- Esa política de apaciguamiento independentista se solapa con la satanización de un Israel que acompañó a España contra quienes atentaron más lesivamente contra ella, como ETA y el yihadismo, aportando medios de Inteligencia, mientras los hoy cofrades de Sánchez desestabilizaban la democracia y humillaban a los muertos
Ante la imposibilidad de completar etapas por primera vez en la historia debido al boicot de minorías violentas amigadas al Gobierno, la interrupta reVuelta de este 2025 es una perfecta alegoría de como España «normaliza» el atropello con un «Noverdad» Sánchez atrincherado en La Moncloa como burladero de impunidad y centro de negocios matrimonial. Mancomunados, la ‘catedrática’ Begoña Gómez hace caja como si gestionara las saunas paternas y el «doctor» Sánchez agradece las aportaciones de los chantajeados –como ha revelado Alejandro Entrambasaguas en El Debate– para que la horca de papel del BOE no anude sus cuellos. Todo ello con el amparo de un imputado fiscal general que torpedea al juez Peinado oponiéndose a que la Justicia acceda a los correos de Moncloa y los acordes del gaitero Tezanos que, al capricho de quien paga la tonada, tortura las encuestas del CIS para que chirríen descacharrantes datos. ¡Cómo para votar a favor de incluir al Cartel de los Soles en la lista europea de organizaciones criminales con el dictador Maduro de cabecilla, como aprobó ayer su Parlamento con el «no» de un PSOE con los ojos vueltos a Sánchez y Zapatero!
A diferencia de un Felipe González que emplazó a su Gobierno a preservar el orden en la calle para no incurrir en el error de la II República, Sánchez hace el juego a los alborotadores de su cuerda. Así, mediante elusivos «pero es que» que rememoran los abyectos «algo habrá hecho» de la época de plomo de ETA, el Gobierno es comprensivo con los saboteadores, mientras reclama la expulsión del Israel Premier Tech como ETA forzó el éxodo de 200.000 vascos. Entre tanto, el poncio Marlaska desdeña la seguridad de los ciclistas y la marca España. Con ese bagaje, ¿qué garantías cabe en el anfitrión del Mundial de Fútbol si un sosias quiere reventarlo por sentirse en el lado bueno de la historia?
Al cabo del tiempo, cúmplese lo que Rubalcaba le aventuró a Sánchez en 2016 sobre la ‘Alianza Frankenstein’ y por lo que el resentido le retiró el saludo de por vida. «El argumento -declaró- lo conozco: vamos a sentarnos con ellos y acabarán siendo buenos. Pero oiga, cabe la posibilidad de (…) que no te hagan caso». Tras aquella profecía, Sánchez asume hoy los postulados secesionistas, amén de prodigar medidas de gracia a etarras y amnistiar golpistas tras comprarle al prófugo Puigdemont su investidura tras ser vencido en las urnas.
Mudando la residencia de la soberanía nacional de las Cortes a mesas fuera de España, el soberanismo se cobra un alto precio sin renunciar a nada; al contrario, volverá a hacerlo si no alcanza la autodeterminación con el cautivo voluntario de La Moncloa como tributario y con España de colonia. Ante ello, sólo cabe dos opciones a la luz de la historia: bien la contención de Churchill tras la ocupación nazi de Renania y la anexión de Austria; bien, el apaciguamiento de Chamberlain arrellanado a la mesa de Hitler en Múnich en 1938 suscribiendo una «Paz de nuestro tiempo» prólogo de la invasión total de Checoslovaquia. Cosechó el deshonor y la guerra que le auguró un Churchill solo como la una y que luego, tras ganar la guerra, perdería las urnas.
Esa política de apaciguamiento independentista se solapa con la satanización de un Israel que acompañó a España contra quienes atentaron más lesivamente contra ella, como ETA y el yihadismo, aportando medios de Inteligencia, mientras los hoy cofrades de Sánchez desestabilizaban la democracia y humillaban a los muertos. A este respecto, la persecución de la escuadra ciclista israelí ha servido para blanquear el entreguismo de Sánchez, al margen de las críticas que merece la respuesta de Netanyahu al macroatentado de Hamás contra el festival musical del 17 de octubre de 2023. Entre tanto, mientras se pone el foco exclusivamente en Gaza, replicando la propaganda de Hamás como si fuera una agencia de noticias, Rusia envía drones contra Europa –como hackea sus procesos electorales– que golpeen el talón de Aquiles de países como Polonia antaño bajo su órbita. Con China detrás, Putin aprovecha que Trump se enajena de Europa tendiéndole una alfombra roja como en Alaska.
Si la caótica evacuación de Afganistán desprestigió a EEUU como socio poco fiable que cedía su hegemonía global a China, la invasión rusa de Ucrania abunda en esa sensación tras la cumbre en Pekín que ha entronizado emperador a Xi Jinping escoltado por Putin y Modi para, aparcando sus rencillas, resarcirse de su derrota en la Guerra Fría. Si Biden justificó su estampida de un lugar geoestratégico con la excusa infamante para los 300.000 muertos por los talibán de que los afganos no estaban dispuestos a dejarse la vida por una democracia en su país, Trump lo aplica al Viejo Continente desperezando al oso ruso. Con tal lenidad, el Muro de Berlín seguiría en pie sujeto por aparentes pacifistas occidentales que vociferaban en 1987 contra Reagan –«¡Vete a Hollywood!»– por su «Mr. Gorbachov: eche abajo el Muro».
Pero, si la Europa de la preguerra –como anota Chaves Nogales en «La agonía de Francia», a donde huyó de una «República sin republicanos»– se mostró ferozmente egoísta y limitada a la satisfacción estricta de sus necesidades, otro tanto acaece hoy al banalizar el genocidio del holocausto equiparándolo con los crímenes de guerra del presente litigio con Hamás, mientras se blanquea a quienes lo desataron, usan a sus habitantes como escudos y anteponen borrar a Israel de la faz de la Tierra al Estado propio. De ahí que apearse de la bicicleta en la reVuelta, como ha buscado la ‘Alianza Frankenstein’, habría supuesto bajarse de la razón. Sin embargo, dado que lo que se hereda de los padres hay que «volvedlo a ganar a pulso o no será vuestro», según Goethe, hay sillines de esforzados de la ruta que honran y ennoblecen frente a poltronas presidenciales que envilecen. Honor y gloria para el Israel Premier Tech y para el resto del pelotón que no transigió con las amenazas y las presiones.