Editorial-El Español
El PSOE y sus terminales mediáticas empezaron a movilizar desde la misma noche electoral del pasado domingo un relato eximente: que las elecciones extremeñas habrían arrojado el inquietante escenario de una ultraderecha crecida y un centroderecha en declive.
Se trata de trasladar la consigna de que María Guardiola la pifió al convocar elecciones anticipadas, a fin de reenmarcar la situación para apartar el foco de la realidad inapelable del 21-D: que el único perdedor neto fue el PSOE, que dejó escapar casi la mitad de sus votos y diez escaños.
Este torticero planteamiento aún podría tener algún sentido de haber obtenido el PP un resultado igual al que tenía.
Pero lo cierto es que Guardiola mejoró el porcentaje de voto del PP en cuatro puntos, y la caída en el número de papeletas que acusó se explica por la pronunciada caída de la participación.
Además, reforzó su posición al reunir más votos y escaños que toda la izquierda junta.
Ahí es donde hace aguas el relato gubernamental de un centroderecha acechado por una ultraderecha boyante que le come terreno.
La realidad detrás de esta caricatura de las dos derechas, a las que se intenta situar en pie de igualdad en beneficio del populismo radical, es que en Extremadura, el PP representa el 43% del voto, muy lejos del 17% de Vox.
Y esta distribución en el bloque diestro es más o menos pareja en el resto de autonomías y en el plano nacional.
Pero es que, además, según se desprende de los datos de transferencia de voto de SocioMétrica, las fugas del PP hacia Vox (un 8,9% de los que lo votaron en 2023) quedan prácticamente compensadas por el trasvase al PP de un 7,4% de exvotantes de Vox.
Quien sí ha sufrido, en cambio, un saldo negativo de desertores en sus filas ha sido el PSOE: un 11% de sus votantes se han pasado al PP en las últimas elecciones extremeñas.
Y ello es prueba, precisamente, de la capacidad del PP de crecer por el centro.
De hecho, la fotografía que componen las encuestas de intención de voto es coincidente con las tendencias plasmadas en Extremadura: Vox está al alza pero no porque baje el PP, sino porque cae la izquierda.
De modo que, sí, el PP está situado en el bloque de la derecha. Pero su vía natural de crecimiento es el centro.
Ambos partidos del espectro de la derecha, como ha acreditado el caso extremeño, pueden crecer en paralelo, dirigiéndose cada uno a su segmento: Vox a los votantes más conservadores, y el PP a los socialistas enajenados por la deriva radical del sanchismo.
Y es que, con su apuesta estratégica por el escoramiento izquierdista, el PSOE ha dejado expedito para su rival el camino del centro. El PP debe aprovechar esta oportunidad que se le brinda para consagrarse como la gran familia de los electores moderados.