Miquel Giménez-Vozpópuli
- Si tanto los populares como los de Abascal sumaran fuerzas en un programa de mínimos, otro gallo nos cantara
Nunca un presidente ha estado tan acorralado judicialmente, tan inoperante parlamentariamente, tan rechazado en la calle. Jamás se ha visto un movimiento, el sanchista, tan desprestigiado dentro y fuera de España. Sánchez carece de mayoría en el Congreso y no puede aprobar una sola ley. Junts lo considera amortizado, ERC se lo está empezando a pensar y el PNV también, que esos igual te aprueban presupuestos que se apuntan a una moción de censura. Del comunismo teleférico de Sumar ni hablamos. Que lo explique Mariyoli, que tiene más gracia.
La gente se pregunta qué más tiene que pasar, porque el nuestro es un caso insólito. Esto no se ha visto jamás en ningún otro país de la UE. Es un misterio. Siendo cierto, no lo es menos que con la perita en dulce que supone tener como adversario a un tipo como Sánchez la oposición se equivoque tanto y tantas veces. Lo de este domingo es un clarísimo ejemplo. El PP parece más interesado en meterse con VOX que con el gobierno, y lo mismo pasa con VOX, que acusan a los de Feijóo poco menos que de ser la marca blanca del socialismo. No se soportan, no se tragan, incluso diría que se odian. Y esa es una de las grandes causas a las que obedece que Sánchez siga en Moncloa.
Porque si tanto los populares como los de Abascal sumaran fuerzas en un programa de mínimos, coordinasen una línea de acción conjunta y se esforzasen en remar en una misma dirección sin perder ni un segundo en tirarse entre ellos los trastos por la cabeza, otro gallo nos cantara. Es desesperante ver manifestaciones de partido en lugar de grandes concentraciones ciudadanas o que cada formación política haga la guerra por su cuenta en el parlamento.
Ya sabemos que los dos partidos ni son lo mismo ni tienen por qué serlo. No se trata de llevar el mismo programa ideológico ni de coincidir plenamente. Pero se les agradecería mucho que demostrasen un mínimo de inteligencia. LOS DOS, y lo escribo en mayúsculas porque la crítica es para las únicas formaciones con posibilidades de acabar con esta pesadilla llamada sanchismo. Esa falta de unidad nacional en quienes se reclaman, y no lo dudo, patriotas es algo que la historia les ha de afear y mucho en el futuro.
La situación es lo suficientemente grave como para que acuerden un pacto, al menos, de no agresión hasta que Sánchez, Begoña, el Peugeot y el resto de cachivaches hayan desalojado el poder y España pueda volver a gobernarse desde el sentido común y la decencia. Conseguido esto, ya podrán volver a pelearse como críos en el patio del cole, a ver quién tiene el papá más fuerte, quien es mejor jugando a canicas o quien hace pipí más lejos. Lo que hacen ahora, vamos. No es momento de pijadas, señores, que nos lo jugamos todo y Sánchez tiene a dos ex en el trullo, otro que está con un pie dentro y otro fuera, un ex fiscal general inhabilitado, mediadores y demás largando en medios, carajo, y ustedes parece que estén a por uvas. Rectifico: no lo parece, lo están.