José Alejandro Vara-Vozpópuli
- Andalucía huele a precampaña. Todo listo por si adelanta Sánchez. El chantaje catalán hunde a MJ Montero y da impulso a una nueva absoluta del PP
Andalucía es una región con dos millones de perros, según las últimas estadísticas. El 20 por ciento del total del parque nacional de cánidos. España es el segundo país de Europa en este apartado, después de Alemania. Juanma Moreno, que es un tipo avispado, financiará con cien euros en gastos de veterinario. Doble acierto, porque complace al personal con chucho y despierta la ira del nacionalista catalán, que embiste en cuanto le plantan el trapo del sur en el hocico. Jordi Turull, un zangolotino que estuvo entre rejas por golpista y que ejerce de mayordomo de Puigdemont en Cataluña, cayó en la trampa con su habitual torpeza y se quejó de que ‘aquí no podemos dar becas de comedor o pagar la dependencia porque con el dinero de los catalanes se subvencionan los animales de compañía de los andaluces ”. MJ Montero se acordaría de la abuela de su socio de investidura. Juanma Moreno reaccionó gozoso y desplegó la retahíla al uso: “Agravio supremacista, xenofobia agresiva, ellos reclaman la independencia y no permiten a los demás el derecho a gobernarse. Ya está bien que nos traten como si fuéramos inferiores». Pudo ir más allá y hurgar en la herida de las afrentas del separatismo del virolai y els segadors contra el sufrido campesino del sur. Bastaría con un leve repaso, como hizo días atrás Pablo Planas, en Crónica Global, por aquello del contexto. Así. Jordi Pujol: “El hombre andaluz constituye la muestra de menos valor social y espiritual de España”. Nuria de Gispert, que ejerció de presidenta del Parlament de allí: “Los extremeños no quieren más competencias porque entonces tendrían que trabajar”. Duran Lleida, democristiano de Unió, monaguillo de Pujol: “Con lo que los catalanes damos al Estado, los andaluces reciben un PER para pasarse el día en los bares”. Artur Mas, semoviente tóxico, pérfido intrigante, con él empezó todo: “A los niños andaluces no se les entiende al hablar”. El terreno está abonado sin necesidad de que venga Turull, con su cara de albañil carnoso, para alegrarle el día al ladino Moreno, llámale Juanma. ¿Qué más necesita que el PP que un rebuzno faltón nacionalista cuando asoman las urnas por el horizonte? Unos comicios relevantes, por ser Andalucía lo que fue para el PSOE y porque, junto a las de CyL, definirán la potencia política de los bloques.
Solo lo votan en Cataluña
La cita andaluza es para junio del próximo año salvo que Sánchez adelante. Entonces habrá un movimiento general. Las andaluzas, las extremeñas, las valencianas… Todos a una, a aprovechar el tirón hacia el infierno del PSOE. El líder andaluz, en previsión de bailes de calendario, ya ha puesto en marcha su máquina preelectoral. Bajar impuestos y aliviar castigos fiscales es la prioridad. Así, además de la ayuda veterinaria, se suman otras ofertas importantes para el ahorro del contribuyente. Rebajas de alquiler de vivienda a los menores de 35 o mayores de 65, cien euros en gimnasios, ayudas a los celíacos, casi 40.000 en la región más poblada de España. Siete rebajas lleva en los últimos meses. Y habrá más. Está que lo tira. Hay que asegurar la renovación de la absoluta. La inmigración y el bolsillo es lo que mueve el voto. En lo primero, Vox lleva la delantera. En lo segundo, es la Junta quien tiene la manija de agradar. En la cita de 2022, el PP escaló hasta los 58 escaños (la mayoría son 55). El PSOE se quedó en un melifluo 30 y Vox en 14. Se anuncian notables variaciones. Algunas encuestas prevén el ‘sorpaso’ de Vox sobre el PSOE en voto directo. No corre riesgo el liderazgo del PP, al parecer. La propuesta de Feijóo sobre inmigración, british style, puede ayudar. Pero lo que más suma es el efecto de El perro andaluz, que suena como homenaje a Buñuel pero que anuncia el fin de la carrera de MJ Montero. La candidata socialista brujulea exánime en una tormenta de adversidades. La marea de la corrupción anega su despacho, con un jefe de Gabinete -la mano en el fuego- bajo sospecha y quizás pronto imputado. La manga ancha de Hacienda con el hermanísimo que residía en Portugal pero vivía en Moncloa para no tributar en España, el sadismo impositivo del gobierno de los apagones, de los trenes que no llegan, las carreteras hechas un gruyère, la luz más cara de Europa, la renta familiar por debajo de hace veinte años, la vivienda colapsada, los jóvenes hacinados en la caseta del perro, la incesante fuga de talentos y la carga fiscal más brutal de la UE. Casi un centenar de nuevos impuestos en el septenio sanchista. Un panorama imposible. A Sánchez ya solo lo votan en Cataluña.
Dos burros y dos frailes
Y ahora el patinazo del perro, gozoso para Juanma y espanto para el PSOE. Ha arrinconado el trampantojo del ‘genocidio’ de Gaza y centrado el debate en lo que cuenta, ‘en lo nuestro’. Imposible votar a una candidata socialista esclava de los puigdemones. Escribió Buñuel en Mi último suspiro, uno de los mejores libros de cine, que El perro andaluz no era sino “un llamamiento al asesinato”. El realizador aragonés fue un poco anarquista en su juventud. Luego derivó en bolchevique mexicano y en republicano afrancesado. Finalmente se proclamó ‘ateo gracias a Dios’. Él aportó al filme la navaja de afeitar que atraviesa el ojo de la dama y Dalí ideó la mano agujereada de la que emerge un ejército de hormigas. El pregonero de Puigdemont ha redondeado la escena, angustiosa e inquietante, en la que un obseso babeante arrastra dos pianos con sendos burros muertos, dos frailes atados del cuello y le ha añadido a la pobre vicedós a la cola en el papel de la damisela perseguida y emparedada. Los arroja a todos por el balcón. El surrealismo es el territorio de los sueños. La dentellada del perro andaluz será real.