- El caso Salazar retrata una vez más la enorme hipocresía y cinismo de un partido que se declara feminista, pero evita llevarlo a la Fiscalía para que sea investigado, no vaya a resultar que otro amigo personal de Sánchez termine imputado
El sanchismo ha creado personajes trincones para llevárselo calentito bajo el paraguas del poder y machirulos que aprovecharon su superioridad jerárquica en el partido o en el Gobierno para acosar sexualmente a sus propias compañeras. El PSOE de Sánchez es una oda al cinismo que públicamente predica virtudes políticas, regeneración democrática, feminismo comprometido y defensa de la legalidad contra la corrupción, mientras esconde un arsenal de vicios ocultos reveladores de su enorme hipocresía.
Los ‘cerdanes’ ya conocen o están conociendo la cárcel mientras los ‘cerdines’, sin descartar que puedan visitarla, han evidenciado con sus inmorales y presuntamente delictivos procederes, lo incongruente, contradictorio e hipócrita que resulta el mantra de un PSOE feminista incapaz de defender y proteger a sus mujeres de conmilitones con las manos largas, las braguetas abiertas y las bocas sucias. No, el peligro contra las mujeres no está en Vox o la derecha, como ellos señalan, sino en su propia casa y en ‘cerdines’ como Paco Salazar, que recreaba con impunidad e impudicia una felación en medio del despacho de Moncloa ante sus compañeras, y en el líder socialista de Torremolinos; el de «no me esquives, que te quiero meter ficha», «iré depilado por si tienes un desliz» y «yo sé cómo quitarte el dolor de cabeza», entre otras lindezas.
‘Cerdanes’ y ‘cerdines’ comparten el mismo jefe, Pedro Sánchez, cuyo ojo clínico para rodearse de amigos y designar cargos de máxima confianza en el partido y en el Gobierno le desacreditan e inhabilitan en la esfera pública y ya no digo en la empresa privada. Como director del casting , Sánchez debiera saber que en el derecho romano se habla de la responsabilidad in eligendo e in vigilando y fue él quien eligió a sus amigos y no vigiló (sabremos algún día si acaso participó o conocía) sus comportamientos corruptos y deshonestos, por los que debería rendir cuentas políticas con la misma firmeza que le pedía a Rajoy su dimisión por la falta de moralidad y ejemplaridad tras acusarle de indecente; él que se ha erigido ya en paradigma de la indecencia.
Y no sólo porque sus cerdanes, ex secretarios de organización en el PSOE, conozcan Soto del Real y su ‘cerdín’, asesor fraterno, Paco Salazar le susurrara al oído «lo bueno que eres Pedro, sigue así» mientras miraba con lujuria el escote o le tocaba el culo a alguna colaboradora en Moncloa, sino también por permitir que se viole el código ético por corrupción del propio PSOE, apoyando al candidato socialista en Extremadura que está pendiente de ser juzgado junto a su hermano David por delitos de prevaricación y tráfico de influencias. Gallardo es candidato electoral a pesar de estar imputado y procesado porque vale más por lo que calla en relación con el enchufe del hermanísimo en la Diputación pacense, que por lo que pudiera largar si Sánchez no le hubiera respaldado y no dejado caer.
Todos estos casos y situaciones evidencian la enorme hipocresía y cinismo de un partido que protege a un candidato electoral, políticamente lastrado por su nepotismo y falta de ejemplaridad como Gallardo, y a un acosador sexual como Salazar cuyas denuncias, sin que nadie las investigara, se perdieron en el limbo orgánico socialista dejando a sus víctimas indefensas y desprotegidas. El sanchismo ha pasado del «yo sí te creo, hermana» a mirar para otro lado cuando el agresor es uno de los suyos.
Durante los meses de inacción tras las denuncias efectivas, al parecer Sánchez tampoco se enteró de nada, la ministra portavoz Pilar Alegría tuvo tiempo de almorzar y echar unas risas con el rijoso Salazar, ignorando a sus víctimas, mientras desde el partido y el gobierno se hacían gestiones para que fuera contratado en alguna embajada e incluso recuperado como asesor externo del presidente.
El caso Salazar retrata una vez más la enorme hipocresía y cinismo de un partido que se declara feminista, pero evita llevarlo a la Fiscalía para que sea investigado, no vaya a resultar que otro amigo personal de Sánchez termine imputado y le obligue a declarar públicamente, como dijo de Ábalos, que Paco Salazar, su asesor fratello a quien quiso colocar también, tras la salida de Cerdán, en la Secretaría de Organización socialista, era asimismo un desconocido para él desde el punto de vista personal. Menos mal que no le dio por colocar a su banda en el Banco de España, porque habrían acabado con las reservas del banco emisor. ¡Joder, como diría Romanones, qué tropa de golfos la de Sánchez!
P.D. Mucho ánimo a la familia del recordado y querido Alfonso Ussía y mi admiración y reconocimiento al columnista y escritor que tanto placer y gloria literaria nos regaló a diario en El Debate. D.E.P