Javier Fernández Arribas-El Correo
- Europa tiene que hacer encaje de bolillos en numerosas ocasiones para alcanzar acuerdos
La Unión Europea tiene que hacer encaje de bolillos en numerosas ocasiones para alcanzar acuerdos entre todos sus miembros a la hora de aplicar proyectos, decisiones y de demostrar a sus ciudadanos su valor y que es uno de los mejores inventos de las últimas décadas. El principal logro alcanzado en estos años ha sido evitar una nueva guerra mundial. Algo que no debemos olvidar en tiempos convulsos. En ocasiones, mostramos nuestros recelos ante la falta de eficacia y operatividad de una UE que sufre la mediocridad de la mayoría de los dirigentes políticos de los países miembros que miden sus decisiones por la rentabilidad electoral local y adolecen de una mínima visión europea y global.
Lo hemos vivido en las últimas horas con la decisión de seguir financiando la supervivencia de Ucrania frente a la invasión rusa. Muchas horas de discusión y al final, menos mal que se salva lo más importante que es conceder un crédito de 90.000 millones de euros a Ucrania para los dos próximos años. Al final, la operación se hace a cargo de deuda conjunta de los países con el margen del presupuesto comunitario. Hay mucho temor a Putin y a su amenaza de emprender una querella multimillonaria si se utilizan esos fondos y sus intereses. Demanda que iría acompañada de ataques cibernéticos y militares.
Otro ejemplo de que no es fácil tomar decisiones, lo tenemos con el acuerdo comercial con Mercosur. Su firma se ha aplazado a enero. Francia e Italia han presionado a fondo y seguirán haciéndolo para evitar que sus agricultores puedan verse afectados, también por la reducción del presupuesto de la PAC. Uno de los desafíos de Europa es relajar con garantías tanta regulación, no depender tanto de las subvenciones y promover la productividad y competitividad, con opciones para desarrollar nuevos sectores.
Otro tema muy relevante, levantar la prohibición sobre la producción de vehículos con motores de combustión para 2035. Es un primer paso pero es una decisión clave para reconducir una situación autodestructiva creada por los talibanes ecologistas que ha golpeado duramente la industria automovilística europea, uno de los pilares de su economía. La apuesta exclusiva por el coche eléctrico carece de sentido. Los combustibles renovables que ya están disponibles en muchas gasolineras permiten reducir a cero la contaminación de los coches. Es evidente que esta industria es esencial para la economía europea, para el empleo, para el estado del bienestar y que es compatible con la preservación del medio ambiente y la lucha contra el cambio climático.