José Alejandro Vara-Vozpópuli

  • Lo de Ábalos y Koldo es pura broma. Quincalla de ocasión. El miedo de Sánchez es la implosión de los secretos de Cerdán y Zapatero

No es pánico pero lo parece. En Moncloa hay espíritus pusilánimes que tiemblan ya ante lo que pueda ocurrir cuando el suceda inevitable cataclismo electoral. No se trata tan sólo de que la recua de los acomodaditos por la causa perdería sus acogedores despachos, sus diligentes secretarias, sus vertiginosos automóviles y sus generosas gabelas. Con ser este un problema serio, ya que la mayoría de los gaznápiros que ejercen en el Ala Oeste y alrededores tendrían difícil encontrar cobijo similar en la empresa privada, lo realmente espeluznante es lo que puede sobrevenir tras el derrumbe que todos los demóscopos anuncian. Salvo uno, malversador.

Empieza a hablarse ya de lo que puede aparecer bajo las alfombras del poder, como apuntaba Pablo Sebastián. No del sanchismo en general, que ya se está viendo, sino del riñón central del régimen. Las alfombras grandes, las importantes, las que ahora todo lo tapan, las que se han tejido con particular cuidado, las que apenas unos pocos tienen noticia de cuanto oculta.

El sobresalto de la cárcel

“Lo de los Koldos y los Cerdanes es sólo un aperitivo”, dice la rumorología de las casitas del pueblo donde palpita una mezcla de recelo y angustia ante lo que puede emerger de las letrinas de su partido tras estos siete años largos de saqueo.  El más espantado ante este escenario trágico es ‘el propio’ Sánchez que diría Alegría, la ya exportavoz, inhábil para la expresión verbal, que coloca lo de ‘propio’ a cuanto pretende subrayar, con voluntad enfática que resulta más bien reumática. Con el braguetas de presidencia, ese Salazar, se entendía bien. El presidente del Gobierno intenta aparentar tranquilidad absoluta, no mueve una ceja, no concede un resquicio a cualquier duda sobre su continuidad y ordena a su mayordomía ministerial que no se desvíe un centímetro de sus órdenes.

Ni un síntoma de preocupación, todo va bien. Incluso irá mejor. Sin presupuestos, sin Parlamento, sin oposición… «A España le renta, este Gobierno a los españoles les va bien» es el nuevo mantra, más estúpido que el anterior e imaginen el que viene. Tan sólo un reducto resistente de jueces dignos y un grupillo de medios valientes le amargan las siestas. Estas letanías del optimismo, deliberadamente groseras y desmañanadas, a la altura de su audiencia, colaban sin necesidad de vaselina hasta hace bien poco, hasta la entrada en prisión de Cerdán, súperSantos, muñidor de empresas piratas, apañador de mordidas, beneficiario de adjudicaciones amañadas, según los autos del instructor.

“Mete dramatismo, mete a un tío en la cárcel”, aconsejaba John Huston a los guionistas, en plan de broma pero no. Los cinco meses en la trena del que fuera capataz del PSOE lo cambiaron todo. Cierto que Ábalos y Koldo también están a la sombra. Uno pasa frío, el otro apenas duerme. Pero sus excolegas los consideran de otra especie. El machaconeo oficial de Ferraz ha impuesto la teoría de que son unos puteros traficantes de chistorras y los expulsaron de la famiglia sin mayor problema, sin miramientos ni escrúpulos. “Se reaccionó con rapidez ante estos episodios, no como hace el PP”, fue la cantinela oficial.

Así nacieron las cloacas

Lo de Cerdán es otra cosa. Lo cambió todo. El capataz de Ferraz era el alma oscura del partido, el tipo austero y prudente que no aparecía pero siempre estaba ahí para solventar problemas y resolver los líos. Un ‘míster Lobo’ sin clase, un gañán con galones en una banda de menesterosos. Actuaba en varios frentes, desde la todopoderosa Sepi (ojo MJ Montero) a los trapicheos en la obra pública navarra (ojo Chivite), pasando por las inauditas cloacas que montó con la fontanera Leire Díaz para silenciar a jueces, perseguir fiscales y cobrarse la cabeza del teniente coronel Balas, que ya no está en la UCO.

Ahora se percibe en sus antiguas filas un innegable pavor a la reacción de Cerdán. Le envían mensajes conciliadores, le remiten mediadores apacibles. Ni caso. Está malherido, se siente maltratado, él que tanto se sacrificó y se las guarda. Tan frío como Moriarty, tan rencoroso como un villano de serie Z, tan vengativo como don Mendo, lanzó este lunes una gélida amenaza en la comisión del Senado: “Mejor solo que mal acompañado”. Sus excompañeros temblaron en la sala. Todos los del lado izquierdo fueron sus subordinados. De todos sabe todo, a todos los nombró, los aupó, los confirmó, tanto en las listas como en sus sitiales. Conoce sus trampas, sus debilidades, sus patinazos. Y ellos lo saben. Como lo sabe Sánchez, en avanzado estado de ansiedad.

Los lujos cotidianos de un presidente

Los desaforados movimientos del caudillo del progreso para blindar el apoyo de sus socios liliputienses de la periferia y no arriesgarse a un plante o una moción evidencia un temor que, como dicen en altas instancias de sus siglas, va más allá del empeño en mantenerse en el poder por lo del Falcon, las vacaciones herméticas en La Mareta, los paseos con sus cuñados por Doñana, el despliegue abrumador de policías, de ordenanzas, su valet de chambre, maquilladores, sastres, chefs y demás parafernalia que acompaña al cargo y que hace más llevadero el día a día de un presidente. ¿Quién se lo iba a decir? Sánchez, conviene no olvidarlo, es un personaje mediocre que saltó de una anónima concejalia madrileña, pasó por un discreto escaño parlamentario y aterrizó, merced a un pucherazo en sus primarias, un despiste en su partido y una sentencia amañada, en el vértice del poder del Estado. Tan a gustito.

Tiene pavor a que se levanten las alfombras, en especial ahora que se derrite el blindaje en torno a Zapatero, quien ha empezado a desfilar por el tenebroso sendero que conduce al inevitable banquillo. No lo han sacado de paseo en la campaña extremeña pese a su condición de animador oficial de la pandilla. Siempre estaba allí, diciendo sandeces, levantando la moral de la tropa. Permanece oculto mientras avanzan las pesquisas sobre Plus Ultra, el rescate de la pademia que apesta a enorme chorizada como viene señalando desde hace años, con pruebas y señales, este periódico. La magistrada Collazos, del juzgado número 15 de Madrid, sigue adelante en la instrucción de este proceloso affaire que conduce al nacimiento de las andanzas de aquel Bambi sosón por las tierras del chavismo criminal. También avanza la corte de Nueva York a la espera de la declaración de “El Pollo” Carvajal, prevista para mediados de febrero.

Seducir al golpista

Sánchez ya no pone la mano en el fuego por el susodicho cejipunto, que fue su padrino, su mentor, quien le diseñó el gobierno, se cepilló a Ábalos y lo llenó de Lópeces, Hernandos y otros Pepiños,  le llevó a Pekín en coche eléctrico, le arrastró hacia Maduro y otras historietas que siguen bajo las alfombras. En previsión de contratiempos, se dedica ahora a dorarles la píldora a los dinamiteros de la Constitución, sus socios, sus valedores. Se ha comprometido a recibir a Junqueras en Moncloa, expresidiario y golpista, y a entregarle cuanto le reclame, incluida la vicepresidencia del Gobierno para el niño Rufián.

También se deshace en pamemas y carantoñas con el forajido de Waterloo, a quien le augura un pronto retorno a casa, el catalán en la UE, un sillón en la Organización Mundial de Turismo y quizás un confesonario en la Santa Sede para que expíe sus pecados, que estos convergentes son muy devotos. Si pudiera, a Otegi le concedería el Toisón de Oro, que estos euskaldunes se pirran por las monarquías y a Aitor Esteban le regalaría el Paseo de la Castellana, que tanto le gusta, para que se pasee felizmente con su tractor, como a todos los maketos (madre soriana) que hacen carrera en el norte pero anhelan pavonearse por la capital.

Le aterroriza la idea de las urnas en las que, salvo que le funcione su idea de un remake del Pacto de San Sebastián (segunda parte) y el frente popular contra la derecha y la Corona, tiene garantizada la derrota. Entonces aterrizará ante el escenario de los horrores, fuera de Palacio, ya sin el Constitucional, la Fiscalía, Telefónica, RTVE y tantas canonjías públicas pendientes de su dedo. Cuando desaparezca el trampantojo falsario que ha caracterizado a su tenebroso octenio, empezará el vuelo de las alfombras y emergerá esa riada de iniquidades que ha cultivado durante la impunidad de su despreciable mandato.

Su única salida será, como decía Tomás Gómez, una fuga a lo Craxi, un estrambote deshonroso, una espantada miserable. «¿Cómo crees que pasaré a la Historia, Màxim?» El ex primer ministro italiano se cobijó en Túnez, mentalmente aniquilado. El español quizás se pierda en Dominicana, junto a Bono, quien todo lo sabe y todo lo tiene guardadito. Para entonces, Zapatero quizás no haya podido eludir el amargo trago de una temporada donde apenas se ve el sol.