- Entonces, ¿por qué no iban a hacer lo mismo con el CIS? Porque los Gobiernos quieren saber la verdad a la vez que quieren ocultarla
Llevo días riéndome de la última creación de Tezanos. Al calmarme por fin, lejos de la lógica satisfacción por tantas endorfinas liberadas, siento la presencia de una sombra. La sombra de la duda. ¿Y si sí? Como un anuncio de la lotería, solo para mí y en plan chungo. ¿Y si lo de Tezanos tiene sentido? Entonces tengo que recordarme lo que tantas veces me he resistido a creer, lo que debería dar por descontado y siempre reaparece, aquello a lo que no te puedes acostumbrar sin malearte para siempre: los socialistas españoles no tienen ningún límite a la hora de tomar y conservar el poder. Ninguno. Son capaces de maldades inconcebibles. Las han hecho y las volverán a hacer.
No hay razón para esperar escrúpulos a la hora de convertir un organismo público que se supone neutral en bombardero de mentiras a lanzar regularmente sobre la población. El CIS está obligado por ley a la neutralidad y la objetividad. ¿Y qué? Tiene a disposición del público sus microdatos. ¿Alguien se molesta en consultarlos y desnudar la manipulación? El CIS dice perseguir el conocimiento científico de nuestra sociedad. Los maleados se estarán mofando: «Girauta, no te creía tan inocente». Vale, me declaro culpable de inocencia, pero el problema no se soluciona depravando nuestra mirada del mundo como respuesta a la infinita depravación del sanchismo. Claro que el Gobierno ha colonizado todas las instituciones. Claro que ha convertido RTVE en una quimera con cabeza de terrorista callejero, vientre de analfabeta funcional y cola de narconolivariano. Claro que el TC hace de TS. Claro que la Fiscalía es el despacho de abogados de la familia Sánchez. Entonces, ¿por qué no iban a hacer lo mismo con el CIS? Porque los Gobiernos quieren saber la verdad a la vez que quieren ocultarla.
También los gobiernos están interesados en conocer la situación real de sus economías, por eso se hace difícil mentir con los índices macroeconómicos. Se dirá, con razón, que el sanchismo ha inventado categorías nuevas, ha dado nuevos nombres a la realidad para transformar nuestra percepción. Aunque la realidad, desde que el Concilio de Trento acabó con la magia (no la ciencia), se empecina en no responder a los hechizos. O sea, la choni de las tertulias puede sostener que el paro es x esgrimiendo un papel oficial, pero el mundo no choni sabe lo que son los fijos discontinuos. Nada parecido ocurre con los resultados de los sondeos del CIS, que arroja encuestas como quien lanza bombas, para arrasar objetivos. Las previsiones de voto al PSOE nunca guardan la menor relación con lo que afirman el resto de casas encuestadoras. No hay cocina sino alquimia, pues nadie es capaz de hacer ingeniería inversa con las bombas de Tezanos, que simula resultados cuando en realidad empuja a ellos. Una parte de la sociedad se cree sus encuestas solo porque aparecen en todos los medios de comunicación, y mantener animada a esa parte es lo único que necesita Sánchez.