Gabriel Albiac-El Debate
  • Discurso del Rey, discurso del presidente del Gobierno… ¿Expresión de dos Estados? ¿O expresión de dos naciones?

Existen dos visiones de Estado acerca de la devastadora guerra que enfrenta, desde hace casi ya dos años, al ejército de Israel y a la guerrilla terrorista Hamás sobre el territorio de Gaza. Es una guerra cuya cifra más alta de víctimas recae sobre la población civil. Y es así porque uno de los contendientes así lo ha querido e impuesto. Hamás no es un ejército regular. Es un grupo terrorista eficacísimo. Pero nunca podría mantener una confrontación abierta con un ejército moderno. Su alternativa de combate es obscena pero eficiente: parapetarse tras la población civil, cuyos intereses dice defender.

Gaza encierra una de las tasas de población más altas del mundo. A la que ninguna ha administración política ha sabido dotar de medios económicos propios. Y cuya población vive bajo la dependencia de las ayudas humanitarias que distribuye la UNRWA, ese brazo humanitario de Hamás. Los términos del chantaje quedan así cerrados: cualquier gazatí que haya querido sencillamente comer en los tres últimos decenios ha tenido que hacerlo en la palma de la mano de Hamás. Una completa red de túneles blindados da refugio a los terroristas. Los puntos nodales de esa red, desde donde operan los centros de mando, están estratégicamente ubicados bajo zonas de alta población: preferentemente, escuelas y hospitales. La construcción de ese «Metro de Gaza» –unos 500 kilómetros de recorrido– exige inversiones mastodónticas. Sólo eso explica que, en la zona del mundo con mayor cifra de ayudas internacionales, no haya surgido un solo germen de inversión productiva. El dinero se ha ido en cemento y armas.

Dos hipótesis –y sólo dos– se abrieron paso en la Asamblea General de la ONU a la hora de analizar y valorar la guerra.

A) La que consiste en entender esa guerra como toda guerra. Y, como para cualquier guerra, constar en ella los tres momentos que Carl von Clausewitz define como inevitables: «1. La destrucción del enemigo, por poco significativo que sea. 2. La toma de su capital… 3. Un golpe eficaz contra su principal aliado». El tercero de esos momentos fue ejecutado con precisión quirúrgica: en el Líbano bajo dominio de la Yihad y en su patrón, el Irán nuclearizado. Los dos otros objetivos siguen en curso, generando una mortandad espantosa. La única posibilidad de que esa mortandad se detenga está en la rapidez con la que el ejército de Israel acabe por destruir a Hamás y proceda a cegar en su totalidad la red de túneles parapetada bajo edificios civiles. Constatar el horror de esa situación exige un milimétrico análisis que eluda proclamas retóricas, obscenas en algo tan grave. Exige un doble envite: condenar el pogromo cometido por Hamás hace dos años y llamar a un acuerdo de paz asentado sobre la previa liberación de los ciudadanos israelíes entonces secuestrados: «Seamos claros, condenamos rotundamente el execrable terrorismo de Hamás y especialmente aquella matanza brutal del 7 de octubre de 2023 contra la población israelí y reconocemos el derecho de Israel a defenderse. Pero, con la misma firmeza, demandamos que el gobierno de Israel aplique sin reservas el derecho internacional humanitario en toda Gaza y Cisjordania. Exigimos que la ayuda humanitaria llegue sin dilaciones, un alto el fuego con garantías y la liberación inmediata de todos los rehenes que aún retiene Hamas con tanta crueldad».

B) La posición que, parapetada tras un uso canalla del término «genocidio», hace caer en exclusiva la responsabilidad de la actual tragedia sobre el país inicialmente atacado: Israel. Ni siquiera sobre su gobierno; sobre la nación de Israel en su conjunto. Y que ni siquiera se digna hacer mención del pogromo que dio origen a todo, ni exige que los ciudadanos y cadáveres israelíes secuestrados sean devueltos. Se instala, así, en la construcción de un enemigo diabólico en torna al cual blindar un electorado al cual le es falseada la horrible realidad de esa guerra convertida en una anécdota más de la inmemorial perversidad judía. Proclama: «Es el momento de trabajar en la fase de estabilización que sólo puede recaer en el gobierno de la autoridad Palestina, a la que España está comprometida y determinada a apoyar y reforzar. Señoras y señores, como sabrán, España tomó la decisión de reconocer al Estado de Palestina el pasado 28 de mayo».

El entrecomillado A) pertenece al discurso del Rey de España; y es en todo similar al del resto de los estadistas europeos. El entrecomillado B) pertenece al discurso del presidente del Gobierno de España; y calca el espíritu de las dictaduras tercermundistas que son aplastante mayoría de la Asamblea General de la ONU.

Discurso del Rey, discurso del presidente del Gobierno… ¿Expresión de dos Estados? ¿O expresión de dos naciones?