El Gobierno anuncia que sólo acercará a Euskadi a presos de ETA arrepentidos

EL CORREO, 3/2/12

El ministro Fernández Díaz asegura que el Ejecutivo «ayudará» a los reclusos que pidan perdón y confirma que su única apuesta sigue siendo la ‘vía Nanclares’

El Gobierno no moverá un ápice la política penitenciaria del anterior Ejecutivo socialista. No solo no habrá excarcelaciones de presos de ETA enfermos o con condenas avanzadas -como reclama la izquierda abertzale e, incluso, el Gobierno de Patxi López- sino que tampoco habrá acercamientos al País Vasco de reclusos si los internos terroristas siguen «obcecados» en no pedir perdón a sus víctimas y en seguir las directrices de la banda armada dentro de los centros.

LAS CLAVES
EL ACERCAMIENTO
El ministro del Interior considera el traslado a cárceles próximas a Euskadi como un «beneficio penitenciario»
EL GESTO
Fernández Díaz pide a ETA que entregue «unas cuantas armas en una campa del País Vasco»

El titular de Interior anunció ayer formalmente que la dispersión del colectivo penitenciario etarra (unos 550 reclusos en España) continuará intacta como respuesta a la insistencia de la organización en impedir que sus presos se acojan a la vía de la reinserción individual. Jorge Fernández Díez, que dijo que el «mayor enemigo de los presos de ETA es ETA», explicó que la banda sigue empeñada de «manera muy fuerte» en controlar a sus internos y que la respuesta del Gobierno a este empeño seguirá siendo la ‘vía Nanclares’: sólo habrá beneficios (incluido el acercamiento) para los terroristas que, por escrito y de forma individual, pidan perdón, rompan con ETA, colaboren con la Justicia y afronten la responsabilidad civil de su condenas.

El ministro, en declaraciones a TVE, dejó claro que el Ejecutivo considera en sí el traslado a cárceles más próximas a Euskadi (y no sólo la progresión de grado) como un «beneficio penitenciario» y que, como tal, solo lo aplicará a los ‘disidentes’. «Si no dejan atrás su pasado terrorista, persisten en su voluntad de pertenecer a la organización terrorista y no se arrepienten, entonces no muestran voluntad de reinserción y no cumplen los requisitos que fija la ley para obtener beneficios, entre los cuales está el acercamiento», precisó.

El propio Fernández ya reconoció el pasado martes en el Congreso de los Diputados que la ‘vía Nanclares’ (a la que se han sumado algo menos de medio centenar de internos) está prácticamente bloqueada por las «falsas expectativas» creadas entre los reclusos por la declaración de cese definitivo de actividades terroristas el pasado 20 de octubre. Según el máximo responsable de las fuerzas de seguridad, ETA todavía controla al 95% de la colonia penitenciaria que forman sus activistas detenidos. Y fue a los miembros de ese colectivo, a los que «ETA impide acogerse a la vía individual», a los que el ministro hizo una promesa si rompen amarras: el Gobierno «ayudará» a aquéllos que estén dispuestos a «pedir perdón y muestren arrepentimiento». O lo que es lo mismo, que se unan a la disidencia que se congrega en la cárcel alavesa.

«Discrecionalidad»

Fernández se comprometió a aplicar a los arrepentidos «el margen de discrecionalidad que la ley permite», que no «arbitrariedad». Pero sólo a esos, a los reclusos que tengan voluntad de reinserción, «a las personas que pidan perdón y muestren arrepentimiento» y que «dejen atrás su pasado terrorista». No habrá traslados -dijo- para quienes sigan «obcecados en no pedir perdón» o hagan «ostentación» de su militancia en la organización armada. Y siempre, cualquier medida penitenciaria será individualizada. Insistió en que una decisión colectiva, sin llegar siquiera a una suerte de amnistía, sería ir en contra de la ley y de la Constitución.

El titular de Interior, además, replicó a los colectivos de allegados de presos, que critican la dispersión por ser una pena añadida a las familias. «Eso no se lo plantean ellos cuando están en la clandestinidad, sólo cuando están en prisión porque es una actuación política».

«Empezar a creer»

Ya fuera de cuestiones penitenciarias, Fernández hizo un nuevo llamamiento a la banda para que haga efectivo su desarme. En esa línea, reclamó al menos que ETA entregue «unas cuantas armas en una campa del País Vasco» como muestra de su «sinceridad». «Sería un signo que nos haría empezar a creer en la palabra de ETA».

Reconoció que el anuncio del cese definitivo de la violencia es un momento «lleno de esperanza y posibilidades», pero en el que la «ingenuidad no tiene cabida» porque la organización, a pesar de tener su capacidad operativa «profundamente diezmada», mantiene una «estructura en la clandestinidad» y nada le impide «hacer una barbaridad» en algún momento.

A pesar de ello, Fernández, en consonancia con los últimos informes de la Policía y Guardia Civil, descartó una vuelta a las armas de ETA. «La izquierda abertzale quiere ganar credibilidad, ganar imagen de fuerza política capaz de gobernar el País Vasco y creo que en estos momentos, estratégica y tácticamente, ETA tiene pocas opciones de cometer atentados, aunque otra cosa es que individuos aislados puedan cometer una barbaridad», insistió.

EL CORREO, 3/2/12