Cristian Campos-El Español
  • Con 1,5 millones de compatriotas que cada día se ausentan de su trabajo, y un coste de 45.000 millones de € anuales, en España hemos descubierto, al fin, la fórmula mágica para vivir sin trabajar.

El último informe de la Fundación Civismo sobre absentismo laboral en España revela una realidad fascinante: nuestro país se ha convertido en el paraíso mundial de las bajas laborales.

Es cierto que hay otros países del planeta donde se trabaja menos que en España. Cuba, Corea del Norte o Venezuela, por ejemplo.

Pero sólo en España hemos convertido el absentismo en un derecho que parece obligatorio ejercer para confirmar que sigue en pie. «Los derechos que no se ejercen no existen» o algo así.

“¿Por qué lo llaman absentismo cuando es un derecho?” dicen en CCOO. “¡Demonizan a los trabajadores!”.

Con 1,5 millones de compatriotas que cada día deciden no presentarse en su puesto de trabajo, y un coste de 45.000 millones de euros anuales (el PIB anual de países como Colombia, Rumania o Libia), parece que en España hemos descubierto al fin la fórmula mágica para vivir sin trabajar.

En realidad, la fórmula no es tan mágica como podría parecer: consiste en quedarte en casa mientras otro trabaja el doble por ti.

He aquí veintiuna razones de peso para sumarse a esta exitosa tendencia nacional.

1. España lidera las tasas de absentismo de la UE con un 6,5% de ocupados ausentes por “enfermedad” frente al 4,7% de la media europea. Propongo nuevo lema nacional: “Soy español, ¿de qué quieres que enferme?”.

2. El País Vasco y Canarias (9,1%) son los líderes del absentismo nacional. ¿Quién iba a decir que los vascos compartían ARN con los canarios, ¿eh? La verdadera unidad de destino en lo universal de los españoles, a la vista está, es el absentismo laboral.

3. Madrid, con “sólo” un 6,2% de absentismo, necesita urgentemente ponerse al día con el resto del país. Los madrileños trabajan demasiado para ser considerados españoles de verdad. ¡Hay que euskerizar a esos mesetarios que se empeñan en trabajar!

4. El sector postal y de correos señala el camino con un espectacular 12,5% de absentismo. Claramente, repartir cartas es una tarea de alto riesgo que requiere frecuentes descansos.

5. Los servicios en edificios y la jardinería alcanzan el 11,5%. Cortar el césped y limpiar ventanas también supone un peligro mortal para la integridad física. Qué menos que dos o tres meses de vacaciones al año, como los niños de primaria.

6. En el sector sanitario registran un 10,5% de absentismo. La ironía es deliciosa: los que nos curan son los que más se ponen «enfermos». Hasta tenemos una ministra de Sanidad que aprovechó la Covid-19 para pillarse una oportuna baja de varios meses. Que no se diga que los políticos no predican con el ejemplo.

7. Porque España gasta el doble que la media europea en bajas médicas, lo que demuestra la inmensa generosidad de nuestro erario público. ¿Para qué ahorrar cuando se puede tirar de deuda que ya pagarán dentro de unas décadas los hijos de los demás?

8. Porque la duración media de una baja española supera los cuarenta días, frente a los veinticinco días de alemanes y holandeses. Los españoles somos claramente más delicaditos y necesitamos más tiempo para recuperarnos, como las flores de estufa.

9. Porque sólo el 15% de los procesos prolongados cuentan con planes de reincorporación frente al 50% de los países nórdicos. Menos control significa más libertad para prolongar el descanso. ¡Si nadie te ve no es pecado y que te echen un galgo!

10. Porque las empresas ya pagan 4.600 millones de euros anuales por el absentismo, un 62% más que en 2019. Si las empresas pueden permitírselo, ¿por qué no aprovecharlo?

11. Porque en sectores como el informático sólo hay un 3,5% de absentismo. Está claro que trabajar sentado frente a un ordenador es demasiado fácil. Hay que buscar profesiones más «exigentes». Como la de podar flores.

12. Porque Baleares, con solo un 5,6% de absentismo, nos avergüenza a todos. Propongo un plan de choque para que los baleáricos empiecen a quedarse en su cama por las mañanas hasta que la tasa de molicie en las islas alcance la media nacional.

13. Porque la Seguridad Social destina 15.000 millones de euros anuales a prestaciones por incapacidad temporal. Con esa generosidad del sistema, sería una descortesía no participar. Qué menos que poner el cazo, como el resto de los españoles.

14. Porque, según el informe de la Fundación Civismo, las bajas por salud mental están de moda, especialmente entre los menores de treinta años. La ansiedad que provoca trabajar es, sin duda, una enfermedad del siglo XXI que requiere tratamiento prolongado. De la ansiedad que genera tener que trabajar para mantener a tu familia y, como bonus extra, a los que están de baja porque tienen ansiedad por tener que trabajar hablamos otro día.

15. Porque desde 2013 los niveles de incapacidad temporal se han duplicado en España. Claramente, el cambio climático está afectando de forma desproporcionada a los españoles.

16. Porque el absentismo cuesta más que el presupuesto destinado a las universidades españolas. Si preferimos invertir en no trabajar antes que en educación, algo sabremos de la vida, ¿no?

17. Porque perdemos 368,7 millones de jornadas laborales al año, un 52% más que en 2018. Es una progresión envidiable que demuestra nuestra solidaridad con las lombrices intestinales y los ácaros de la sarna.

18. Porque el 80% del trabajo de los detectives privados españoles consiste en la investigación de bajas fraudulentas, creando empleo en un sector en crecimiento. No trabajar, paradójicamente, genera oportunidades laborales. ¡Todo son ventajas!

19. Porque en un país donde se gasta más en no trabajar que en políticas activas de empleo, está claro dónde están las prioridades nacionales. El mensaje es inequívoco: rascarte las narices renta más que trabajar. Tonto serás si no lo aprovechas.

20. Porque si no nos sumamos a esta tendencia nacional, corremos el riesgo de quedarnos como los únicos españoles trabajando mientras el resto disfruta de una baja médica permanente financiada por nuestros impuestos.

21. Porque mientras los alemanes producen 50,8 € por hora trabajada y los holandeses 58,4 €, los españoles apenas alcanzamos los 39,4 €. ¿Y quién quiere ser un alemán avaricioso o un holandés productivo pudiendo ser el dipsómano titular del bar más cercano a tu casa y pasarle la cuenta a tu cuñado, que se empeña en trabajar?

La ironía final es que mientras escribía esta columna sobre absentismo, 1,5 millones de españoles que viven de mi trabajo se saltaban el suyo. Algunos, incluso, por motivos justificados.

Quizá alguno de esos desertores del trabajo esté leyendo ahora este artículo desde su sofá, de baja por estrés laboral.

Si ese es el caso, mis más sinceras felicitaciones. Mejor fuera que dentro.