Diferentes pero menos

Alberto Ayala, EL CORREO, 22/7/12

Los partidos vascos empiezan a temer que el enfado popular por los recortes trastoque las previsiones electorales

Ya saben. Ni tocan elecciones en Euskadi hasta marzo de 2013, ni estamos en precampaña. Al menos en eso se insiste desde Ajuria Enea, día sí día también, entre el escepticismo de políticos y periodistas que dan por seguro los comicios para otoño. No pasa nada, decía, pero el Gobierno López inaugura lo ininaugurable tan pronto deja de tirar de boletín. Urkullu no da un paso sin una cámara detrás que inmortalice sus propuestas y su presencia en fiestas, conciertos y festivales de todo pelaje, sobre todo si tienen lugar en Álava o Bizkaia. Y Basagoiti se desgañita a diario para que recordemos el sectarismo cierto vivido en épocas todavía recientes de mayoría nacionalista como la que, dicen los sondeos, se avecina otra vez.

¿La izquierda abertzale? Pues intentando exhibir su mejor piel de cordero. Con más voluntad que éxito, todo hay que decirlo. Que cuando no son las palabras de Garitano, son los silencios de Errekondo, las amenazas del exasesor del alcalde donostiarra Josetxo Ibazeta o la presunta implicación de un edil de Barrika en un caso de violencia de género.

Es el habitual catón de precampaña que se repite en las semanas previas a toda llamada a las urnas. Pero esta vez ha aparecido un ‘invitado’ que amenaza con trastocarlo todo. Se llama crisis. Se ha traducido en una durísima sucesión de recortes que nos ha hecho a todos un poco –o un mucho– más pobres de un día para otro. Y se ha desatado el comprensible cabreo popular.

Camino del rescate total

Una ira que va en ascenso a la misma velocidad que el país se hunde camino del rescate total, con una prima de riesgo desbocada y nuevos argumentos, como el ‘crack’ valenciano, para la desconfianza internacional hacia nuestra situación. Y la duda, claro, empieza a inquietar en los cuarteles generales de los grandes partidos vascos: ¿cómo reaccionarán los ciudadanos en las urnas al dificilísimo momento que atravesamos, también en Euskadi, eufemismos al margen?

El escenario postelectoral parecía definido en sus grandes trazos. Cuatro grandes partidos en el nuevo Parlamento. Mínimas opciones de que cuele una Izquierda Unida en ascenso en toda España pero dividida aquí, y todavía menos la UPyD de Rosa Díez. PNV y EH Bildu disputándose la victoria, con casi todos los boletos para los jeltzales. Con socialistas y el PP en un segundo paquete. Lo determinante para el juego de alianzas postelectorales, los escaños. Qué sumas dan y cuales no.

Probablemente los más inquietos en este momento sean peneuvistas y populares. Los primeros muy pendientes de si EHB logra pescar en el río revuelto de la crisis; los segundos, hasta qué punto el electorado les castiga por los recortes de Rajoy. Pero la inquietud es general. También en la izquierda abertzale, que no logra colocar su apuesta soberanista en el epicentro del debate. Situaciones así hacen posible seísmos que de otra forma serían inimaginables. Y todos asisten con preocupación al evidente descrédito de la política.

Es cierto que todavía no ha llegado la hora de que los partidos desgranen su oferta electoral. Como lo es su mínima credibilidad en una opinión pública que vio como Zapatero incumplía el programa socialista en 2010 y que acaba de verificar cómo Rajoy ha tirado directamente a la basura sus promesas para hacer exactamente lo contrario. Aun así, el enfado ciudadano empieza a requerir del cortafuegos de unas promesas con una cierta credibilidad.

Resulta hasta cierto punto comprensible que las fuerzas políticas, con la lógica salvedad del PP vasco, arremetan contra los tijeretazos de Rajoy. Que rechacen nuevos recortes sociales. Que lleven a cabo encendidas defensas del marco competencial vasco. Hasta que den trabajo a los abogados buscando subterfugios legales para no aplicar algunos tijeretazos.

Empezar por casa

Pero los milagros económicos no existen, se estire como se estire el Concierto. La población se empobrece, el consumo se hunde, la recaudación baja, sube nuestra deuda y los recortes se avecinan, sí o sí, también a Euskadi. ¿Nadie va a atreverse a abrir el baile de decir esta cruda verdad a los ciudadanos? ¿Hasta cuándo se va a hacer creer a los vascos que el hecho de que no estemos tan mal como otros (Valencia) no quiere decir que estemos bien, y menos que nos vayamos a librar de los recortes?

Y claro, ya metidos en harina, ¿es que ni PNV, ni PSE, ni PP, ni EH Bildu tienen un plan concreto para recortar empresas y sociedades públicas? ¿Para aligerar de peso a nuestro costosísimo entramado institucional, simplificándolo o no? ¿Para renunciar a tanto asesoramiento cuando hay docenas de funcionarios que pueden, y deben, hacer ese trabajo sin coste añadido, porque están capacitados para hacerlo?

Los políticos deben empezar por recortar, y en serio, no su sueldo, sino sus bajos y sus medios fondos. Tanto entramado paralelo. Puede ser un buen camino para evitar alguna de esas sorpresas que tanto empiezan a temer que lleguen.

Alberto Ayala, EL CORREO, 22/7/12