Luis Ventoso-El Debate
  • Los datos prueban tozudamente que los extranjeros que viven aquí delinquen mucho más que los españoles, en especial marroquíes e hispanoamericanos

Todos tendemos a considerar que nuestras intuiciones, nuestras opiniones de barra de bar, fijan pautas universales incontrovertibles. Pero opiniones hay tantas como ombligos. Así que conviene cotejarlas con los datos de estudios fiables, no vaya a ser…

El Observatorio Demográfico de CEU-CEFAS acaba de publicar su informe Demografía de la delincuencia en España, obra de los conocidos estudiosos Joaquín Leguina y Alejandro Macarrón. Vale la pena leerlo, porque ayuda a situar el debate sobre la seguridad en nuestro país en sus justos y sinceros términos.

En una era en la que la taquicardia digital nos lleva cada día de sobresalto, en sobresalto, podemos sucumbir a la impresión de que la criminalidad está disparada y casi fuera de control en España. La buena noticia es que eso no es cierto. Seguimos disfrutando de uno de los países más seguros del mundo, y de hecho vivimos en la nación europea donde se producen menos asesinatos de mujeres en proporción a su población (por ejemplo, los datos de Finlandia, país que muchos estudios presentan como un paraíso del bien vivir, son aterradores en comparación a los nuestros). España es también el segundo país con menos violaciones, tras Portugal.

El estudio certifica algo que es evidente: los hombres delinquen muchísimo más que las mujeres, hasta el extremo de que cometen el 90 % de los homicidios.

El informe de Leguina y Macarrón continúa con más verdades, destacando una que nuestra izquierda gobernante se empecina en omitir: los extranjeros matan, roban y violan mucho más que los españoles. Además, están sobrerrepresentados en las cárceles en relación con el volumen que suponen en el conjunto de la población (y de manera muy especial, los marroquíes).

Ojo, los estudiosos advierten que no se debe señalar por principio a todo extranjero, porque la inmensa mayoría no delinque: «Es injusto e inaceptable criminalizarlos en bloque, al tiempo que es contrario a la evidencia negar su mayor propensión estadística al delito». Además, sus tasas de criminalidad aquí están muy por debajo de las de sus países de origen, por el mayor nivel de vida de España y el clima general de seguridad.

En el caso de los delitos contra las mujeres, los datos son apabullantes. Si se estudia la cifra anual de condenados por violencia de género por millón de habitantes, hay 3,3 españoles; 7,2 asiáticos; 9,4 del resto de Europa; 12,4 americanos y 13 africanos. Los americanos son casi todos hispanos y en el grupo de africanos, el 70 % son marroquíes, que se han convertido claramente en la nacionalidad más conflictiva.

A la vista de todos esos datos llegamos a una conclusión cierta, pero que jamás reconocerá nuestra izquierda buenista: con la ola de inmigrantes han llegado a España extranjeros de culturas mucho más machistas y violentas que la española, y eso tiene un precio que pagan nuestras mujeres.

Por supuesto, jamás escucharán la más mínima alusión a este problema en boca de nuestra ministra de Igualdad, o de las feministas de guardia, o de las tertulianas más alborotadas de la izquierda, o del ministro Marlaska. Otro tanto ocurre con los medios de comunicación oficialistas, que omiten por sistema la nacionalidad de los agresores en sus noticias sobre homicidios y violaciones, hurtando así al público unos datos que tienen derecho a saber para conocer cuál es la realidad en la que viven.

No se puede satanizar a todos los extranjeros que llegan a España. Pero tampoco se puede hacer el avestruz en nombre de apriorismos ideológicos que se dan de bruces con la realidad.

(PD: A la luz del informe, muy llamativo lo mal que le ha sentado a Cataluña el largo y tedioso experimento nacionalista. Los peores datos de España en criminalidad y okupación. Una pena. Pero al final siempre se recoge lo que se siembra).