Rajoy se zafa de Rubalcaba y gana con claridad el debate

LIBERTAD DIGITAL, 8/10/11

Rubalcaba terminó con un llamamiento al voto para evitar la temida abstención. Rajoy dijo que España «es una gran nación» y que «levantará la cabeza».

Alfredo Pérez Rubalcaba no ha conseguido batir a Mariano Rajoy en un debate en el que el PSOE había puesto las esperanzas de mover en algo las encuestas. El candidato del PSOE tuvo como casi única estrategia hablar del supuesto programa «oculto» del PP y apuntar a futuras privatizaciones y recortes en Sanidad y Educación. Recurrió, además, a la estrategia del miedo, apuntando a futuras bajadas en los subsidios de desempleo y reformas laborales «contra los trabajadores». Pero la reiteración del argumento, con constantes menciones al programa de los populares, no pudo con la contundencia de los datos y Rajoy consiguió, como quería, esquivar los temas más espinosos. Se centró en recordar la nefasta gestión económica del PSOE y renunció a mencionar el caso Campeón o a Bildu.

En el bloque económico del debate, Mariano Rajoy echó en cara al candidato socialista el desolador balance del paro y el «descomunal» déficit público, con un gobierno que suscita «desconfianza» y que «no es capaz de corregir la situación». Pidió el voto para «cambiar de rumbo» y «comenzar a ver la luz al final del túnel»: «No debemos prolongar esta situación ni un minuto más«.

Un nervioso Rubalcaba dejó desde el principio clara su estrategia: acusar a Rajoy de ocultar las medidas que, según él, adoptará en Moncloa. Tras vaticinar que estaría «callado» sobre el asunto en todo el debate, dijo que él impondría un impuesto a las grandes fortunas y pasó directamente al ataque: tirando de hemeroteca y leyendo entre líneas el programa de Rajoy, afirmó que proyectan dar más dinero público a los bancos y bajar los subsidios de los desempleados. Esgrimiendo recortes de prensa, el líder del PP lo negó. «Son maestros en decir una cosa y hacer la contraria, y reprochar intenciones que no tenemos». «Le pido que diga la verdad, que dé su opinión», interrumpía un cada vez más agresivo Rubalcaba, sabedor de que estaba llevando el debate a su terreno.

«Usted miente, son insidias, no me atribuya intenciones», se quejó Rajoy, que recordó que los reproches actuales se refieren a medidas que Rubalcaba «ya hizo» cuando estaba en el poder. Rubalcaba, mientras, le acusaba de pretender «darle el gusto a la CEOE». «Yo no soy como usted, no lo soy. Usted le bajó el sueldo a los funcionarios y no lo llevaba en su programa», zanjó el líder de los populares.

El candidato socialista no se apeó de su estrategia en la segunda parte, dedicada a las políticas sociales. Rubalcaba acusó a Rajoy, basándose esta vez en lo que hacen «las comunidades del PP», de pretender acabar con la Sanidad y la Educación públicas y le exigió repetidamente que aclarara cómo financiará la Sanidad cuando llegue al poder. Rajoy contestó defendiendo que «para que las administraciones tengan dinero lo que hace falta es crear empleo» y alertó de que «los mayores enemigos de la política social» son los que, con su gestión, favorecen «la destrucción de puestos de trabajo».

Rubalcaba llegó a acusar a su oponente de pretender enviar a enfermos crónicos de la sanidad privada a la pública y sacó a colación la huelga de profesores contra Esperanza Aguirre. Rajoy contraatacó recordando el tijeretazo y hablando de las pensiones: «Yo no voy a congelarlas, no engañaré como hicieron ustedes«.

Cuando terminaba el bloque, ambos candidatos se enzarzaron otra vez con el programa electoral del PP. El candidato socialista insistía en reclamar explicaciones sobre la financiación de lo público mientras el popular le espetaba: «No ha entendido el programa, usted lee pero no entiende, la Sanidad se financia con impuestos, y si no se recauda, tendrá menos dinero». Recordó a Rubalcaba que fueron ellos quienes en el 93 dejaron «quebrado el sistema». «Era un problema de contabilidad», se defendió el socialista.

El socialista se dejó para el último bloque los últimos cartuchos. Comenzó reclamando al popular que «tranquilice a las parejas homosexuales que se han casado y diga si va a mantener esa espada de Damocles». Mentó el aborto –»un derecho»– y la ley de Muerte Digna. Rajoy evitó contestar en un primer momento para presentar su propuesta: cuando llegue a la Moncloa hablará «con todos» para «la tarea que se nos viene encima». Después, indicó sobre el tema del matrimonio gay que se había interpuesto un recurso y que estaban a la espera de la resolución de la Justicia.

La igualdad, la conciliación de la vida laboral y, sorprendentemente, el futuro de las diputaciones centraron la última parte del debate, con Rubalcaba insistiendo en pedir su supresión y Rajoy defendiendo su existencia porque dan «vida» a los «pueblos pequeños». ETA tuvo sólo una breve mención, y vino del socialista. «Es algo que debemos comentar y celebrar, esto está encauzado«, dijo en alusión al comunicado y antes de recordar a las víctimas. También le dijo a Rajoy que le ofrecía su «colaboración» pase lo que pase para los «pasos siguientes», tratando al líder del PP, como durante todo el debate, como el próximo inquilino de la Moncloa.

El último turno

En sus últimas intervenciones, Rajoy se centró en presentar a su partido como el remedio para sacar a España de la crisis mientras que Rubalcaba dedicó buena parte de ella a llamar a la participación ante la perspectiva de que la abstención aumente la gravedad de su derrota.

El líder del PP pidió el voto para «trabajar juntos» y cambiar «desaliento por confianza en un futuro de oportunidades» y que «España levante la cabeza con orgullo». «Sé que será difícil«, dijo el líder de los populares, «nadie nos va a regalar el éxito, pero nada lo impedirá si podemos aprovechar nuestros recursos». «Tenemos experiencias y estamos preparados», dijo en alusión a los gobiernos de Aznar.

Rubalcaba, por su parte, apeló a los indecisos y a los que puedan quedarse en casa al decir que «la indiferencia no resuelve los problemas» y que el voto es «importante para los propios intereses, los valores y los principios». «Yo sé que la situación es muy complicada pero puedo decir que frente a las adversidades sé reaccionar, no soy pasivo», afirmó aludiendo a Rajoy. También hubo mención, claro, a los recortes: «Esta salida de la crisis no puede servir de pretexto para poner en cuestión esta protección social que por primera vez tenemos todos los españoles».

LIBERTAD DIGITAL, 8/10/11