Alberto Ayala-El Correo
Lo habían anunciado y ayer lo explicitaron aún más. Junts no negociará nada y votará ‘no’ a cualquier ley que Sánchez envíe al Congreso, incluidos los Presupuestos, con la excepción de media docena de normas que ya estaban consensuados. Portazo, pues, total y definitivo de los neoconvergentes. Y legislatura bloqueada.
Los de Puigdemont intentan recolocarse en el tablero catalán a la vista de su caída y del crecimiento de la Aliança Catalana de la soberanista de ultraderecha Silvia Orriols. ¿Lo siguiente será apoyar una moción de censura del PP con Vox? De momento, no. Mañana…
¿Y el Gobierno qué dice? Pues quiere llegar hasta 2027. Es decir, conservar las poltronas, que no gobernar. Pero el PSOE sigue acumulando problemas en los tribunales. Y por mucho que sea difícil abordar una grave crisis como la de Mazón peor de lo que lo está haciendo Feijóo, la realidad es que los errores conservadores engordan a Vox, no al PSOE.
No olviden que la ultraderecha será quien decida si Valencia tendrá otro gobierno de derechas o se adelantan las elecciones. No descarten que Abascal dilate las negociaciones de forma que salpiquen la campaña las elecciones extremeñas del 21 de diciembre.
Los dolores de cabeza para el Gobierno no terminan aquí. El disparatado precio de la vivienda y unos bajísimos salarios están provocando un vaciamiento de la clase media y anulando parte de los efectos de la agenda social, su gran arma electoral, junto a los jubilados. Cáritas informó el miércole que, pese al buen momento de nuestra economía, 2,5 millones de jóvenes de 18 a 29 años están en riesgo de exclusión social. Y eso que el 67% tiene trabajo. Vergonzoso.
Veremos en qué momento Sánchez aprieta el botón y llama a elecciones. A ver cuantas derrotas parlamentarias aguanta y cuantos nuevos escándalos.
Mientras, aquí en Euskadi la legislatura sigue estable, aunque con encontronazos entre los socios como los que se vivieron en los años 80 y 90. Y es que el PNV toma decisiones sin contar con el PSE sobre euskera o autogobierno para no perder el paso con la izquierda abertzale. Y se cubre también en materia de seguridad para no dejar abierto su flanco derecho al PP. Y Eneko Andueza alza la voz.
Los socialistas se permitieron el otro día alinearse con EH Bildu y Sumar en materia de inmigración en el Parlamento para que se visualizara que existe otra mayoría posible en Euskadi. ¿Antesala de algo? No lo veo. Todo indica que jeltzales y socialistas tendrán cada vez más choques pero que seguirán cogobernando las instituciones vascas. Al menos mientras Feijóo no llegue a Moncloa.
Pero hay una pregunta todavía sin respuesta. ¿El veto del PSE a cogobernar con EH Bildu por su negativa a reconocer que el terrorismo de ETA nunca tuvo justificación se mantendrá hasta que Otegi y los suyos abjuren de su pasado o tiene fecha de caducidad? ¿O depende de las conveniencias políticas? Esas que han llevado a Sánchez a blanquear a la izquierda abertzale a cambio de su apoyo en el Congreso. O el pacto navarro por el que el PSN preside el Gobierno foral gracias a los de Otegi a cambio de que los socialistas regalaran Pamplona a la izquierda abertzale. La duda no es precisamente menor.