Antonio Elorza-El Correo

  • PNV y PSOE se unieron para que la conciencia democrática mirase solo a las víctimas y no a los verdugos, sus cómplices y orígenes

Si tienes miedo, no escribas». El bienintencionado consejo de un familiar muy cercano era poco adecuado para levantar la moral a quien acababa de recibir la amenaza, puesta en euskera sobre un muro de la Facultad. Y leída y traducida por su propio hijo. Era además inútil, porque lo escrito, escrito estaba. Así que decidí tomar la senda del humor negro, aprovechando que en ‘Egin’ anunciaban la promoción de un ajedrez patriótico, donde las piezas representarían a euskaldunes e invasores. Lo comenté en este mismo diario, ya que me parecía una idea estupenda, que llenaría de gozo a Sabino Arana en su tumba. Solo había un inconveniente: ¿qué hacer si los invasores iban a ganar la partida?

La única solución, añadí, consistía en entregar, con las tres últimas piezas, bolsitas de amonal, con las que volar al Rey invasor. No les gustó. Todavía el PNV no había proporcionado la justificación de que el Rey de España era culpable del bombardeo de Gernika.

Pensé en el episodio hace unos días, al leer la conmovedora evocación de ‘Peixoto’ por Arnaldo Otegi. Con lo anterior, viene a probar algo, objeto en Euskadi de un olvido forzoso: los ‘años de plomo’ quedan por fortuna atrás, envueltos en las ventajas del cupo, pero el espíritu de ETA, lo mismo que el de Lizarra, no ha desaparecido. Si lo que enseñó ‘Peixoto’ sigue inspirando al actual líder de la izquierda abertzale, con la patria por encima de todo, es que los ‘patriotas de la muerte’ siguen ahí, no en espera de resucitar, sino simplemente de despertar, por una crisis o por la victoria de la derecha en España. GKS se lo recuerda al mismo Otegi.

Tal vez entonces no sea eterno el sueño provocado por el oportunismo de Pedro Sánchez, que según Rafael Vera se hizo ver en el PSOE para apoyar su ejecutoria, y acabó pactando con Bildu para gobernar. Entretanto, para reforzar la anestesia, mientras el mundo nacionalista avanza feliz hacia su futuro, PNV y PSOE se unieron para que la conciencia democrática mirase solamente a las víctimas y no a los verdugos, a sus cómplices y orígenes.

El Centro Memorial de las Víctimas en Vitoria es un magnífico y eficaz muestrario de tal actitud. El martirio de Ortega Lara nada tuvo que ver con la ideología del odio, sembrada por Sabino sobre el nacionalismo, ni Basta Ya hubo de sufrir, como antes los solidarios con Lagun, una brutal descalificación por Arzalluz y su partido. Así que no hubo ni hay la rectificación clarificadora de otros movimientos terroristas, como las Brigadas Rojas, ni de sus cómplices políticos.

Lógicamente, tal planteamiento repercute sobre la posibilidad de análisis, dado el propósito de eliminar cualquier discrepancia. Desde el sistema de poder, se impone el silencio. Más aún ahora que cualquier evocación de ETA es denunciada como exclusiva de «la ultraderecha» . Pero ya antes, el mundo de los verdugos disfrutaba de protección oficial. Fue buen ejemplo la movilización nacionalista en 2005 en favor del etarra Azpiazu en Azkoitia, cuando le fueron exigidas responsabilidades por la viuda de la víctima. Todos contra ella. Salí en su defensa desde aquí mismo, y mi familia azkoitiarra me declaró anatema. Desde el Diario.

La voluntad censoria del nacionalismo oficial iba más allá de las fronteras. En cuanto a mí, intervino ya en los años 80, cambiando el título y añadiendo texto a un artículo en ‘L’Histoire’, rebautizado como ‘Los vascos: un siglo de lucha contra España’, para culminar cuando en 2011 ‘Le Cerf’ me encargó un libro sobre el nacionalismo. Ya al borde de aparecer ‘Le nationalisme basque, traditionalisme et révolution’, la publicación fue suspendida «por la crisis», pasándolo a otra editorial, Vendémiaire, donde fui yo quien la suspendió, ya que pretendían alterar el contenido: «Une idéologie de la haine» se convertía en «Aurrera les basques!». A pesar de lo cual, ambos libros, inexistentes, figuran como publicados y agotados, el segundo incluso con cubierta, páginas y título ‘Au nom du peuple basque’, más el ISBN que acredita a ambos. ¿Para qué? Sin duda para justificar su pago por una institución desde Euskadi. Así, desde el silencio impuesto, mi bibliografía crece. (Escrito en francés, acabé traduciendo el libro como ‘La invención del nacionalismo vasco’, y contando su historia, lo cual fue debidamente ignorado por la escuela positivista oficial).

A partir de la llegada de Pedro Sánchez al Gobierno, y con un notable acelerón final, la presión censoria se hizo más sofisticada. En el espacio de mi colaboración principal, el método del salami, las reducciones escalonadas, desembocó en un callejón sin salida. En otros medios e instituciones, silencio o en su caso invitación revocada (Universidad de mayores, Madrid, octubre). Hasta hace diez años, aunque estuviera al frente de una televisión el PP o el PNV, la presencia plural estaba garantizada. Hoy va imponiéndose para todos la teoría del muro, núcleo de la estrategia del presidente. La crispación ambiente impone su ley.