César Antonio Molina-ABC

  • Sánchez, en vez de proclamarse un adalid de la libertad de expresión y prensa, opta por ser el Atila de la misma. Está claro que los manejos de su hermano y su esposa, de otra manera, nunca hubieran salido a la luz. El hermanísimo de Sánchez cumple ahora el papel del marqués de Villaverde o del propio hermano de Franco, Nicolás

Quienes aún venimos de aquella ‘Longa noite de pedra’, que el poeta gallego Celso Emilio Ferreiro supo cantar en uno de sus poemarios más memorables que lleva este mismo título, cada vez encontramos más similitudes entre la autocracia de Pedro Sánchez y el régimen ya exhausto del Caudillo de los últimos años. Sánchez no lo padeció, pero yo sí. «Os corazós dos homes/ que ao lonxe espreitan,/ feitos están/ tamén/ de pedra./ I eu, morrendo/ nesta longa noite/ de pedra». Así dicen los últimos versos del de Celanova. ¿Estamos muriendo en esta nueva y renovada larga noche de piedra? Sí, creo que sí. La gente, una gran mayoría de constitucionalistas, está agotada de soportar a este nieto de Franco. Está claro que las diferencias entre ambos son muchas. Aquella era una dictadura militar apoyada por una Policía represiva salida de una guerra civil atroz. Pero fijémonos que los ataques de Sánchez al Estado de derecho se basan en vilipendiar y disolver las esencias de la democracia.

Solo pondré unos pocos ejemplos que conocemos pero que vale la pena no dejar de recordarlos. Atacar y controlar a la prensa libre es una seña de identidad indeleble de cualquier dictador. En la democracia es fundamental la confrontación de ideas expuestas libremente. Un dictador o un autócrata no soporta que se le critique, que le saquen los trapos sucios, que el cuarto poder haga su trabajo. Hoy, sin lo que nos queda de esa prensa libre, los escándalos y corrupciones no hubieran salido a la luz. Franco manejó toda la prensa desde el primer instante de su sublevación. Pedro Sánchez es un alumno avezado. También quisiera hacer de los periodistas funcionarios a su servicio. Que ladren consignas y endulcen bulos. Los ejemplos están a la vista. Enciendan RTVE. Comparen los telediarios y algunos programas de esta con los últimos de la dictadura. Analicemos cada uno de ellos en su contexto, tienen mucho que ver por la reinterpretación ficcional de la realidad. Las cadenas privadas ya compiten con esta RTVE tabernaria y de Prensa del Movimiento. Pero lo más degradante de todo es el colaboracionismo de periodistas que ya no son libres ni imparciales en las tertulias programadas desde La Moncloa. Rostros que antes defendieron la libertad ahora la malvenden.

La libertad de expresión, tal y como la entiende Sánchez, es totalmente franquista. A pesar de sus imposiciones, la democracia aún nos ofrece medios para resistir. Él quisiera implantar el totalitarismo informativo. El Estado dueño de todos los medios de comunicación y los periodistas convertirlos en pseudopolicías. Hoy, los medios críticos sufren la retirada de publicidad pública. Pero también la privada por las amenazas que estas corporaciones reciben. Si ya la profesión de periodista es económicamente ruinosa, aplicar todas estas sanciones significa un ataque contra su esencia misma. Ya sabemos lo que pasó con el diario ‘Madrid’ volado, aun siendo incluso moderado para su tiempo; mientras las otras cabeceras de la Prensa del Movimiento mantenían grandes plantillas. Por ejemplo, ‘Pueblo’ o ‘Arriba’. Periódicos ejemplares como ‘Informaciones’ estaban también vigilados. Sánchez, en vez de proclamarse un adalid de la libertad de expresión y prensa, opta por ser el Atila de la misma. Está claro que los manejos de su hermano y su esposa, de otra manera, nunca hubieran salido a la luz. El hermanísimo de Sánchez cumple ahora el papel del marqués de Villaverde o del propio hermano de Franco, Nicolás. Y la catedrática hubiera hecho buenas migas con la Collares. La mujer del dictador hubiera podido ser catedrática de Teología, pero nunca se le ocurrió semejante cosa. La esposa del autócrata actual fue más allá en su atrevimiento.

Luego, un dictador o un autócrata dirige sus máquinas de guerra contra la separación de poderes. Franco no tuvo este problema porque lo resolvió en la Guerra Civil ‘manu militari’. Pero lo que denominó Franco como democracia orgánica está muy en la mente de Sánchez. Tener todo el poder en sus manos y quienes lo ‘representan’ ser meros títeres. La lucha contra el mundo judicial no le ha salido todo lo bien que él pensaba. La judicatura ha sido heroica a pesar de las humillaciones que les ha querido imponer. ¿Cómo un iletrado como Sánchez ha tratado de imponerse a gente preparada, estudiosa, moral, ética, impoluta, responsable durante décadas, en una profesión ganada con el esfuerzo de las oposiciones? Eso no puede ser sustituido por cientos de asesores ni por la IA. Tampoco por insultos permanentes ni descalificaciones. De nuevo franquismo puro, pero al menos el dictador lo justificaba con sus reglamentos. La historia truculenta del fiscal general nos avergüenza. Y la UE se está equivocando, dándole motivos a este Gobierno para su autoritarismo. La amnistía no fue legal y así debería justificarlo uno de sus organismos. Pero los dirigentes europeos cada vez dependen más de los gobiernos que los eligen.

El desprecio a la Constitución, al Parlamento y al Senado son unos añadidos más a todo lo dicho. Franco tampoco los necesitó. Sí hay una cosa que los diferencia. Franco entendió a España de una manera y Sánchez de otra. Pero hay una más: la que vino con la Constitución, aprobada por todos los españoles durante las décadas de funcionamiento de la democracia. Sánchez ha sido, y es, un traidor al Estado, a la democracia por su entrega a los independentistas y a los asesinos. Para los asesinados de ETA todavía no hay ninguna ley de memoria. Quienes venimos de la ‘Longa noite de pedra’, y aún nos acordamos de aquellas tinieblas, tenemos la sensación de que Sánchez es nieto de aquel personaje nefasto por la manera de ejercer el poder. Y, como el Generalísimo, él basa su prepotencia neofranquista en que la economía va muy bien y que los avances sociales son revolucionarios. Muchas gentes le creen y piensan, dada la propaganda incesante en unos medios secuestrados, que si el PP llega a gobernar todas las ayudas sociales, pensiones, sanidad y educación pública desaparecerán. Para mí, el PP se está equivocando, y mucho, en este asunto. Tiene que decir en alto y explicar que esto no va a ser así, sino que organizando mejor el país y cortando de raíz la corrupción generalizada, el clientelismo, y el derroche permanente para subvencionar dicho clientelismo, habrá más posibilidades de seguir creciendo. Esta es otra de las grandes mentiras de Sánchez que nadie le rebate. Hay algo que está muy por encima de las ideologías y que a la hora de votar se impone de una manera contundente. El común de la gente necesita tener mejores condiciones de vida y más seguridades ofrecidas por parte del Estado, no solo a través de TikTok. Si un partido, incluso mintiendo como hizo, y sigue haciendo, Sánchez, las ofrece frente a otros que no las rebaten ni las ponen en duda, tarde muy tarde volverán al poder.