Pablos Sebastián-Vozpópuli

  • El último recurso del presidente del Gobierno para mantenerse en la Moncloa

El discurso del Rey Felipe VI ante la Asamblea General de Naciones Unidas, en el que criticó con dureza los ataques del gobierno de Israel a Gaza y exigió el final de la agresión, ha provocado críticas de dirigentes de la derecha española de Vox e incluso desde el PP, como hizo Isabel Díaz Ayuso al afirmar que ‘el Rey reina pero no Gobierna’, que es lo que ella hace en el PP desde la Comunidad de Madrid. Críticas desde la derecha que en el entorno del Palacio Real fueron calificadas por un certero analista como rancio ‘republicanismo falangista’. Las palabras del monarca en la ONU -sin mencionar el ‘genocidio’- reflejan el sentir mayoritario de los españoles a propósito del desastre humanitario de Gaza, que el líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, tildó de ‘masacre’.

Histórico discurso

Pero puede que, más que el discurso del Rey, lo que indignó a la derecha fueron las fotos (los fotógrafos siempre están ahí) de cómplices risotadas del Rey Felipe VI y del presidente Pedro Sánchez en la bancada de la Asamblea General. ¿De qué o de quién se reían?. ¿Acaso de Yolanda, Feijóo, Puigdemont, o del juez Peinado? Ya causó sorpresa y malestar que el Rey no hiciera ni dijera nada sobre la notoria presencia del procesado (y camino del juicio oral por la presunta ‘revelación de secretos’) Fiscal General del Estado, Álvaro García Ortiz en la solemne sesión de apertura del ‘año judicial’ que presidió el monarca. Lo que contrasta con aquel memorable discurso del Rey Felipe VI de 3 de octubre de 2017 (ahora hace 8 años’) en el que el monarca denunció el golpe de Estado catalán y exigió al presidente Rajoy (que no reaccionó como debió ante la ‘desconexión’ de Cataluña de España aprobada en el Parlamento catalán) exigiendo el monarca al presidente la reposición del orden constitucional. El orden constitucional que nuevamente está amenazado por la actual deriva autoritaria del presidente Sánchez, en este su agónico fin de régimen autocrático y desesperado que ahora pretende mantener en pie hasta la cita electoral de 2027, sin Presupuestos del Estado y bajo continuas amenazas de sus aliados nacionalistas y de la extrema izquierda. Y vamos a ver cómo se afronta desde el Palacio de La Zarzuela la cita del 20 de noviembre sobre el 50 aniversario de la muerte de Franco y la coronación del Rey don Juan Carlos.

Plebiscito sobre la Monarquía

El que está a punto de publicar sus memorias, tituladas Reconciliación y que ahora vive en su exilio itinerante en Abu Dabi por imposición de su hijo Felipe VI y del presidente Sánchez. A lo que se añade el veto al Rey emérito a pernoctar en el Palacio de La Zarzuela cuando visita Madrid. Y a pesar de que su condición oficial de ‘Rey Emérito’ le otorga un tratamiento similar al del heredero de la Corona, la princesa Leonor. Como parece vetada por la Reina Letizia que se publique fotografía alguna en la que aparezcan juntos don Juan Carlos y su nieta Leonor. Fotografías como las que se pudieron hacer durante la recepción ofrecida en el Palacio de El Pardo con motivo de la mayoría de edad de la princesa Leonor. La que, en dicho acto, saludó a su abuelo cuadrándose y diciéndole: ‘¡A sus órdenes, Majestad!’. Al fondo de todo ello y de la presunta ‘complicidad’ entre Felipe VI y el presidente del Gobierno, podría estar el temor de que un Pedro Sánchez cada vez más acorralado por la corrupción de su entorno político y familiar, se decida a la desesperada a plantear una ‘consulta nacional’ sobre la forma del Estado entre la Monarquía y la República. Lo que se evitó de manera expresa en la Transición y se dio por hecho tras incluir el modelo de una ‘Monarquía parlamentaria’ en el texto, refrendado por una abrumadora mayoría, de la Constitución de 1978.

«Has faltado al honor de tu padre»

Y en la lontananza quedan ahora la restauración de la Monarquía llevada a cabo por Franco en 1969 cuando nombró a Juan Carlos príncipe heredero de la Corona. Lo que don Juan Carlos aceptó sin consultarlo con su padre el Conde de Barcelona, don Juan de Borbón a quien don Juan Carlos, rompiendo la línea dinástica de la Corona de España, le informó con una carta a su padre, exiliado en Estoril, de su aceptación de la propuesta de Franco. Carta que don Juan respondió con otra misiva a su hijo que comenzaba así: ‘Hijo mío, la República está basada en la libertad y la Monarquía en el honor y tú has faltado al honor de tu padre el Rey’. Una fractura dinástica que don Juan, generosamente, arregló cuando en 1977 y en un emotivo acto, renunció en favor de su hijo, el ya Rey Juan Carlos I, a sus derechos dinásticos, ‘¡por España!, dijo Don Juan.

La Monarquía que lidera Felipe VI sigue manteniendo en las encuestas un alto índice de reconocimiento y apoyo mayoritario. Y, desde luego, no está necesitada de la que parece ser la más excesiva actividad del Rey Felipe VI y de la Reina Letizia en su abultado calendario en la entrega de premios, condecoraciones y títulos nobiliarios (¿cerca de 40 al año?). Algo que no ocurre en las monarquías europeas y con lo que La Zarzuela pretende una presencia continuada y provocada en los medios de comunicación. La posición de Felipe VI, ante el creciente deterioro institucional y el agotamiento del régimen patitocrático español nacido de la Transición, no es nada fácil. Como tampoco lo es la función ‘moderadora’ que le confiere la Constitución y en la que se incluye la constante tensión entre el monarca y un presidente del Gobierno que juega a presidencialista prorepublicano y que guarda en la recámara de su permanencia en el poder la ‘bala de plata’ de una ‘consulta nacional’ sobre la Monarquía y la República para movilizar a la izquierda con vistas a la próxima cita electoral.