Este ministro que asegura que Batasuna no puede ni pedir café sin el permiso de ETA intentó vendernos la historia de que una mesa de partidos con Batasuna para acordar cambios políticos en el País Vasco nada tenía que ver con negociar con ETA. Como si los cafés de aquella mesa se sirvieran sin el permiso y sin las condiciones de ETA.
El problema de Rubalcaba es que cada vez que sale a los medios a contarnos lo malísima y peligrosa que es ETA, los destinatarios de sus avisos nos acordamos de los tres años en los que ha tratado de convencernos de que ya no era ni tan mala ni tan peligrosa. Sus argumentos se dejaron la verosimilitud en la mesa de negociación, en la verificación, en sus arreglos con De Juana Chaos, en su apuesta por la mesa de partidos. Ni el hábil Rubalcaba puede interpretar dos personajes tan antagónicos.
Que el ministro del partido que se reunió con el brazo político de ETA para cumplir una exigencia de la banda, que provocó la indignación y las lágrimas más amargas de la madre de Joseba Pagazaurtundua y de todas las víctimas de ETA, nos diga ahora que «nunca permitirá que la sociedad vea a Batasuna como algo distinto a un apéndice de ETA», parece una broma cruel, una burla a los ciudadanos.
Este mismo ministro que promete aislar a Batasuna apoyó la mesa de partidos con ella cuando sabía igual que ahora su condición de apéndice de ETA. Y este ministro que asegura que Batasuna no puede ni pedir café sin el permiso de ETA contribuyó tanto como el mismo Zapatero a intentar vendernos la historia de que una mesa de partidos con Batasuna para acordar cambios políticos en el País Vasco nada tenía que ver con negociar con ETA. Como si los cafés de aquella mesa se sirvieran sin el permiso y sin las condiciones de ETA.
Y respecto a ANV, que el ministro que cuenta con innumerables informes policiales sobre la dependencia etarra de ANV asegure no tener aún la certeza de esa vinculación es una deliberada manipulación de sus propios datos. Los de la investigación policial y los de los ciudadanos vascos acosados ahora por ANV/Batasuna. Por usar sus propias palabras, Rubalcaba nunca debería permitir que la sociedad vea a ANV como algo distinto a un apéndice de Batasuna.
Rubalcaba tiene las pruebas para instar a la ilegalización de ANV. Si no lo hace, quizá sea porque teme la puesta en evidencia del engaño gubernamental de hace pocos meses. O peor, porque su Gobierno aún no ha cerrado la última puerta de su política de negociación.
Edurne Uriarte, ABC, 27/8/2007