Braulio Gómez-El Correo
El uso de la violencia en las calles con intencionalidad política ha ganado espacio en los últimos meses en los municipios de Euskadi y Navarra. Y al mismo tiempo, ha provocado la visibilización de las distintas posiciones y matices de los principales partidos vascos ante los desórdenes públicos, la violación de la ley y el uso de la violencia física, verbal, contra personas o material urbano. Resumiendo, el rechazo absoluto vendría de los partidos que sostienen al Gobierno vasco, PNV y PSE y los matices vendrían del principal partido de la oposición, EHBildu.
Tantos focos de muy diferente naturaleza e intensidad puede hacernos pensar que en la sociedad vasca se está produciendo un cambio de tendencia en la forma de entender el rechazo absoluto al uso de la violencia con motivación política en el espacio público. Si observamos los cambios en la última década a través de los datos del DeustoBarómetro no parece haber cambios en la población en su conjunto. En 2015, un 9,8% de la sociedad vasca justificaba el uso de la violencia para alcanzar objetivos políticos y en 2025 ese porcentaje habría bajado al 8,3%. Este pequeño descenso se produce en todos los grupos de edad menos en la Generación Z.
Las generaciones más jóvenes de hoy toleran y justifican más la violencia para alcanzar fines políticos que los jóvenes de hace una década. Los jóvenes entre 18 y 25 años que no rechazan totalmente la violencia han pasado de un 9% a un 13%. Y entre los de 25 a 34 años, del 16 a 21%. Los ciudadanos y ciudadanas que se sitúan en los extremos de la escala ideológica, tanto por la izquierda como por la derecha, tienden a justificar más la violencia que los que se sitúan en posiciones centrales. En la actualidad un 13% de los jóvenes entre 18 y 25 años se ubica en la extrema izquierda y un 9,5% en la extrema derecha. Hace una década los jóvenes que se situaban en los extremos eran en total un 17% y todos estaban en la extrema izquierda.
Si observamos a los votantes de los partidos nos encontramos con diferencias significativas que se han mantenido estables con el paso del tiempo. Por un lado, entre el electorado de EHBildu y Vox casi un 20% de sus votantes justificarían en algún caso el uso de la violencia para alcanzar fines políticos. Dentro del PNV serían el 5% y entre los votantes del PSE y el PP no llegan al 1%. Si comparamos los datos de hoy con los de hace una década, se mantendría el mismo porcentaje dentro del electorado de Bildu, alrededor del 20%.
Lo que ha cambiado dentro del electorado de Bildu en una década es la composición de ese 20 % que en algunos casos justificaría la violencia para alcanzar fines políticos. Hace 10 años, la posición más pacifista la representaban sus votantes más jóvenes y los menos comprometidos con el rechazo absoluto a la violencia eran los mayores de 55 años. Actualmente los votantes de la generación Z de Bildu son significativamente más propensos que los millenials y boomers de su electorado para encontrar motivos que podrían justificar el uso de la violencia con fines políticos.