- ¿Un descalabro del PSOE? Sin duda. ¿Un fracaso de Sánchez? Él no lo ve así: Gallardo consigue aforarse a la segunda, y él considera a sus candidatos regionales carne de cañón para la única batalla que le interesa, la nacional.
Las elecciones extremeñas han padecido una anomalía esencial: uno de los candidatos, cabeza de lista de una de las circunscripciones y líder regional del partido socialista, cometió fraude de ley para acceder al aforamiento, y está imputado por la Audiencia Nacional de Badajoz.
Hay que decir también que, dejando estos pequeños detalles a un lado, es realmente llamativa la debilidad de Miguel Ángel Gallardo, completamente desprovisto de carisma e incapaz de interiorizar las consignas más simples.
Ha intentado convencer al electorado de que votar a la derecha convertiría a Extremadura en un remake de Los santos inocentes, con grave riesgo además de que los nietos de no sé qué abuelos comenzaran a fusilar a mansalva. Y, en un homenaje al elefante de Lakoff, al comienzo de la campaña tuvo la ocurrencia de invocar al hermano de Sánchez y sus aportaciones a la música.
Al problema de su candidato, el PSOE añadía el de presentarse ante su electorado con una evidente sumisión de Sánchez al nacionalismo catalán. Todo esto contribuye a explicar el descalabro del PSOE en uno de sus feudos tradicionales.
Es difícil exagerar la magnitud de la catástrofe, si recordamos que hasta 2019 el PSOE obtenía rutinariamente más del 40% de los votos (en tres ocasiones, obtuvo más del 50%) y hoy tiene que conformarse con menos de un 26%: una caída de 14 puntos.
Recordemos, también, que en 2019 obtuvo treinta y cuatro escaños, y en 2023, veintiocho. Hoy tiene que conformarse con dieciocho.
¿Un descalabro del PSOE? Sin duda. ¿Un fracaso de Sánchez? Probablemente, él no lo ve así.
Para empezar, Gallardo consigue escaño y ser aforado al segundo intento, lo que determinará también el futuro procesal de su hermano. Pero, sobre todo, Sánchez considera a sus candidatos regionales como carne de cañón de la única batalla que le interesa, la nacional.
La política española se desarrolla en diferentes planos. El único que debería existir, el de los problemas más acuciantes de la sociedad (digamos, la colonización de las instituciones y el debilitamiento del Estado de derecho, el acceso a la vivienda, o el previsible colapso del estado del bienestar) no parece ser muy relevante. La pelea se ha trasladado desde hace muchos años al plano de las causas chifladas.
Sánchez confía especialmente en una de ellas, el feminismo de género, para reagrupar a los efectivos que le queden en las generales. Porque Vox, al que el Partido Popular ha dejado una autopista en este campo, es el único partido que realmente planta cara a la chaladura de género.
María Guardiola fue meridianamente clara en sus «líneas rojas para Extremadura» en su primera candidatura:
1-Violencia machista
2-Colectivo LGTBI
3-El aborto, como «derecho conseguido por las mujeres»
4-La no criminalización de la emigración.Ver aquí:pic.twitter.com/m9SWILOPr8
— Monsieur de Sans-Foy (@MonsieurSansFoy) December 6, 2025
Pero hay un tercer plano en el que se mueve la política española, que es especialmente visible en su errática política internacional: el interés personal de Sánchez y sus allegados.
En ese sentido, el ascenso espectacular que ha experimentado Vox en estas elecciones (ha doblado el número de escaños y ha pasado de 5 a 11) puede venir muy bien a Sánchez. Le puede servir para subirse al campanario, tocar a rebato, y reunir a sus asustados feligreses.
Es cierto que en las elecciones de 2023 este truco le sirvió para contener pérdidas y (previo pago de una amnistía) mantenerse en el poder. Pero no está claro que le vuelva a funcionar.
Cada vez es más evidente la destrucción de la convivencia que ha provocado el dislate de género, y se ha perdido el miedo a unos inquisidores (e inquisidoras) cada vez más estrafalarios. No sé si el Partido Popular sufrirá con esta estrategia, pero es seguro que Vox seguirá creciendo con ella.
Por cierto, en este asunto María Guardiola parece indistinguible del PSOE.
Es evidente que a Guardiola le ha salido bien el envite. Aumenta en porcentaje de votos y escaños, pero sobre todo abre una distancia sideral con el PSOE. Además, podrá gobernar con la mera abstención de Vox, que se verá obligado a proporcionar.
La coalición de Podemos e Izquierda Unida obtiene un buen resultado. Entre otras cosas porque, a diferencia del PSOE, tenía una buena candidata.
Ahora los socialistas aragoneses contemplan, sombríos, estos resultados, como una escritura en la pared que anuncia su destino y una cadena de derrotas regionales. En todo caso, es dudoso que quede algo de músculo en el partido para plantear algo parecido a una rebelión.