Alejandro Entrambasaguas-El Debate
- La delegación del Gobierno redujo la seguridad de los ciclistas de La Vuelta en Madrid dos días antes de su celebración
La Fundación Mundubat, que secunda a Ibon Meñika, el recaudador de la banda terrorista ETA que hoy lidera los piquetes contra Israel, ha recibido 8,6 millones de euros procedentes del Gobierno de Pedro Sánchez. Tal y como ha podido saber El Debate, el organismo encargado de otorgar las subvenciones ha sido el Ministerio de Exteriores. En total, siete concesiones estatales que han sido adjudicadas «sin contraprestación».
Mundubat se presenta en su página web como una ONG que busca «un mundo en el que todas las personas tengan los mismos derechos». Afirma trabajar en áreas como la construcción de paz, la justicia climática y la movilización social y participación política. Ese discurso convive, sin embargo, con un vínculo directo con la plataforma Gernika-Palestina, impulsada y dirigida por el ex etarra Meñika. En campañas recientes, como una recaudación de fondos para Gaza, los organizadores anunciaron expresamente que parte del dinero se canalizaría «a través de la ONG Mundubat», lo que muestra la cooperación activa entre ambas estructuras.
De acuerdo con los datos a los que ha tenido acceso este periódico, las ayudas del Estado a Mundubat se concretan en siete resoluciones que suman 8.651.864 euros. La mayor de ellas, concedida el 15 de noviembre de 2022, asciende a tres millones de euros. Le sigue otra ayuda de 2,25 millones, aprobada el 2 de enero de 2023. A continuación figuran cantidades inferiores: 893.879 euros concedidos el 10 de octubre de 2024, 782.179 euros el 13 de noviembre de 2023, y otra de 640.806 euros el 12 de noviembre de 2024. Finalmente, el 28 de noviembre de 2022 se concedieron dos partidas adicionales, una de 600.000 euros y otra de 485.000 euros. Todas ellas aparecen registradas como entregas dinerarias sin contraprestación económica, gestionadas por la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID), dependiente del Ministerio de Asuntos Exteriores.
Meñika, nacido en Vizcaya, estuvo integrado durante años en el aparato de extorsión de ETA, encargado de cobrar el denominado «impuesto revolucionario» a empresarios y profesionales vascos bajo amenazas de muerte. Fue procesado, condenado y encarcelado por su labor en la financiación de la banda terrorista, que dependía de esos fondos para mantener su estructura clandestina y armada. Tras cumplir condena, reapareció en la órbita internacionalista como portavoz de la plataforma Gernika-Palestina, un colectivo que utiliza el conflicto en Oriente Medio como espacio de movilización y propaganda política. Desde esa posición ha buscado visibilidad, situándose de nuevo en el centro de la acción política radical.
En los últimos días, Meñika ha regresado a la primera línea liderando piquetes y protestas violentas contra Israel. Sus apariciones se repiten en actos donde se mezcla el apoyo a la causa palestina con la confrontación directa contra instituciones y fuerzas de seguridad. La movilización más sonada se produjo en Bilbao durante la etapa de la Vuelta Ciclista a España la semana pasada. El corte de carretera organizado por Gernika-Palestina obligó a suspender la competición a tres kilómetros de la meta. Aquella protesta dejó un balance de tres detenidos, cinco identificados y cuatro ertzainas heridos.
Las protestas se extendieron también a Madrid, donde grupos vinculados a Gernika-Palestina convocaron concentraciones. En la capital se registraron escenas de gran tensión con lanzamiento de objetos, cargas policiales y episodios de violencia callejera. La Policía identificó a varios de los participantes como activistas llegados del País Vasco para reforzar las acciones de protesta. El propio Meñika ha participado en declaraciones públicas denunciando al Estado español como «cómplice de Israel» y llamando a mantener la presión en las calles.
Más allá de las ayudas estatales, Mundubat ha recibido también financiación significativa de otras administraciones autonómicas y locales. El listado del registro de subvenciones muestra que la Diputación Foral de Bizkaia también ha contribuido a financiar esta ONG con dinero público con 1.329.998,45 euros, la Comunidad Foral de Navarra con 878.971 euros y el Ayuntamiento de Vitoria con 461.927,25 euros, entre otros. Además, también existen aportaciones de Cataluña, los ayuntamientos de Bilbao, Barcelona, Pamplona o Hernani, y distintas diputaciones provinciales.
Vínculos con organizaciones terroristas
La organización israelí NGO Monitor, encargada de proporcionar información, análisis, promover la rendición de cuentas y apoyar el debate sobre los informes y las actividades de las ONG que afirman promover agendas humanitarias y de derechos humanos, señala cómo parte de los fondos públicos que recibe Mundubat acaban en organizaciones que, según el Ministerio de Defensa de Israel, están vinculadas al terrorismo.
En concreto, señalan que Mundubat colabora con organizaciones palestinas que Israel y diversos observadores internacionales vinculan directamente al Frente Popular para la Liberación de Palestina (FPLP), considerado grupo terrorista. Entre sus socios figuran Addameer, la Unión de Comités de Mujeres Palestinas, Defensa de los Niños Internacional-Palestina, Comités de Trabajo de Salud, la Unión de Comités de Trabajo Agrario o el Centro Bisan. Varias de estas entidades han contado con directivos condenados por pertenencia o colaboración con el FPLP.
El segundo gran aspecto crítico es su papel destacado dentro de las campañas de boicot, desinversión y sanciones contra Israel, lo que consideran que forma parte de una agenda política internacional que busca la aislación total del Estado israelí en los ámbitos comercial, cultural y diplomático. Mundubat ha promovido embargos de armas, boicots a Eurovisión, presiones a empresas como CAF, campañas para que la Unión Europea prohíba el comercio con asentamientos israelíes y declaraciones en las que se acusa a Israel de genocidio, apartheid o limpieza étnica. Esto sitúa a la fundación no solo como una ONG de cooperación, sino como un actor de activismo político radicalizado que, con financiación pública española, alimenta la narrativa y las redes de un movimiento internacional con conexiones sensibles al terrorismo palestino.