Ayer no era el día, dijo Sánchez cuando Feijóo trató de preguntarle sobre los casos de corrupción que lo rodean por todas partes, incluido el istmo. Hoy sí va a ser el día. El lugar, la comisión de comparecencia del Senado. Y el protagonista va a ser él, que ayer estuvo en modo parapeto. Se parapetó por la mañana en el Congreso detrás de las víctimas. Por la tarde se parapetó detrás de los Reyes y de Mazón, que se llevó casi todos los insultos.

Hoy mentirá, como mintió en su declaración de guerra a las Universidades privadas, que calificó de ‘chiringuitos’, cuando ya tenía adoptada la decisión de matricular a su hija segunda en uno de ellos. Mentirá porque no sabe hacer otra cosa y también porque es su mejor opción entre dos malas. Si dice la verdad debería ir al Supremo de la misma. Si miente estira un poco el chicle hasta que se demuestre la patraña.

Hay ocasiones en que uno siente un cierto orgullo de pertenecer a este oficio cuando se mira en los mejores y en el trato que estos reciben de los que no lo son. Pongamos que hablo de David Alandete, un  gran corresponsal de la prensa española en Estados Unidos. Dos miembros de la chusma sanchista que ejerce (o no) tareas de Gobierno, Margarita está linda la mar y el homínido Puente lo han acusado de buscar declaraciones contra España. ¿Cuán era la razón? Que en una rueda de prensa en la Casa Blanca, Alandete había preguntado a Trump más de una vez por el asunto de España y la OTAN.

Por preguntar. No parece que Robles ni Puente hayan oído hablar de Jeremy Paxman, el periodista de la BBC que formuló 14 veces la misma pregunta al ministro del Interior consertacarovador, Michael Howard, que trataba de escaquearse. La Royal Television Society lo premió por la insistencia. El País y la SER destacaron la actitud de Paxman a quien llamaban ‘periodista de raza’.

Alandete hizo una excelente intervención en el Congreso, aunque no fue perfecta por un pequeño detalle. Dijo: “Han llamado a un juez aquí ‘loco’, ‘demente’. Pero es que ni en Turquía he visto yo que suceda algo así”. No ha sido a un juez. Uno, en su modestia, recuerda por lo menos tres: A Marino Barbero, instructor del caso Filesa. Loco y ególatra justiciero lo llamaron. Rodríguez Ibarra llegó a compararlo con la banda terrorista ETA: «El señor Barbero quiere intervenir en política sin presentarse a las elecciones dictando sentencias, abriendo y cerrando sumarios, al igual que hace ETA, que quiere participar en la vida política poniendo bombas».

Loca y nazi llegaron a llamar a la juez Alaya, instructora del caso de los Eres. Los socios de Gobierno también llamaron loco a Juan Carlos Peinado a quien la prensa amiga rebautizó como ‘Caballo loco’. Los socios golpistas del Gobierno pintaron el insulto ‘fascista’ al juez Pablo Llarena en la puerta de su casa. En general, a todos los jueces inamistosos, el socialismo les ha reprochado querer hacer política sin haber ganado las elecciones que les facultarían para ello.

Patxi López sigue siendo lo más discapacitado del ruedo ibérico. Se puso jacarandoso al criticar a María Guardiola de utilizar las instituciones por su adelanto electoral. “El año pasado tampoco tenía presupuestos y no convocó elecciones”…

Eva Potcheva lo ponía en su sitio: “El Estatuto de Autonomía de Extremadura prevé la prórroga de los presupuestos si no se aprueban a tiempo, pero no la prórroga de la prórroga de la prórroga (artículo 78.5) Por eso la presidenta Guardiola cumple el Estaturo. Por cierto, lo mismo dice la C.E. (art.134.4): se prorrogan los presupuestos del ejercicio anterior, no una prórroga previa”.

Juan Carlos Girauta se sorprendía por la novedad que incorporaban TV espantosa y El País que la citaba: “Pilar Alegría  comparecerá junto Félix Bolaños y Diana Morant, tras aprobar la nueva Ley de Enjuiciamiento Criminal en el Consejo de Ministros” y lo expresaba así: “Espera, que el Consejo de Ministros ahora aprueba leyes”. En su comparecencia, el bolo Bolaños dijo la mismo, que el Consejo de Ministros había aprobado la nueva Ley de Enjuiciamiento Criminal, lo dijo tres veces en dos minutos. Estaba muy contento por el logro histórico: “Han tenido que pasar 12 papas, 4 reyes, , 2 presidentes de la República, 2 dictadores, 44 presidentes del Gobierno y 106 ministros de Justicia para que hoy, el Consejo de Ministros apruebe la nueva Ley de Enjuiciamiento Criminal.”

Poco a poco, el lenguaje del periodismo se va tiñendo de estos disparates conceptuales del Gobierno. El Mundo titula así una información que firma Ángela Martialay, que por otra parte es una muy competente periodista de Tribunales: “El gobierno aprueba la reforma que entrega la instrucción penal a los fiscales y pone a la UCO a sus órdenes”. Cómo echo de menos, Rosana, a aquel viejo director que en mis tiempos mozos me ofreció colaborar en El Correo con una observación prudente y sabia: “Te he llamado porque yo no sé escribir, pero sí sé leer”.