Isaac Blasco-Vozpópuli
- La apuesta de Feijóo por la centralidad arroja una valoración desigual en cuanto a su eficacia: lo que los populares ganan por un lado lo pierden por el otro
La apuesta de Feijóo por ensanchar la base del PP a partir de la búsqueda de la centralidad arroja una valoración desigual en cuanto a su eficacia: lo que el partido gana por un lado lo pierde por el otro. El curso político arranca con un trasvase de voto que deja a la formación a medio camino en la consecución de su objetivo.
Según la encuesta de intención de voto de Hamalgama para Vozpópuli, si la estrategia fijada en el último congreso extraordinario logra captar el apoyo de uno de cada diez votantes (10,4%) que hasta hoy habían respaldado al PSOE, este efecto arrastre se ve prácticamente neutralizado por la fuga de un 9,3% de votantes tradicionales del PP decididos a dar ahora su confianza a Vox, que ya supera su cota histórica de 52 escaños en una progresión demoscópica imparable fundamentada en catalizar el voto joven y espolear las aparentes contradicciones de Génova en cuestiones especialmente delicadas, como la inmigración y la inseguridad.
De hecho, es Vox la opción política que presenta mayor fidelización de voto, con un 90,1%, pese a que es también detectable un pequeño travase (4,4%) desde este partido al PP.
El cumplimiento del compromiso de Feijóo de no gobernar en coalición con la formación de Santiago Abascal se ve así condicionado por la pérdida de electores a la derecha en una proporción que revela la huida a Vox de nueve de cada cien votantes que hasta ahora se habían decantado por el PP.
Imposibilidad de crecer exponencialmente
Esa merma se ve compensada por la ‘pesca’ en el PP de papeletas entre el segmento más moderado de simpatizantes socialistas, pero no en la proporción suficiente como para registrar un incremento exponencial de su masa de votantes.
En este sentido, la estrategia de Génova fía buena parte de las opciones de lograr el vuelco electoral a favor de su candidato a una amplia desmovilización de los electores de izquierda en caso de que hoy se celebraran comicios.
Vox se ha especializado en sacar tajada de las aparentes contradicciones del PP en cuestiones delicadas como la inmigración y la inseguridad mientras los populares no acaban de encontrar la fórmula para arrebatar sus banderas tradicionales al partido de Abascal
El sondeo mantiene en un 9,7% el porcentaje de votantes socialistas que se abonarían a la abstención por solo un 3% que acudieron a las urnas el 23-J al PP y ahora se abstendrían. De hecho, el partido de Feijóo compensaría esa proporción con la incorporación a sus apoyos de electores que se abstuvieron en el pasado o que ejercen su derecho al voto por primera vez.
El PP, en definitiva, no acaba de arrebatar las banderas tradicionales de Vox para seducir al votante más conservador. Y, cuando lo intenta, ve reducida la captación de voto en el sector moderado de la izquierda.
El ‘vaciado’ de Sumar
Precisamente en el arco de la izquierda, el ‘vaciado’ de Sumar continúa a toda velocidad a favor de un PSOE que, gracias a esa dinámica, mantiene el tipo pese a los escándalos de corrupción que lo cercan y la parálisis legislativa. Así, la encuesta refleja que el 10,1% de los electores que depositaron su confianza en la coalición de Yolanda Díaz ahora se decidirían por la papeleta socialista. También es significativo el número de votos de Sumar transferidos a la abstención, un 15,4%.
Pero la puntilla para la plataforma de izquierdas viene de la mano de Podemos, que capta nada menos que un 32,7% de los sufragios que antes iban para Sumar y certifica la inexorable demolición electoral de la marca tutelada po la vicepresidenta segunda del Gobierno, quien acaba de sufrir un doloroso varapalo parlamentario al ver rechazada en el Congreso la reducción de la jornada laboral, principal reclamo de un cartel político cada vez más cuestionado por los votantes.