EL PAÍS, 2/12/11
Las críticas tras las dos últimas elecciones fortalecen su idea de presentarse a la reelección – Excargos públicos plantearán batalla al actual ‘burukide’
Joseba Egibar (Andoain, 1959) ha animado la recta final del proceso de renovación interna por el que transita el PNV. Ha bastado que Iñigo Urkullu cargara la mano sobre la responsabilidad del GBB en los decepcionantes resultados del partido en Gipuzkoa ante las elecciones del 20-N, con la pérdida de un diputado y de peso municipal, para que esta territorial respondiera con contundencia, posiblemente donde más duele.
De un lado, los afiliados guipuzcoanos exhiben, a modo testimonial, su rechazo a la presencia del significado sector de Bizkaia en el futuro EBB; de otro, Egibar sale al paso del posible deseo de Urkullu de acabar con la bicefalia en los estatutos del partido para hacer compatible su cargo de presidente del PNV con el de candidato a lehendakari. Y, por si fuera poco, el actual responsable del GBB aspirará a su reelección empujado por las críticas a su gestión que viene recibiendo, sobre todo, desde los medios de comunicación.
Egibar había extendido la posibilidad de que podría abandonar todo cargo directivo en el PNV, desde que en 1987 llegara a la presidencia del GBB, en el que ha permanecido salvo el periodo 2000-2004. Incluso, proclamó su entente cordial con Iñigo Urkullu al renunciar a la carrera por la presidencia del EBB, en la que ya perdió con Josu Jon Imaz por un apurado margen. Sin embargo, y según su propio círculo, «ha bastado que viera el acoso al que se le empieza a someter para que vuelva a presentarse» a su reelección que, si la obtiene, le permitirá continuar en el EBB como presidente territorial.
Hasta ahora, la oposición a Egibar se veía reducida a los artículos de opinión. De hecho, la dirección del GBB siempre se ha jactado de que «han sido las asambleas quienes han decidido la línea a seguir y los candidatos que consideraban más idóneos». Los opositores, en cambio, a modo de justificación de su postura, ciertamente alejada de la vida interna del partido en sus juntas municipales y batzokis, argumentan que «ha sido imposible que se atengan siquiera a escucharnos, pero en muchas asambleas ni siquiera ha habido quórum porque la gente pasa».
A partir de ahora, y especialmente después de la pérdida de la Diputación de Gipuzkoa, la irrupción de Amaiur y el escaso éxito del planteamiento de unidad soberanista Baitu Gaitezen (Unámonos), la oposición a Egibar, con el visto bueno desde Sabin Etxea, ha tomado cuerpo con un transfondo mucho más ideológico y asentado, sobre todo, en la línea oficial que marca el EBB y, de manera especial, el discurso de Iñigo Urkullu.
Así las cosas, Egibar va a encontrarse a partir de ahora un sector crítico renovado, bastante diferente al que le ha venido plantando cara, desde luego con muy poca fortuna. En este nuevo grupo figuran afiliados significativos que han desempeñado distintos cargos públicos dentro y fuera de Gipuzkoa, con una proyección profesional reconocida y una edad no superior a los 45 años, que comparten, sin fisuras el modelo PNV acuñado por Urkullu y que, sobre todo, no se han visto salpicados por las agrias guerras internas vividas en esta territorial.
Según algunos de sus componentes, la idea que les mueve es «introducir un cambio en la línea y en la forma de afrontar el partido en la nueva situación de la apuesta identitaria y de la economía que afecta tanto a la gente». En cuanto a su estrategia, quieren marcar «una línea distinta» a la que abandera el sector de Juan Mari Juaristi y Joxe Juan González de Txabarri y así evitar un clima de enfrentamiento que, dicen, «favorecería a Egibar porque tendría el argumento descalificante de que le atacan los perdedores de siempre».
EL PAÍS, 2/12/11