Antonio Soler-El Correo
- En Junts echan de menos a Santos Cerdán, aquellas reuniones en esa salita que parecía antesala de un dentista de barrio
Sabíamos que el otoño vendría fuerte. Con vientos políticos huracanados. Se están cumpliendo los pronósticos. Aquí no caben discusiones sobre los avisos de las agencias metereológicas. El barranco del Pollo político está montado. Caen chuzos y las alcantarillas supuran barro. No hay fontanera capaz de retener el desborde. La gran Leire anda demasiado ocupada y tiene el mono de trabajo en la lavandería. Demasiado acarreo de basura. Carlos Mazón abandona a nado su propia poza particular. Ofrece excusas huecas, se muestra compungido. El verdadero dolor está en otra parte. Demasiadas vidas rotas.
Ortega Smith sale a la palestra para reclamar que él también tiene un corazón bajo la armadura. No se sabe si lo que ahí debajo late es un músculo o un despertador con la alarma averiada. El tiro al plato del compañero díscolo es un deporte al que Abascal se aficionó desde los primeros compases de Vox. La caza y la cornada taurina son muy respetadas en esa organización. Abascal ya podría hacerse una foto como aquellas que le preparaban a Franco en las monterías, con las piezas cobradas, por él o por sus compinches, puestas a sus pies.
De eso, que sepa uno, no habla el rey emérito en sus memorias. Otra borrasca para el otoño. Las nostalgias y los barruntos de Juan Carlos. Salvador de la democracia y náufrago del Bribón y sus ambiciones. El fiscal general masca chicle viendo llover. El novio de Ayuso tiene un arrebato existencialista. Morir o emigrar. Parece haber leído «La náusea» (solo lo parece, Sartre le pilla demasiado lejos).
Sin embargo, el frente mayor llega desde Waterloo. Los duros de Junts han ganado la batalla y cortan amarras con el Gobierno. No quieren dejarse pasar por la derecha. Aliança Catalana aprieta. Hay que salvar la honra. Si el chantaje no da más fruto mejor poner contra la pared al hasta ahora proveedor y sacarle las vergüenzas. Sin ningún pudor. Miriam Nogueras parece feliz de poder finalmente disparar contra el PSOE y el Gobierno del Estado español. Caza mayor. Bloqueo para el presente y el futuro. Bilis destilada. Las visitas de Zapatero han sido inútiles. El de la ceja y el talante no ha podido con la roca catalana.
Echan de menos a Santos Cerdán, aquellas reuniones en esa salita que parecía antesala de un dentista de barrio. Pero ya le sacaron a Cerdán y al Gobierno todas las muelas posibles. Ahora toca hurgar en otras bocas y ver quién tiene todavía alguna pieza de oro en las encías con la mercar algún voto bajo la lluvia. Y no se nos olvidan Aldama ni Ábalos ni el inefable Koldo, ahí chapoteando en medio de los charcos, una chiquillería traviesa en medio de tanto trueno.