Tenemos a una parte significativa de la derecha intelectual española entregada al liderazgo de Rosa Díez. Y no porque ésta sea una inteligente, original y carismática política, que lo es, sino porque las reivindicaciones tradicionales de la derecha, las de la persecución del brazo político de ETA, por ejemplo, suenan, al parecer, diferentes en su boca.
Quienes se preguntan por qué a la derecha le cuesta tanto ganar elecciones en España, que miren primero hacia las encuestas. A la parte que describe la ideología de los ciudadanos, la que repite año tras año que los españoles se sienten mayoritariamente de izquierdas, sea quien sea el líder de la derecha. Y después, que observen fenómenos como el de Rosa Díez y su divergente acogida a izquierda y a derecha, que ahí encontrarán una explicación más de las dificultades electorales de la derecha. En las contradicciones de sus líderes de opinión.
Díez no ha causado hasta el momento una sola herida significativa al socialismo que ha abandonado y cuestionado. Algunos votos, más bien electoralmente irrelevantes para el PSOE, y poco más. Lo que es impresionante es la sacudida provocada entre bastantes líderes ideológicos de la derecha. Por una política que continúa identificándose con la izquierda y que defiende exactamente las mismas reivindicaciones que la derecha viene planteando desde hace muchos más años que ella, tanto respecto a ETA como respecto a la estructura territorial de España.
Que los socialistas se mantengan inmunes a los efectos de Rosa Díez se explica sobre todo por el poder. Mientras estén en La Moncloa, Rosa Díez les importará más bien poco. Pero si Díez fuera una disidente de la derecha, les importaría aún menos, dentro y fuera de La Moncloa. Tienen un mensaje ideológico mucho más compacto y fuerte que el de la derecha. No necesitan disidentes de la derecha para justificarse y legitimarse. Y mucho menos para que les lideren.
Pero aquí tenemos a una parte significativa de la derecha intelectual española entregada al liderazgo de Rosa Díez. Y no porque Rosa Díez sea una inteligente, original y carismática política, que lo es, sino porque las reivindicaciones tradicionales de la derecha, las de la persecución del brazo político de ETA, por ejemplo, suenan, al parecer, diferentes en su boca. No parece buen camino para normalizar la ideología de derechas en España. Mientras necesite el pedigrí de izquierdas para justificarse, seguirá en lo que está, en la minoría.
Edurne Uriarte, ABC, 20/12/2008