Juanjo Sánchez Arreseigor-El Correo
Porque ciertamente el acuerdo de paz se romperá. No puede ser de otra manera porque los líderes de ambos bandos únicamente ansían la guerra y ninguna otra cosa. Esta pausa en los combates podría ser larga pues ambos están muy fatigados. Hamás ha sufrido muchísimos más daños y se encuentra en mucha peor situación, pero los israelíes también han sufrido un duro desgaste a múltiples niveles, se han metido en un callejón sin salida estratégico y quieren recuperar a los rehenes que todavía estén vivos. Aun así, Netanyahu hubiera seguido combatiendo de no ser por las duras presiones de Donald Trump.
Pero los deseos básicos de ambos bandos no han cambiado. Hamás está formada por sanguinarios fanáticos. Quiero decir, verdaderos fanáticos, fanáticos hasta el tuétano, que se toman de manera literal sus creencias dogmáticas. No son como la mayoría, que suelen ser meros cenutrios que adoptan una pose agresiva e intransigente para parecer más duros y más masculinos. Hamás cree de verdad que únicamente Dios es victorioso, de manera que al final los ‘infieles’ (judíos) serán destruidos por las llamas de la Ira Divina, aunque todos los seres vivos de Gaza, incluyendo los guerreros de Hamás e incluso la mayoría de sus líderes, hayan de sacrificarse como leña para dicha hoguera. Sin embargo, el grupo terrorista se ha visto obligado a buscar una pausa en los combates para evitar su completa aniquilación ante una fuerza aplastantemente superior, que no conoce la piedad.
Por su parte, Netanyahu y gran parte de las clases dirigentes israelíes creen de verdad que, debido al fanatismo religioso, el nacionalismo árabe y los rencores acumulados, es totalmente imposible una paz duradera con los árabes, de manera que el único camino para la supervivencia de Israel es la expansión territorial, que únicamente es sostenible limpiando étnicamente los territorios conquistados. Por lo tanto Gaza tiene que caer, y Cisjordania, y el sur del Líbano, y el Sinaí, y la cuenca oriental del Jordán, y el suroeste de Siria, y…
Pero los israelíes estaban atascados en Gaza, pues los egipcios habían blindado la frontera y luego habían reforzado y duplicado los muros y las salvaguardias, de manera que era inviable despoblar la Franja. Eso dejaba a Netanyahu dos opciones: negociación o genocidio. Escogió la segunda pero le han forzado a cambiar de opinión… por el momento.
Haciendo de la necesidad virtud, el presidente israelí va a poder rescatar a los rehenes y dar un descanso a sus fuerzas. Hamás también va a recomponerse de forma clandestina, sin que importe qué administración civil gobierne Gaza, pero eso no es problema para Israel. Hamás son verdaderos fanáticos. No razonan como la gente normal. Netanyahu solo necesita esperar a que cometan una nueva atrocidad.