El ministro del Interior censura el plan vasco de paz y pide «vencer a ETA sin equidistancias»

EL CORREO 02/07/13

Fernández Díaz hace públicas sus diferencias con el Gobierno de Vitoria, al que recuerda que no le dejará dirigir el futuro memorial por las víctimas

El Plan de Paz y Convivencia del Gobierno vasco se topó ayer con un nuevo rechazo frontal y sin matices: el del ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz. Su intervención evidenció que la propuesta presentada hace quince días por Iñigo Urkullu y su principal impulsor, Jonan Fernández, genera en el Ejecutivo central profundos recelos al considerar que trata de «diluir» la violencia de ETA. «Hay que vencer la batalla del relato sin equidistancias», afirmó el máximo responsable de las fuerzas de seguridad, quien también aludió a la posibilidad, no confirmada, de que el gabinete del PNV pretenda dirigir el futuro memorial por las víctimas del terrorismo: «pues va a ser que no».
La relación entre el Ministerio de Interior y el equipo del lehendakari sigue sin encarrilarse medio año después de que el PNV regresase a Ajuria Enea. De hecho, la sensación es que el paso del tiempo no está ayudando a limar las asperezas, más bien al contrario. El último elemento que ha entrado en juego es la iniciativa del excoordinador general de Elkarri, una persona que genera notable desconfianza en Madrid.
Desde su puesta de largo, la propuesta ha recibido numerosas críticas por sus supuestas concesiones a la izquierda abertzale al incluir, entre otras cuestiones, un programa orientado a facilitar la reinserción de los presos. Un escepticismo que ya había manifestado el PP, pero que ayer explicitó de una forma más contundente Fernández Díaz durante los cursos de verano que organiza la Universidad Complutense en El Escorial.
«Ahora resulta que lo que hay que hacer es analizar todas la últimas causas de violencia en el País Vasco en los últimos 80 años: la Guerra Civil, ETA, la dictadura, el Batallón Vasco Español, los GAL… Si hablamos de la violencia en España, por qué no los últimos 200 años, donde se produjeron las guerras carlistas que generaron mucha violencia», manifestó Fernández Díaz.
La distancia entre ambos Ejecutivos parece abismal. Ya no sólo en el fondo, también en las formas. Porque el ministro empleó un tono árido. «Hay que ser serios. No vamos a caer en esa trama de la equidistancia y pretender igualar a unos y a otros, a víctimas y terroristas», prosiguió el representante del Gobierno en presencia de Mari Mar Blanco y la presidenta de la AVT, Ángeles Pedraza. «De la Guerra Civil ya habla la Ley de Memoria Histórica. Estoy dispuesto a hablar de Franco todo lo que quieran. Pero no estoy dispuesto a que se confundan entre realidades tan diversas y se trate de diluir la responsabilidad de ETA», ahondó.
El problema de estas discrepancias –«importantes y serias», según admitió Fernández Díaz– es que, sobre el papel, ambas Administraciones mantienen el compromiso de trabajar de forma conjunta para poner en marcha varias iniciativas para recordar a las víctimas del terrorismo. La más relevantes es la creación de un memorial, cuya ubicación todavía no está decidida, aunque se ha especulado con la posibilidad de que se instale en el palacio Zulueta, en la antigua Fábrica Azucarera o en el centro cultural Krea, los tres situados en Vitoria. La iniciativa se fraguó en la pasada legislatura con Patxi López en Ajuria Enea, pero desde entonces poco se ha avanzado.
Su impulso debía provenir de una comisión mixta con representación de ambos gobiernos y que está presidida por la propia Mari Mar Blanco –muy crítica con el nombramiento de Jonan Fernández para dirigir la secretaría de Paz y Convivencia, adscrita a la Lehendakaritza–. Pero este órgano lleva más de un año sin reunirse.

Red de espacios
El borrador del plan de paz establece que dicho memorial formará parte de la red de espacios que coordine y dinamice el Instituto de la Memoria, cuya sede podría estar en Gernika. Pero esta posibilidad desagrada al Gobierno central al considerar que el memorial tiene que tener un carácter nacional, entre otros motivos, porque, según recordó ayer Fernández Díaz, «ETA ha atentado en toda España».
El ministro acusó al Ejecutivo de Urkullu de querer convertir dicho centro en un «eslabón más de una cadena de acontecimientos que va a liderar y dirigir el Instituto para la Memoria del Gobierno vasco; pues mire usted, va a ser que no», zanjó el titular de Interior, quien añadió: «Ese centro trae causa de una ley de las Cortes Generales del Estado y por tanto quien lo va a dirigir es el Gobierno de España y si el Gobierno vasco quiere crear un instituto memorial, que lo haga».
En principio, la idea con la que trabaja Fernández Díaz es la diseñar las bases del memorial después de verano e incluir una partida económica en los Presupuestos de 2014, que tendrán que ser aprobados por el Congreso a finales de este año.
La fractura existente en relación con el plan de Jonan Fernández también se extiende a otras materias. El PP también rechazó desde un principio estar en la ponencia de paz de la Cámara de Vitoria, mientras que el Gobierno vasco ha criticado con dureza la escasa flexibilidad que está mostrando Interior en política penitenciaria. Demasiadas diferencias para hablar de una relación fluida.