Félix Madero-Vozpópuli
- Hablemos del genocidio y no de mi mujer; de Netanyahu y no de mi hermano; del estado palestino, pero no del putiferio del PSOE
¡Pobre pueblo de Madrid cuando hablan en tu nombre! Cada vez que un político de medio pelo y devotamente sanchista, como el delegado del Gobierno de Madrid, habla en tu nombre uno se teme lo peor. No importa el nombre del delegado, es una criatura más del retablo de maese Pedro, que a lo que se ve ha hablado con todo el pueblo de Madrid. Veremos, Fran -que así lo llaman sus amigos-, cuando el pueblo de Madrid se manifieste frente a una urna qué es y quiénes son el pueblo de Madrid que inventas.
Ya veremos los votos de la presidenta Ayuso, ya veremos los de su compañero Óscar López, ese ministro mediopensionista que ha aceptado la misión de ganar para el sanchismo la comunidad de Madrid y que está encantado por lo sucedido el domingo.
También, el tal Fran, siguiendo el guion del libreto que gastan en el retablo de maese Pedro, aprende rápido, y así es como el domingo, después del triste final de la Vuelta Ciclista a España, compareció ufano ante los periodistas, pero sin permitir preguntas. Aquí hasta el último político de medio pelo se cree ya con derecho a maltratar a los medios de comunicación que, a lo que se ve, se dejan y disfrutan acudiendo a la convocatoria con la única misión de grabar la voz de un tipo que no quiere responder las preguntas que le harían si se dejara.
A mí este ritual, repetido hasta la indignidad con mi profesión de periodista, me recuerda aquella escena de Rebelión en la Granja en la que los cerdos reúnen al resto de animales para que leyeran lo que habían puesta en la pizarra: «Todos somos iguales, pero algunos más iguales que otros», y por eso Fran, ese gran político que el pueblo de Madrid se ha dado así mismo por obra y gracia de Pedro Sánchez, se permite maltratar a los periodistas. Porque ellos son más iguales. Uno de los periodistas que suelen ir a estas kermeses disfrazadas de rueda de prensa suele decirme que, para esto, mejor que llamen a un operario de Seur que ponga la grabadora y luego vuelva a la redacción.
Cuando el trabajo de un periodista se puede resolver de esta forma, ¿dónde está el periodista?
Palestina, la tapadera de la corrupción
Por la mañana, el presidente calentó el ambiente azuzando a la opinión pública contra el estado de Israel. Sucede que el Gobierno que preside había colocado a 2.000 agentes de policía que resultaron insuficientes. La opinión pública es una expresión tan equívoca como la de utilizar la del pueblo de Madrid. Atribuyen a Churchill una célebre cita, le preguntaron qué pensaban los británicos del desarrollo del Segunda Guerra Mundial y respondió que él sabe lo que piensan algunos, pero no todos.
Puede que, como sucede con el político británico, se trate de una paráfrasis, pero explica bien lo que el cronista quiere decir. Fran, ya lo estamos viendo, no es Churchill. Fran habla del pueblo madrileño como el que se bebe un refresco. Y por eso compareció resuelto y satisfecho, explicando lo sucedido y orgulloso de que los madrileños seamos la avanzadilla de Europa contra el estado genocida de Israel.
A ver, delegado, para muchos ciudadanos, sin necesidad de votar al PP o a Vox, viendo la violencia con que el domingo se manifestaban algunos -y algunas- era y será razón suficiente para no estar junto a ellos.
Y si ya están Ione Belarra e Irene Montero, con mayor razón. Valga un recordatorio: en las últimas autonómicas Podemos (en coalición con IU y Avanzar) obtuvo el 4,73% de los votos. ¿A cuántos de estos alentó ayer Sánchez para que fueran a reventar La Vuelta? Pero al marido de Begoña se le ve el cartón: hablemos del genocidio y no de mi mujer; de Netanyahu y no de mi hermano; del estado palestino, pero no del putiferio en que han convertido al PSOE; de nuestro liderazgo mundial en esta cuestión y no del verdadero dueño del retablo, o sea Carles Puigdemont; de los niños muertos por hambre, pero no del fiscal general; del calvario de su mujer en los tribunales o de la soledad que vive en el Congreso. Nunca como ahora se está reflejando con tanta precisión que no ganó las últimas elecciones.
¿Con los violentos o con los policías?
Por eso, por lo visto, conviene preguntarse con quién iba ayer el Gobierno de España, con los manifestantes que escupían y zarandeaban a los ciclistas o con los agentes desplegados para garantizar el final de La Vuelta. Por eso es un insulto que, después de 22 policías heridos, el tal Fran compareciera eufórico por el éxito del reventón de la etapa final. Lo del domingo fue una manifestación política y no popular.
El gobierno, con el manual de instrucciones con que Bildu actúa, lo ha bordado. Pobres policías. Hoy sabemos que no les dejaron actuar, y que esa orden existió. ¿Con quién estaba el tal Fran, con quién Óscar López? ¿Y Marlaska? Marlaska es la prueba de la ineficiencia de este Gobierno a la hora de garantizar la seguridad de un acontecimiento deportivo: «El dispositivo fue absolutamente suficiente», ha dicho el ministro sin que se le caiga la cara de vergüenza. La batasunización del Gobierno. Hay quien piensa que lo peor de Sánchez está por venir. Empiezo a creerlo.
¿Qué será lo siguiente, a qué espectáculo deportivo de dirigirán los intereses políticos de este Sánchez crepuscular? ¿Eurovisión, un partido de fútbol o de la Euroliga de baloncesto en la que participan dos equipos israelíes, Hapoel y Maccabi de Tel Avív? Lo han conseguido, hay que reconocerlo, aunque sea manchando en el mundo la imagen de un pueblo que desea la paz y el final de la masacre con la misma contundencia que los que ayer tiraban vallas a la policía, echaban chinchetas en el asfalto o ponía crucetas en las carreteras.
Pero en mí nombre no habló el domingo el delegado de Sánchez. Y yo formo parte del pueblo de Madrid del que habla. Siga, delegado, siga, haciendo el jabalí, que era la manera con que Ortega se referían a los políticos tozudos, brutos e irreflexivos. Así Óscar Puente llegó a ministro. No sé si le dará tiempo, pero es verdad que el sanchismo progresa adecuadamente. Camino de la matrícula. ¡Pobre pueblo de Madrid cuando en tu nombre hablan!