- Cáncer es cáncer y es sanchismo. Podredumbre es podredumbre y es un sistema incapaz de evitar la alcaldada, la cacicada, la desmesura, la sobrada y la cabronada de García. Te dicen ¡no! ¡Es terrible, pero el ordenamiento no prevé una situación así! Como tampoco prevé que el presidente se cisque, literalmente, en una sesión de control
En general, el personal sabe pasear y mascar chicle al mismo tiempo. Así que vamos a normalizar, con temeridad inaudita, la posibilidad de abordar lo del fiscal general mientras Valencia imanta las portadas. Dos graves asuntos se nos abren, sí, el mismo día: la conversión de Mazón en chivo expiatorio y la no menos previsible jeta de don Álvaro García Ortiz al encadenarse, adherirse, esposarse al cargo mientras se le juzga. Lo de Mazón es más serio para un lector de René Girard. Lo de García (abreviemos) es de abusón, de socialista posmo, de un envenenado por la optimista convicción de ser impune. Es la hybris pasada por Ferraz, donde la esquilan de Esquilo y la tunean de gente de progreso. Despejada de cualquier rasgo de tragedia, la hybris procesada por el sanchismo es una especie de salchicha, separada del filete por un salto categorial. Con perdón de los buenistas (de Bueno).
Lo raso, lo bajo, lo pedestre del abuso de poder sanchista, representado esta vez por García, nos bloquea antes que indignarnos. O sea, la indignación llega, no te digo que no, pero antes pasas por el vértigo. Has mirado al abismo que separa a García de la democracia liberal y te has mareado. Dices «qué jeta» por decir algo, por no enmudecer, pero es más que jeta, es un pasarse el espíritu de las leyes por el forro, el Estado democrático de derecho por el arco del triunfo. Es un sobrarse más que nadie sin caer muerto de vergüenza. Algo inconcebible para el jurista que se respete. Pero ya sabemos que ese no es el caso, nos hemos licenciado en sanchismo muy a pesar nuestro.
Así que, rompiendo el pasmo, mira lo que te digo, García: tú te crees que puedes hacer lo que haces, pero no puedes. Ergo habrá consecuencias. Ojalá estas se limitaran a ti y a tu horizonte penal, pero la podredumbre ha avanzado tanto… Fíjate que ahora mismo estás ahí sentado, juez y parte, conservando tu crudo poder jerárquico, tu capacidad de dar órdenes secas y broncas que deben ser cumplidas, quieras que no. Algunos escribanos no citan la podredumbre aunque les esté embotando los sentidos. Han sido educados en la idea de que algunas palabras no deben usarse, dando la razón a esta clase política que, con la excepción de Vox, pretende dictarle a Pérez Reverte lo que puede decir y no decir. Cáncer es cáncer y es sanchismo. Podredumbre es podredumbre y es un sistema incapaz de evitar la alcaldada, la cacicada, la desmesura, la sobrada y la cabronada de García. Te dicen ¡no! ¡Es terrible, pero el ordenamiento no prevé una situación así! Pues claro que no la prevé. Como tampoco prevé que el presidente se cisque, literalmente, en una sesión de control. Las situaciones impensables no están en el ordenamiento jurídico porque las leyes serían infinitas. Y eso que se acercan. Como el tsunami aquel, lo impensable ha llegado y García está ahí. Con un par.