Pablo Sebastián-Vozpópuli
- Serias advertencias de alerta nacional por parte del jefe del Estado mientras el presidente Sánchez ha huido de vacaciones sin decir nada sobre Extremadura
Preservando su neutralidad, el Rey Felipe VI, esta vez, se ha puesto en pie para pronunciar un discurso de Navidad más incisivo que otras veces. En el que ha alertado frente a la corrupción (como la que afecta al PSOE) de la necesidad una “especial ejemplaridad en el desempeño del conjunto de los poderes públicos‘. Al tiempo que el monarca -que no mencionó la situación económica ni las reformas sociales- les advertía a los políticos diciendo que ‘la tensión en el debate público provoca hastío, desencanto y desafección”, y denunció que ‘los extremismos, radicalismos y lpopulismos (alusión a Podemos, Sumar y Vox) se nutren de la falta de confianza, de la desinformación, de las desigualdades, del desencanto con el presente y las dudas sobre cómo abordar el futuro’.
Faltó en esta reflexión mencionar al nacionalismo pero el monarca decidió poner el acento en el deterioro de la ‘convivencia’ nacida en la Transición para decir que no es ’imperecedera’ y está amenazada con la ‘inquietante crisis de la confianza en la democracia’. Serias advertencias de un Rey ‘en pie’ de alerta nacional mientras el presidente Sánchez huye de vacaciones y todavía no dijo nada- del gran batacazo electoral del PSOE en Extremadura el pasado 21-D. Cuyo origen no solo es político -por la corrupción y el acoso sexual en el PSOE- sino que tiene como principal causa la responsabilidad personal y familiar de Sánchez en el procesamiento de Miguel Angel Gallardo (líder extremeño del PSOE, ahora dimitido) y de David Sánchez (hermano del presidente) por los delitos de tráfico de influenzas, malversación y prevaricación. Sánchez ha sacrificado el PSOE extremeño para defender al ‘hermanito’ David, al que se empeñó en colocar en Badajoz en un cargo de Director Artístico Musical de la Diputación que presidía Miguel Ángel Gallardo. Un puesto hecho a la medida del hermano del presidente, con un concurso amañado y unas condiciones de trabajo excepcionales (como su residencia en Portugal para evadir impuestos) y sin necesidad de trabajar en Badajoz donde el ‘hermanito’ no sabía dónde estaba su despacho como lo reconoció ante el asombro de la juez, Beatriz Biedma.
Begoña y otros escándalos
La dimensión personal y familiar de Sánchez en el batacazo del PSOE en Extremadura debería ser la lectura más acertada que los políticos y medios (especialmente los pro socialistas) sobre lo ocurrido en los comicios extremeños del 21-D, como prueba irrefutable de que el Partido está al servicio absoluto de Sánchez. El mismo Sánchez que retrasó la dimisión del desvergonzado Gallardo, al que ahora pretenden camuflar como ‘aforado’ -incluso como senador- para que el juicio del ‘hermanito’ no se celebre antes de 2027 en coincidencia con: el caso Begoña Gómez y escándalos de Ábalos, Cerdán, Koldo, Aldama, Leire (y puede que de Zapatero); y la lista de acosos sexuales descubiertos en el PSOE. Como el de Paco Salazar en La Moncloa, un asunto que acompañará a la ex ministra Pilar Alegría en su campaña electoral de Aragón, para las elecciones del 8-F, ante las que ella ya ha provocado la purga de los seguidores de Lamban que acabarán, el 8-F como muchos votantes del PSOE aragonés, en la abstención.
A igual que hizo Alberto Núñez Feijóo en la recta final de la campaña de las elecciones generales de 2023, ausentándose del debate de TVE, y dándo así a Sánchez la oportunidad de permanecer en el poder al grito de ‘somos más’, la candidata del PP en Extremadura, María Guardiola, se negó a participar en el debate electoral televisado extremeño. Y su ‘silla vacía’ la ocupó Santiago Abascal que llevó a Vox de 5 a los 11 escaños mientras el PP ganaba las elecciones y pasaba de 28 a 29 escaños, pero lejos de la mayoría absoluta de 33. Y el PSOE se caía con estrépito de 28 a 18, facilitando el ascenso de Podemos de 4 a 7 diputados extremeños. Lo que permite al PP tener más diputados (29) que toda la izquierda (18 y 7) y lograr su investidura, salvo que Abascal decidiera votar contra Guardiola y de la mano del PSOE y Podemos, lo que hundiría a Vox a nivel nacional. Por lo que se espera la ‘abstención’ de Vox en la investidura de Guardiola, o su entrada en este Gobierno regional del PP.
Un frente popular y nacionaista
Pero está claro que Abascal (a quien no le habrá gustado el discurso del Rey, dado que cree como Sánchez que el monarca es pro PP) seguirá cabalgando por el territorio nacional para acercarse al PP. E incluso aspirar al segundo puesto nacional (algunas encuestas dicen que supera el 20 % de intención de votos) como lo logró Vox en Badajoz. Y gracias al impulso que Sánchez le está dando a la derecha española, con su discurso autocrático y personal, por encima del PSOE, que impulsa la caída paulatina del ‘muro’ contra Vox. Partido que el 21-D en Extremadura se llevó más del 4% de votantes rurales huidos del PSOE. De manera que no es el PP de Feijóo el que impulsa a Vox sino el propio Sánchez el que promociona y jalea las opciones conservadoras por causa del rechazo personal que está acumulando en España mientras prescinde y arrincona la marca PSOE. Quizás, camino de articular un ‘frente popular y nacionalista’, con la izquierda radical y Bildu, PNV ERC y Junts, en pos de una ruptura ‘confederal’ y republicana del régimen de la Transición de 1978, como seguramente lo temen en el palacio de La Zarzuela y quizás por ello en esta Navidad el monarca se puso en pie.
Una quimera demencial, como el último cartucho de un Sánchez desesperado (al que le empieza a crecer la contestación en el interior del PSOE) y que ahora, desconcertado, está a la espera de las nuevas derrotas autonómicas en Aragón, Castilla León y Andalucía, mientras pregona que, como por arte de magia, el PSOE se recuperará en las elecciones generales de 2027 a las que todavía cree que llegará sin tener que provocar el adelanto electoral.