Irene González-Vozpópuli

  • No quieren que sepamos nada, ni se recuerde nada, que solo se hable de las cunetas de un lado

Me hacen gracia esos artículos y reportajes sesudos donde periodistas y políticos, el sector más incapaz de entender el mundo real, se preguntan “¿por qué los jóvenes son ahora de extrema derecha? ¿Cómo es posible que se sientan atraídos y defiendan a Franco?” Todos concluyen que esto sólo puede deberse a que “son muy ignorantes”, apresurándose a señalar el fracaso de profesores, políticos y padres por no dedicar suficiente tiempo y presupuesto público al adoctrinamiento y propaganda contra el Franquismo. Me produce carcajadas el ver lo perdidos que están.

Es cierto que hay una parte de rebeldía contra la inoculación a raudales de propaganda antifranquista, pero la reacción de reivindicar la España del Franquismo no es pasajera ni superficial, tiene fundamento sólido al estar basada en la búsqueda y descubrimiento de una verdad negada, acompañado de una natural rabia al ver todo lo que nos han ocultado, todo lo que nos han mentido y todo lo que nos han arrebatado a los españoles, especialmente a quienes hemos nacido en el apogeo de la “democracia y la libertad”, como ellos hablan del post franquismo. Llevan 50 años promulgando leyes y dedicando millones de euros de nuestros impuestos a que se odie a Franco y ahora es un icono. La verdad brota con fuerza al ser mucho más poderosa que esas cantidades enormes de euros invertidos en mentiras durante décadas. Por eso es imprescindible estigmatizar y desviar el foco hasta que quede enterrado en el polvo del olvido la verdad de España.

Las cunetas de un lado

En ese acto de traición a padres e hijos, quien ha jugado el papel esencial es la derecha. Durante 50 años, y especialmente en este aniversario, ha renunciado a reivindicar la tradición social de la derecha conservadora antes y durante el Franquismo, régimen con el que se pasó de un España dividida de proletarios a una España unida de propietarios, una sanidad y seguridad social para españoles, bajos impuestos, una industria en auge y un ascensor social educativo a pleno rendimiento. Todo eso es la España que nos han quitado para que la partitocracia robe a manos llenas en nombre de la libertad para abortar, no tener familia, no tener casa, no tener nada y pagar cada vez más impuestos porque hay que mantener a todos los acentos y llevar una baliza con geolocalizador. No quieren que sepamos nada, ni se recuerde nada, que solo se hable de las cunetas de un lado. Lo peor es que esta destrucción moral y económica de España es precisamente lo que celebra y conmemora la derecha del régimen constitucional del ´78. Es demencial.

La izquierda, con todas sus mentiras, ha hecho un trabajo más serio sobre el Franquismo. No todo fue bueno, evidentemente, pero hubo muchas cosas positivas como para que la derecha lleve ocultándolas 50 años. Hasta ahora España ha sobrevivido con los rescoldos morales y sociales del Franquismo, ya casi destruidos con tanto soplo de liberalismo inmoral, crecimiento del Estado, reducción de los servicios, subidas de impuestos, Unión Europea y unas fronteras abiertas.

Ideas ridículas

La derecha político-mediática vendió a sus padres en la hoguera de las vanidades del dinero y enterró la verdad ante las mentiras de la izquierda sobre la siniestra II República, la Guerra Civil y el Franquismo. Las mentiras de la Transición fueron de ambos. El resultado es que, en el año de Franco, medios como el ABC se han dedicado a hacer reportajes que apestan a casposidad al conmemorar 50 años de destape, drogas y movida madrileña. Es algo intelectualmente insoportable. No puede haber una masa informe sin ideas más ridícula que el centro liberal en España. Ante la mayor crisis de vivienda que sufrimos las últimas generaciones que ganamos más que nuestros padres y aun así no podemos mantener una familia ni ser propietarios de nuestro hogar, en una España para los españoles invadida por el tercer mundo, se dedican a celebrar que por fin podían tenían la libertad de ver desnudos en la televisión y votar al PSOE, mientras defienden que hay que meter 15 millones de africanos y sudamericanos o el país se cae. Durante el Franquismo no fueron necesarios, tampoco había parásitos masivos del sistema, sino españoles trabajando por su familia, su ciudad y España. Hubo españoles que emigraron y retornaron, principalmente sin estudios, pero quien se quedó prosperó. Los españoles ahora con una carrera de ingeniería se van de España para no volver mientras traemos masivamente Tercer Mundo para que lleven la cena en bici a alguien. Pocos franquistas hay entre los jóvenes.

Si el papel de la derecha es ridículo en lo que al Franquismo y la figura de Franco se refiere, el papel de la iglesia y la Conferencia Episcopal es incomprensible fuera del prisma de la traición. “Nos situamos de la adhesión al distanciamiento crítico”, adhesión al poder mientras lo mantenga, se refieren, dicen quienes tuvieron tantísimo durante el Franquismo, desaprovechado para educar verdaderamente en la fe. Lo grave es que los católicos olviden y no celebren una Misa por quien detuvo el genocidio de católicos en la Guerra Civil iniciado en la II República.