Editorial-El Correo
- El país invadido y el conjunto del continente afrontan a la vez la agresión de Putin y la presión de un impaciente Trump
Un plan supuestamente animado por la intención de terminar con la guerra en Ucrania tiene en vilo al país invadido por Rusia y al conjunto de Europa. Si la turbia gestación de la propuesta provoca desconfianza, su contenido llena de desaliento a los ucranianos, que soportan ya casi cuatro años de muerte y destrucción. Porque sus 28 puntos se resumen en una perspectiva aterradora: la cesión a las exigencias maximalistas del Kremlin. De modo que Kiev y sus aliados europeos afrontan ahora una doble extorsión declarada: la de Vladímir Putin y la de Donald Trump.
La información disponible lleva a concluir que el plan no parte de un acuerdo entre Rusia y Estados Unidos, lo que ya sería preocupante, sino de los manejos del estrecho colaborador de Trump Steve Witkoff y de su equivalente en el círculo íntimo de Putin, Kiril Dmitriev. La interesada difusión de la propuesta, atribuida a la parte rusa, recibió la inmediata bendición del presidente estadounidense, cuya impaciencia por ‘solucionar’ el conflicto fijó incluso el plazo del próximo jueves, día de Acción de Gracias, para que Volodímir Zelenski aceptara la rendición de su país. Que miembros del Gobierno y del Congreso de Washington supieran de esta situación cuando ya no tenía remedio ofrece otra prueba del desempeño caótico de la Administración estadounidense.
El plan recoge una «confirmación de la soberanía» ucraniana desmentida a medida que enumera las exigencias que debería asumir Kiev: olvidarse de entrar en la OTAN, reducir el tamaño de su ejército, aceptar el reconocimiento de Crimea y el Donbás como territorios rusos -y dejar desguarnecido el flanco oriental de la OTAN-, celebrar elecciones cien días después de firmarse un acuerdo o amnistía total para los crímenes de guerra de los invasores. No acabarían ahí las concesiones que Trump está dispuesto a permitir, por adelantado, como premio a una modificación de fronteras por la fuerza que debilita la seguridad del continente y el orden mundial.
En las conversaciones de urgencia que se desarrollaban ayer en Ginebra, tanto Kiev como los aliados europeos sabían que debían agradecer «el continuado esfuerzo de Trump para resolver el conflicto». Europa trata de volver a su favor los aspectos del plan más hirientes y peligrosos para la defensa continental. Pero ni el breve plazo concedido por el republicano ni la perspectiva de una nueva visita de Zelenski a la Casa Blanca alientan la esperanza.