Félix Madero-Vozpópuli
- Gobernar sin la confianza del Parlamento es un juego de trileros, pero en esas trazas el personaje es imbatible
Este hombre no tiene sentido del ridículo, y por eso las pocas veces que se deja entrevistar sentencia y afirma con la misma naturalidad que te da la hora. No tiene sentido de la historia, y menos aún de la Historia, que o no ha leído o ha leído mal. La mentira es el único recurso de la debilidad. Ustedes recordarán aquello que este hombre dijo: “España es, después de Birmania, el país con más desaparecidos del mundo”. Y quizá también esto otro de que “la Constitución Española surge de una amnistía. En Europa se han aprobado 50 amnistías desde la II Guerra Mundial.” Qué más da. Este señor, que dice gobernar con el apoyo de la mayoría social, no necesita al Parlamento, digamos que precisa de sí mismo y poco más. Quizá de Bolaños, verdadera eminencia y creador del sanchismo más cerril; puede que también de las señoras Alegría, Montero y, cómo no, de Yolanda Díaz, vicepresidenta por obra y gracia de uno que hoy es copropietario de una taberna canalla y republicana. Todos tenemos un origen y un pasado.
Le sobran jueces y sentencias
Este hombre no necesita a los jueces, y menos sus sentencias, y por eso ya anuncia que su fiscal general del Estado es inocente. Quedan dos semanas de juicio, pero él ya sabe lo que va a pasar. Inocente también su esposa, la milagrosa catedrática que nunca pisó la Universidad; inocente también su hermano, un ejemplo claro e indubitable de cómo la estirpe de los Sánchez está sostenida en la inteligencia y el decoro. Este hombre gobierna sin la legitimidad que dan los votos, que para él es una legalidad insuficiente comparada con la que dio el Congreso una vez cerrados los apaños y trapicheos que transformaron a un pertinaz perdedor de elecciones en presidente del Gobierno. Lo han dicho otros compañeros que no deben nada a nadie, y menos a este Gobierno insuficiente: Es una gran mentira que los españoles elegimos a Sánchez el 23 de julio de 2023. Y hoy es un juego de trileros gobernar sin la confianza del Parlamento, pero en esas trazas el personaje es imbatible.
Sainete de legislatura
Este señor habla de España y Cataluña con la misma frescura con que los demás lo hacemos, pongamos por caso, de las relaciones entre España y Bélgica. España está llena de naciones y patrias; es un ente discutido y discutible, –Zapatero dixit– y los españoles somos bultos dudosos buscando nuestra patria, sobre todo desde que este hombre pacta con los adversarios de una idea que tiene más de 500 años. Con permiso de Luis Cernuda, el hombre, el personaje que no nombro, ya no envenena mis sueños. Empiezo a percibir la realidad y la actualidad como si fueran relatos de un sainete con gracietas y disparates al uso, sólo así puedo digerir que se enroque en culminar la legislatura sin presentar unos Presupuestos Generales del Estado, tal y como la Constitución le obliga. Lejos de esconderse, saca pecho y se va a los medios afines para justificar semejante afrenta a la legalidad. No le den más vueltas, allí donde no se respetan las leyes es metafísicamente imposible considerar que se vive en democracia y, será por eso, que sólo los medios amigos y sincronizados tienen el dudoso privilegio de entrevistar a alguien que de antemano ya se sabe lo que va a decir. Puro periodismo. Calienta, Gonzalo Miró, que te llega el turno.
Elecciones: en Valencia sí; en España no
Este hombre, que acaba de mandar a los Reyes a China para terminar el trabajo que empezara Zapatero, tiene serios problemas para diferenciar entre la ficción y lo falso. Vive en el alma de un novelista, pero de medio pelo, como la de esos que escriben novelas de literatura abaratada, que es la que demanda su mercado, tan lanar como poco exigente. Pura batología para la parroquia. Hace falta mucha fe en su relato para creer que semejante figura tiene algo de estadista. Leído en el comentario de un lector: En él es todo muy progre y renovador; neocutre, neocaspa, neochungo, neorancio, neonodo, neocensura…y cosas chulísimas, que dice la vicepresidenta dos.
Ahora le ha dado por pedir elecciones en la Comunidad Valenciana, donde la derecha es mayoría, pero en España, donde la izquierda no la tiene, no hay por qué. Aguantará hasta el final. Sin mayoría social, política y parlamentaria. Y sin la mayoría demoscópica. Sí, muy circunstancial y evanescente, lo que quieran, pero hoy martes 11 de noviembre la suma de diputados del PP y Vox estaría a la altura de la que logró Felipe González en 1982, 202 diputados. O más. De modo que nos gobierna un menesteroso, a lo vobis vobis pero sin esforzarse demasiado, a fin de cuentas España va como un tiro, aunque sea incapaz de saber lo que pagan los ciudadanos por una docena de huevos o por el alquiler de una habitación en Madrid o Barcelona. ¿Como un tiro? ¿Con quién hablará? España, como certeramente dijo en su día Julián Marías antes de la Guerra Civil, está de vacaciones de la inteligencia y el esfuerzo. Seguimos más bien.
Hay algo más en su última entrevista que llama mi atención y es cuando responde -a propósito de las andanzas de su esposa y hermano- que está convencido de que la verdad imperará y de que las malas artes no pueden triunfar. Que lo diga alguien tan refractario a las evidencias y tan bien con las peores artes políticas no deja de sorprender. Se lleva también de aquella manera con la Historia más reciente, y por eso anuncia, con chulería y sin haberlo leído, que estas Navidades no recomendará el libro de Juan Carlos I, Reconciliación. Resulta que el Rey anterior pasaba por allí cuando Franco murió en la cama y llegó la democracia. Llegó, según él, por el trabajo de los “peatones de la historia”. ¿Habrá leído a Walter Benjamín o a Vázquez Montalbán? ¿O a ninguno? No la trajo sólo Juan Carlos, pero sin su impulso y determinación las cosas hubieran sido más difíciles. Basta con leer un poco. No reconocerlo es mitad racanería mitad ignorancia. Y en el caso de este hombre, las dos.