EL CONFIDENCIAL, 27/10/11
EN UNA CARTA EQUIPARA A LOS “AMENAZADOS” CON LOS “ENCARCELADOS INJUSTAMENTE”
Fuerte polémica entre los 236 jesuitas de la provincia de Loyola, una de las demarcaciones territoriales en las que se divide la Compañía de Jesús en España y que engloba a Vizcaya (con sedes en Bilbao y Durango), Guipúzcoa (con sedes en San Sebastián y Loyola), Álava (con sede en Vitoria) y Navarra (con sede en Pamplona-Javier y Tudela). El provincial, nombrado en febrero de 2008, Juan José Etxebarria, ha remitido con fecha de 24 de octubre pasado una carta a cada uno de ellos, redactada en castellano y euskera, en la que bajo la rúbrica de “A los compañeros jesuitas ante el último comunicado de ETA” explica que escribe el texto para “sumarnos a la alegría general” por la declaración de la organización criminal.
El párrafo de la misiva que ha causado mayor controversia se refiere al “contexto doloroso y conflictivo que hemos vivido los jesuitas, tanto de modo personal como institucional”. Etxebarria relata que “hemos buscado formas de estar presentes en nuestra realidad social, intentando caminos de reconciliación. No siempre se ha entendido esta postura de la búsqueda de la paz. A veces hemos juzgado a otros desde prejuicios ideológicos. Y algunas opciones y compromisos han costado a algunos compañeros nuestros desde amenazas de muerte, y tener que vivir con escolta, hasta un encarcelamiento injusto.”
Según algunos de los sacerdotes receptores de esta carta, “el provincial incurre en la simetría y la equivalencia entre las víctimas y los victimarios”. También le reprochan “el lenguaje corruptor que incorpora la misiva”, impropio de la Iglesia, y el afán intervencionista en materias de carácter legal, judicial y político. Efectivamente, el provincial jesuita escribe que “las cuestiones de las identidades culturales o de las sensibilidades nacionales, con lo que implica para la configuración de nuestra sociedad y del conjunto del estado español (sic), son un reto para nosotros y nuestras instituciones. En consecuencia, deberemos comprometernos aún más con el diálogo y el entendimiento necesarios que anhelamos”.
La Compañía de Jesús en el País Vasco y Navarra se ha vencido desde la mitad del siglo pasado hacia las tesis más duras del nacionalismo y ha contemporizado con la banda terrorista ETA. La IV Asamblea de la organización criminal se produjo en la clandestinidad (1965), cediendo la Compañía de Jesús para celebrarla su casa de ejercicios espirituales de Loyola (Azpeitia). La V Asamblea de los etarras en 1966 y 1967, también fue acogida por los jesuitas: la primera sesión en la casa parroquial de Gaztelu (Guipúzcoa) y la segunda en la casa de ejercicios espirituales de la Compañía en Guetaria (Guipúzcoa), conocida como “Villa San José”.
Las fuentes a las que ha tenido acceso El Confidencial, críticas con la connivencia de la jerarquía de la Compañía de Jesús en la provincia de Loyola con los abertzales radicales, recuerdan que José María Auzmendi, jesuita, fue secretario del consejo de administración de Egunkaria, diario en euskera próximo a ETA, encarcelado y luego liberado y ahora -según estas fuentes- en Cuba. A él se refiere el provincial de Loyola en su carta. Recuerdan también al jesuita Antonio Beristaín, catedrático de Derecho Penal y Director del Instituto Vasco de Criminología de la Universidad del País Vasco, fallecido en 2009, y que fue reiteradamente amenazado de muerte por la banda terrorista y sancionado por el obispo emérito de San Sebastián, José María Setién, a mantenerse en silencio total, sin escribir en medios de comunicación ni publicar libros.
Igualmente, estas fuentes recuerdan cómo el anterior provincial de Loyola y actual secretario de la Compañía nombrado en 2008 por el general Adolfo Nicolás, Ignacio Echarte, negó la capilla de la Universidad de Deusto en San Sebastián para celebrar una misa aniversario en memoria del asesinado Gregorio Ordóñez. Echarte era el candidato de Juan María Uriarte para sucederle en la diócesis de San Sebastián. Y en fin, la amenazas recibidas por Fernando García de Cortázar, catedrático de historia y presidente en la actualidad de la Fundación Dos de Mayo, que le han obligado a ser permanentemente escoltado.
El ‘santuario’ de las actas del proceso de paz
Muchos jesuitas de la provincia de Loyola se muestran “preocupados” ante el hecho “poco conocido” de que el santuario de Loyola y edificios anexos son propiedad de la Diputación Foral de Guipúzcoa, actualmente en manos de Bildu, y aseguran que en esas instalaciones se custodian las actas de varias reuniones entre etarras, mediadores y representantes del Gobierno de Zapatero durante el proceso de paz de 2006.
La Compañía de Jesús tiene una fuerte presencia en el País Vasco y Navarra. En Bilbao, la orden gestiona la Universidad de Deusto, un colegio, varias residencias, una editorial, centros de espiritualidad y centros sociales. En Durango los jesuitas son titulares de otro colegio, lo mismo que en Pamplona, San Sebastián, Tudela y Vitoria. Los grandes santuarios del País Vasco (Loyola) y de Navarra (Javier) son también de la Compañía de Jesús, así como varias casas de espiritualidad en esas ciudades y pueblos, y casas de ejercicios y residencias.
El nacionalismo de los jesuitas -sea próximo al PNV o a la izquierda proetarra- es el reflejo del que se profesa en el clero vasco y, hasta la llegada a San Sebastián del obispo José Ignacio Munilla y de Mario Iceta a Bilbao, de la jerarquía eclesiástica. De ahí que el nombramiento de estos prelados fuese recibido con explícita hostilidad por la mayoría del clero vasco en un inédito escrito de repulsa que firmaron en diciembre de 2009 más de 700 clérigos, entre ellos, 85 párrocos.
Los anteriores obispos de las tres diócesis vascas publicaron en mayo de 2002 una instrucción pastoral (“Preparar la paz”) en la que se posicionaban claramente contra la ley de partidos que ilegalizó a Batasuna y que fue secundada con la firma de 358 sacerdotes de Vizcaya, Álava y Guipúzcoa. La instrucción pastoral de los obispos vascos fue contrarrestada, por presiones del Gobierno de Aznar, por una pastoral de la Conferencia Episcopal Española que el 22 de noviembre de ese mismo año atacaba duramente la inmoralidad de los nacionalismo excluyentes y el terrorismo.
EL CONFIDENCIAL, 27/10/11