Iñaki Ezkerra-El Correo
Hay libros que tiene el don de poner el dedo en la llaga de nuestro tiempo. Uno de ellos es ‘Excesos femeninos, delirios masculinos’ (Ed. Fórcola), cuyo autor, Luis de León Barga, nos adentra en un amenísimo y lúcido viaje a la cultura del exceso que marcó las dos grandes posguerras del siglo XX, las de las dos guerras mundiales, y que se afianzó en la década de los 60 con toda la ideología y la mística de la liberación cultural, social y sexual. El libro se abre con el caso de Dolly Wilde, la sobrina del autor de ‘El retrato de Dorian Gray’, una loca de la velocidad que aprendió a conducir a los diecinueve años en plena Guerra del 14 con la emoción añadida de sortear las bombas con el volante, y que se alistó como conductora de ambulancias de la Cruz Roja, lo cual le valió una condecoración. La historia de Dolly enlaza con la de su gran amor: la escritora y rica heredera norteamericana Natalie Clifford Barney, que subvencionó todos sus gastos de por vida, pero la llevó al mismo tiempo a cuatro intentos de suicidio.
A esos dos casos tan pintorescos les sigue una inmensa galería de adicciones y personajes que cayeron en ellas. Desde el psicólogo Timothy Leary, que desde su magisterio en la Universidad de Harvard le dio un toque académico al LSD, hasta el filósofo Michael Foucault, ideólogo y explorador de los límites del placer y del poder, pasando por el fotógrafo Robert Mapplethorpe, que estaba perdidamente enamorado de los tipos viriles enfundados en cuero, o, ya en el plano español, por el clan de damas heroicas de la movida madrileña, que duró hasta los años 80: Mariví Ibarrola, Elena Figueras, Patricia Godes, Blanca Sánchez, Ana Curra, la propia Alaska…
Luis de León Barga, que presentará su ensayo en la librería Antonio Machado de la capital de España el miércoles, 16-N, es un escritor agudamente atento a las sociologías coloristas, como lo demostró en ‘Narcisistas, contemporáneos. Groupies, playboys y nocturnidades’ (2021). Para ello se sirve siempre de una gran información, vicio que se agradece y que proviene de su etapa de director de Documentación y Análisis en la Agencia Efe. Su nueva entrega (esos excesos y delirios de uno y otro sexo) oscila entre el vuelo y la inmersión, pues a menudo la cultura de la transgresión se une a la contracultura así como la proclama liberadora al sótano ‘underground’. Es un libro que llega en un presente marcado por la prohibición, la regulación, la reglamentación, la normativización, el control de la vida privada desde el poder y a la vez por los excesos (las polarizaciones) que provienen de éste último. Es un texto que inspira una contradictoria mezcla de nostalgia y de prevención, de recuerdo de la plenitud y también del límite. Un libro que pone el dedo en la llaga de nuestra contradictoria época, sí.