Jorge Sanz Casillas-El Debate
  • No habían pasado siete meses de la moción de censura y ya se estaban repartiendo sobres. Qué habilidad para el mamoneo y qué impericia para todo lo demás

Desde que la nueva política quiso elevar los estándares de la dimisión (para luego no aplicárselos) hemos visto casi de todo. Quizá el caso más llamativo sea el de Francisco Camps, que estuvo imputado una docena de veces y hoy tiene el contador a cero, previo paso por una muerte civil y una pena de Telediario que nadie querría para sí mismo. Lo único cierto es que, a día 5 de octubre de 2025, el expresidente valenciano tiene menos antecedentes penales que Irene Montero. Y adivinen quién va dando lecciones de ejemplaridad por la vida.

Quiero decir con esto que a menudo hay una distancia kilométrica entre la verdad policial y la verdad judicial. Y que de lo que sale en los informes de la UCO a lo que aparece luego en las sentencias hay un trecho. Sin embargo, hay una cosa que no sale en ese último informe de la Guardia Civil. Una cosa que podemos afirmar sin temor a equivocarnos: y es que la cúpula del PSOE no vino a la política para servir sino a servirse. Y que no había pasado un año de la moción de censura y ya estaban pegándose la gran vida.

Porque el tiempo dirá si todo este intercambio de chistorras, soles y lechugas merece reproche penal, pero lo que sí merece desde ya mismo es el reproche moral. Toda esta gente se alió con la mayor purrela de este país no para regenerar nada, sino para repartirse los últimos coletazos del Estado de bienestar. Se empaquetaron con la ETA, sacando a los asesinos de las cárceles. Se mezclaron con el separatismo, para defender junto a ellos los indultos, la amnistía y el cupo fiscal. Y se encamaron con Podemos y Sumar, para hacer todo lo demás. Que qué porquería de partido, por cierto, que rechaza el plan de paz por Gaza que sí aceptan los terroristas de Hamás. Vivir para ver. A la feminista Yolanda Díaz le caen los violadores del 7 de octubre a la derecha, quién nos lo iba a decir.

Estos son los cómplices del Gobierno más grande y caro de nuestra historia, que se ha demostrado incapaz de construir vivienda en siete años pero que a los siete meses ya se estaba repartiendo la pasta. Ahora la pregunta es: ¿hasta dónde aguantarán estos mismos socios? Porque cuando reventó el informe de Santos Cerdán dijeron que sí que sí, que muy grave y qué bochorno, pero que ahí aguantarían mientras no hubiera indicios de financiación ilegal. Ahora que los hay, ¿dónde llevarán la línea roja? Ya respondo yo: donde haga falta con tal de seguir exprimiendo a un presidente de paja. Tengo verdadera curiosidad por ver qué opina de todo esto el PNV. Ahí te quiero ver, Aitor Esteban.