Pablo Sebastián-Vozpópuli
- Aunque solo sea para alertar a la gran mayoría de los españoles sobre el enorme deterioro político, moral e institucional de España
El anuncio de la próxima apertura de juicio oral en la Sala de lo Penal del Tribunal Supremo contra el Fiscal General de Estado, Álvaro García Ortiz, por el presunto delito de ‘revelación de secretos’, no es solamente algo inédito en Europa y en la Transición española. Sino que, además, y por la negativa del fiscal a presentar su dimisión, amparado por el presidente Pedro Sánchez, constituye una agresión al ordenamiento jurídico español del que el Fiscal General debería ser su primer guardián.
Estamos ante unas graves circunstancias institucionales, que se suman a la reciente convalidación de la ‘Ley de Amnistía’ en el Tribunal Constitucional por parte de la mayoría, mal llamada ‘progresista’, que lidera su presidente, Cándido Conde Pumpido. Una Ley de Amnistía, exclusiva para los golpistas de Cataluña y redactada por ellos mismos, con la que el presidente Sánchez compró su investidura a unos dirigentes y delincuentes nacionalistas catalanes de ERC y Junts, Oriol Junqueras y Carles Puigdemont. Lo que constituye una violación notoria del mandato constitucional en el que se afirma que los españoles son ‘iguales ante la Ley’.
En esta lamentable situación política e institucional el líder de la Oposición y presidente del PP, Alberto Núñez Feijóo, debería responder presentando en próximos días y ante el Congreso de los Diputados una moción de censura contra el presidente Pedro Sánchez. Y tiene que hacerlo aunque pierda la votación en la que deberán retratarse, como cómplices de la situación sus actuales aliados parlamentarios, alguno de los cuales quiso obligar a Sánchez a beber la taza amarga de la ‘moción de confianza’ que rechazó el presidente.
Al que ahora Feijóo debería obligar a beber la taza y media de la moción de censura. En la que se deben incluir el cúmulo de casos de corrupción del PSOE y la familia de Sánchez, así como los viajeros del famoso Peugot de 2017, José Luis Ábalos, Javier Koldo y Santos Cerdán. Viaje que pudo financiarse con fondos de las saunas gays y de los prostíbulos de Sabiniano, El suegro de este Presidente, que presume de ‘feminista’ y que promete que quiere abolir la prostitución que fomentó su entono familiar y sobre la que ya habló Feijóo en el Congreso cuando preguntó a Sánchez: ‘pero ¿de qué prostíbulos ha vivido usted?’’
Elecciones autonómicas
Un Feijóo al que le está quitando votantes el partido Vox que lidera Santiago Abascal (algunas encuestas electorales ya sitúan por encima del 17 % en intención de voto), que no puede ponerse de perfil ni disimular y que debe tomar la iniciativa política con la moción de censura, aunque en ella no consiga la mayoría necesaria para derrocar a Sanchez. Pero en la que puede hacer el implacable discurso político y de Estado que bien merece Sánchez con lo que reforzaría su liderazgo y se ganaría el apoyo muy mayoritario del conjunto de la ciudadanía española.
Abanderando Feijóo el inicio del curso político y relegando la negociación del Gobierno con sus aliados para la pretendida aprobación de los PGE de 2026. Y poniendo en marcha una dinámica política que el PP debería, en los primeros meses de 2026, ampliar con la convocatoria de las elecciones autonómicas en Castilla y León, Madrid y Andalucía. Para encadenar tres derrotas consecutivas del PSOE donde quedarían en evidencia los ministros Oscar Puente, Oscar López y la vicepresidenta del Gobierno María Jesús Montero.
El régimen autocrático de Sánchez se desmorona y depende de la decisión del prófugo de la Justicia, Carles Puigdemont, mientras desde la extrema izquierda de Sumar y Podemos se analizan con estupor las últimas noticias sobre el ‘puterío’ de Ábalos y Koldo. Las que han sido confirmadas por la ex mujer del ex ministro de Transportes, Carolina Perles, segura de que Sánchez fue informado de todo ello por su esposa Begoña y por las feministas del PSOE Carmen Calvo y Adriana Lastra que le pidieron el cese de Ábalos.
Lo que Feijóo debería subrayar si, por fin, se decide a presentar la moción de censura. Donde debería incluir el desgobierno general de una nación en la que el presidente Sánchez, pretende romper la unidad fiscal española en favor del nacionalismo catalán, mientras gobierna sin Presupuestos y ha sido incapaz de liderar una respuesta eficaz a la Dana de Valencia, al apagón eléctrico nacional, los incendios del pasado verano y a la caótica gestión ferroviaria de Renfe y Adif. Un inventario implacable de desgobierno nacional, corrupción, machismo y destrucción de primeras instituciones del Estado que debería de denunciar Feijóo en una moción de censura contra Sánchez. Aunque solo sea para alertar a la gran mayoría de los españoles sobre el enorme deterioro político, moral e institucional de España, que obliga al jefe de la Oposición a actuar.
LA BANDERA PALESTINA.- Lo que Sánchez espera conjurar ganando tiempo con sus aliados para ver si llega a 2027 y envolviéndose en la bandera de Palestina, con la que busca una gran movilización popular en toda España. Y mientras está a la espera de una embestida política del presidente de los EE.UU, Donald Trump. La que en cierta manera ha comenzado con advertencias al propio Sánchez, por sus críticas y decisiones contra Israel, que fueron descalificadas por un portavoz oficial del Departamento de Estado, el que ha asegurado que las decisiones de Sánchez ‘envalentonan a los terroristas’ de Hamás.
A lo que se ha añadido otra alusión al estrecho colaborador de Sánchez y de Nicolás Maduro, José Luis Rodríguez Zapatero a quien se le ha advertido desde Washington que podrían retirarle retirarle el visado para impedirle que pueda viajar a los Estados Unidos. Y al fondo de todo ello, la tensión bélica creada por la entrada de 19 drones rusos en el espacio aéreo de Polonia que fueron derribados por aviones de la OTAN, abriendo una nueva crisis política y militar con la Rusia de Putin a la que los socios anti atlantistas de Sánchez de Sumar y de Podemos no se atreven a criticar. Intromisión de los drones de Vladimir Putin en el espacio aéreo de Polonia que ha provocado una escasa primera reacción de Donald Trump en las redes sociales con un indolente comentario y diciendo: ‘Qué es eso de que Rusia viole el espacio aéreo de Polonia con drones? Allá vamos». ¿Cuándo y hacia donde?