Editorial-El Correo

La Estrategia de Seguridad Nacional, la hoja de ruta que guiará la acción exterior de Estados Unidos en este segundo mandato de Donald Trump, considera a China «casi un igual» y por tanto su rival a largo plazo, y al conjunto de América, su zona de influencia. Y, mientras regala a Rusia una crítica de la expansión de la OTAN, reserva el peor trato para Europa. Como ya anticipó el vicepresidente JD Vance, Washington se propone corregir el rumbo de una Unión Europea que cree condenada por la burocracia y la inmigración. ¿Cómo? «Cultivando la resistencia desde dentro» de los respectivos Estados miembros, lo que implica una nueva coincidencia con Moscú en el apoyo activo a los partidos de ultraderecha. Elon Musk presta el brazo armado de su red social X para multiplicar cuentas falsas y difundir que la UE le sanciona porque es antidemocrática, cuando lo hace por infringir las normas de protección de los usuarios. Trump quiere a Europa débil, y así la percibe cuando los dirigentes comunitarios firman abusivos acuerdos comerciales en campos de golf. Por eso se esfuerza por marginar a los aliados de Ucrania, los únicos capaces de plantear alternativas a su paz apresurada e impuesta.