Miquel Escudero-El Correo
El Jefe Seattle (1786-1866) dio nombre a la capital del estado de Washington. Mestizo, de padre duwamish y madre suquamish, fue jefe de ambas tribus. Hace años se puso en circulación una supuesta carta suya al presidente de EE UU Franklin Pierce (el único que no ha jurado su cargo, lo prometió), quien era un demócrata reacio a la abolición de la esclavitud. Es un texto falso que un guionista de televisión se inventó, allá por 1970. Al postular la protección de los recursos naturales del saqueo sistemático, sus palabras se ponían como ejemplo de mentalidad civilizada y pre-ecológica.
Lo cierto es que siete años antes de estallar la guerra de secesión, en 1854, pronunció públicamente unas palabras para explicar a los suyos el pacto alcanzado con el Gobierno estadounidense que les llevaba a recluirse en reservas indias. Treinta años después, un testigo versionó aquella charla que le tradujeron al inglés desde la lengua vernácula de Seattle. ¿Qué ideas le atribuía al jefe indio? Son menos impostadas que las que se le atribuyeron posteriormente, parecen más probables. Reconocía que sus tribus no estaban exentas de responsabilidad por su decadencia ‘prematura’, si bien acelerada por sus ‘hermanos cara pálida’.
Introdujo un componente místico: el valor de los muertos, seres invisibles: «cuando haya muerto el último hombre rojo de la tierra y su memoria no parezca sino un mito del hombre blanco», los hijos de nuestros hijos nunca estarán solos, aunque lo crean. Las calles vacías por la noche contarán con quienes allí estuvieron un día. Equivale al «You’ll never walk alone», célebre lema y cántico de los aficionados del Liverpool FC.