Antonio Jiménez-El Debate
  • La ministra fue advertida hace veinte meses por el Observatorio contra la Violencia Doméstica y el Consejo General del Poder Judicial que las pulseras no eran fiables y el servicio no garantizaba la protección de las mujeres. El resultado fue que muchos maltratadores quedaron absueltos

Cabalgar contradicciones es el deporte favorito de Sánchez y eso lo saben hasta los pingüinos patagónicos. Presume de tener el gobierno más feminista de la historia y las mujeres, sin embargo, han estado desprotegidas como con ningún otro. Es lo que tiene la propaganda cuando detrás del mensaje no hay más que farfolla o pura tramoya, como esos decorados de cartón piedra de Hollywood que simulan un poblado del oeste o una calle del Nueva York de los años veinte del siglo pasado. Detrás de las fachadas no hay nada.

El gobierno más feminista de España contribuyó, merced a una ley capciosa, ideológica y con más lagunas que todo el ordenamiento jurídico positivo, que violadores y agresores sexuales vieran rebajadas las penas o salieran de prisión sin cumplir íntegramente sus condenas. La perpetradora del bodrio, Irene Montero, con la connivencia de quien se lo permitió, Pedro Sánchez, a pesar de las advertencias y reproches sobre las consecuencias negativas para las víctimas y positivas para sus violadores, salió del Gobierno no sin antes dejar otra herencia envenenada de su paso por Igualdad que también se han cobrado las mujeres.

El contrato de las pulseras telemáticas de «todo a cien» compradas en el chino (AliExpress) con más fallos que los trenes de ‘Torrente’ Puente, para controlar a los maltratadores y alejarlos de sus víctimas, fue el último regalito-servicio que las chicas de la tarta, Irene y Pam, rindieron a las mujeres antes de salir de Igualdad. Dice su sucesora, Ana Redondo, minimizando el problema con la complicidad de Don Alvarone, la Fiscalía siempre al rescate del Gobierno sin importarle matizar su propia Memoria, que no es para tanto y que sólo un uno por ciento de mujeres maltratas pudieron verse desprotegidas durante unos meses por el mal funcionamiento de las pulseras. O sea que para la estridente ministra Redondo el que centenares de mujeres quedaran a merced de sus maltratadores y sufrieran miedo, riesgo letal y ansiedad , fue una nimiedad. Qué habilidad tienen Sánchez y sus ministros para minimizar situaciones de peligro cierto o convertir violentas manifestaciones en pacíficas protestas como se vio en la reVuelta.

La ministra fue advertida hace veinte meses por el Observatorio contra la Violencia Doméstica y el Consejo General del Poder Judicial que las pulseras no eran fiables y el servicio no garantizaba la protección de las mujeres. El resultado fue que muchos maltratadores quedaron absueltos, tras violar la orden de alejamiento, ante la imposibilidad de que el sistema acreditara que la habían quebrado tal y como recoge la Memoria Fiscal: «El fallo ha provocado una gran cantidad de sobreseimientos provisionales o fallos absolutorios».

No obstante, tras afirmar esto, el desvergonzado fiscal general no ha dudado en matizarse asimismo para echarle una mano a la ministra minimizando la situación. Pero aquí no «passsa nada». La histérica Montero, devenida en ‘marquesa de Galapagar’, seguirá gritando y provocando a la Policía protegida por dos escoltas, puro realismo mágico propio de García Márquez, en las manifestaciones pro palestinas mientras se lo lleva crudo de Bruselas a razón de 15.000 euros mensuales; su sucesora en ‘Igual-da’ que da igual, Redondo, no renunciará al ministerio y no asumirá ninguna responsabilidad política mientras Sánchez continuará presumiendo de ser el presidente más feminista de la historia a pesar de haber desprotegido y revictimizado a las mujeres como ningún otro, haberse lucrado de los negocios de lenocinio del suegro y de haber tenido entre los suyos a aficionados, incluido un ex ministro, al sexo de pago. «La Carlota se enrolla que te cagas», pero somos feministas por ser socialistas. Con un par.