos. Las convicciones cambian, la pela es la pela y la dignidad está en rebajas.
Illa, el peor gestor europeo del Covid, el ministro cuya gran decisión fue nombrar al optimista Simón anunciante de las opiniones de expertos que no existían, resulta que, gracias a su gestión con Puchi, nos salvará del temido desastre de que Pedro Nodoyuna, sin Presupuestos y nada que gestionar, tire la toalla como si en la sauna procediese a empelotarse. Ay, Illa, no explicaste el contrato de mascarillas con Soluciones de Gestión, el epicentro del universo Koldo. Lo tuyo era la negociación; en catalán, claro.
Machote él, Pedro Nodoyuna decidió declararse enemigo de Trump. Crece la preocupación del jefe de la nación más poderosa del mundo, le quita el sueño, no sabe qué hacer. Pobre. Trump cabreó a nuestro presidente; ignoraba su talento político universal. Mal le va a ir al americano. El sultán moro, más listo que el hambre, se relame de gusto y se rearma. El malvado yanqui baraja trasladar sus bases a territorio comanche; Yoli, la sobona, se alegra. Al líder carismático se la refanfinfla. Busca ser temido, no amado ni comprendido. No le ayuda Albares, su ministrillo del Asunto Exterior, que es, lo anunció, que en la UE se hable catalán. Le han dado nueve veces con la puerta en las narices. Ni se inmuta.
Pedro Nodoyuna viajó a las Américas para reunirse con sus amigos del Grupo de Puebla, lleno de ex. En aquellos pagos la izquierda caviar pierde elecciones a velocidad de crucero. Por allí enreda nuestro omnipresente juez Garzón, también ex. Esos visionarios tienen a Trump y a las democracias liberales en el punto de mira. También al supuesto facherío judicial, acaso por influencia de nuestro presidente. Pasó de buscar ser líder europeo a querer liderar a los insepultos de Puebla. Pero en la UE ya le conocen, y en Washington. No cuentan con él. Un digital europeo, Euractiv, aseguró que Pedro Nodoyuna canceló su presencia en la reunión de líderes europeos con Trump «por los incendios en España». Pero lo cierto es que no fue convocado.
Pocas bromas con Trump. Puede ser un presidente pintoresco por sus gestos y zigzagueos, pero tiene poder y sabe lo que quiere. Ya se percibe en Venezuela. Que se anden con ojo los del narcotráfico de Maduro y compañía. Puede ocurrirles como a Noriega en Panamá, y cuando vean al primer marine lo que esperaban fervor se convierta en sálvese quien pueda,
Pedro Nodoyuna, encantado de su belleza y condiciones, seguirá asomándose a un estanque, como Narciso, enamorado de su propio reflejo. Deseo que su narcisismo no acabe como el del personaje mitológico: transformado en flor. Tendría espinas.