Sortu diseña una campaña inspirada en el 15-M para «blanquear» su imagen

ABC 09/07/13

· La Guardia Civil advierte en un informe de que la izquierda abertzale redoblará la desobediencia civil en los próximos meses

Las últimas concentraciones de la izquierda abertzale para evitar las detenciones de personas condenadas por hechos relacionados con la actividad terrorista de ETA permiten prever que a corto y medio plazo se produzca un aumento significativo de sus iniciativas de desobediencia civil». Así comienza un informe elaborado por la Guardia Civil, fechado la semana pasada y al que ha tenido acceso ABC, sobre la estrategia de los proetarras para los próximos meses. De alguna forma, la pretensión de la izquierda abertzale es copiar acciones que ya han puesto en práctica movimientos como el 15-M, con el objetivo final de debilitar la posición del Estado y los partidos democráticos, así como afianzar sus planteamientos políticos y aumentar sus apoyos sociales e internacionales.
La estrategia de la campaña diseñada por los proetarras será única para todas las organizaciones que se cobijan bajo el paraguas abertzale, si bien estará «liderada, dirigida y coordinada desde Sortu», que utilizará tanto a la coalición EH Bildu como a los distintos grupos que integran el llamado Movimiento Popular, según destacan los expertos en la lucha antiterrorista.

Desbloquear la situación
¿Y qué pretenden con esa desobediencia civil? Lo mismo de siempre, pero por otros caminos: en primer lugar, responder a las «supuestas agresiones» del Estado, conscientes como son de que la actual situación de bloqueo de sus aspiraciones –lo que en su jerga denominan «resolución del conflicto»– está dañando sus intereses políticos y sociales. El objetivo final de la campaña sería crear unas condiciones favorables para seguir avanzando hacia la independencia y situar a Sortu como el gran líder o eje de la izquierda abertzale.
Sortu asumirá el protagonismo en las llamadas «dinámicas de respuesta» para fortalecerse. Seguirá dirigiendo el Movimiento Popular a través de sus miembros desdoblados y las redes de apoyo formadas por militantes y simpatizantes abertzales, al tiempo que impulsará otros movimientos sociales. La pretensión es presentar públicamente esos otros grupos desvinculados de la izquierda abertzales, es decir, «blanqueados».
La plataforma Herrira, según los analistas, seguirá, como hasta ahora, volcada en los derechos de los presos de ETA, mientras que la plataforma recién presentada «Gure esku dago» (Está en nuestra mano) será la responsable de las iniciativas en favor de la autodeterminación y la creación de lo que denominan un «sujeto nacional vasco».

Nueva plataforma
Las movilizaciones, en lo que se refiere a buscar una salida al «conflicto vasco» (en su redundante terminología) estarán impulsadas desde una nueva plataforma popular, que se creará en un futuro próximo, según el documento interno de la Guardia Civil, y que estará amparada en las recomendaciones del «Foro social por la paz».
Estas posiciones fueron las que la dirección de Sortu explicó a sus «cuadros dirigentes» recientemente, fijando más o menos la actividad que desplegarán en lo que queda de curso político (similares a las concentraciones no violentas de las últimas semanas en San Sebastián y Ondárroa) y esbozando algunas pinceladas de por dónde irán sus acciones en el siguiente curso, aunque las concreciones están previstas para el último trimestre de este año, según el citado documento de la Guardia Civil.
Sortu quiere a toda costa hacer visibles esas iniciativas no violentas (a las citadas concentraciones acudieron destacados dirigentes de la coalición, que llegaron a amenazar a algunos de los presentes con expulsarlos si se desmandaban). Una muestra de la importancia que les confiere es, en opinión de los analistas, la «amplia campaña propagandística» con que las han arropado, con protagonismo absoluto en sus medios afines.

Pacifismo exagerado
En esa campaña de imagen hay dos aspectos que aparecen especialmente destacados: exagerar el pacifismo de los reunidos y atribuir a la Ertzaintza una actitud represiva, hasta el punto de que desde la cúpula de Sortu se pidió al PNV y a la Policía autónoma vasca que desobedecieran las resoluciones judiciales que ordenaban detenciones.
La desobediencia civil de los batasunos no es nueva. Los expertos diferencian tres tipos de acciones: la protesta y persuasión, la no cooperación y la intervención no violenta, en función de la intensidad con que se empleen. Las declaraciones, manifestaciones, homenajes y bienvenidas rancias a sus presos se englobarían en el primer grupo.

Bandera enrollada
La casi ocultación de la bandera de España, enrollada o sin desplegar, en los ayuntamientos, la negativa a colocar el retrato del Rey o el uso del llamado carné de identidad vasco se consideran iniciativas de no cooperación, mientras que la intervención no violenta abarca enormes posibilidades: desde los ayunos y huelgas de hambre hasta la desobediencia total al cumplimiento de leyes o la invasión y ocupación de espacios públicos y privados. Estas iniciativas, un paso más, son más difíciles de mantener en el tiempo.
«Con el aumento de intervenciones no violentas, la izquierda abertzale pretendería reducir o eliminar las fuentes de poder del Estado, ganarse la simpatía y el apoyo de la sociedad vasca y de agentes internacionales, a la vez que crear contradicciones entre los partidos políticos y agentes democráticos, creando división», señala el documento de la Guardia Civil.
Parte de los militantes abertzales consideran que la actual estrategia no está funcionando, no es contundente, de ahí que los proetarras estudien duplicar sus actos emuladores del movimiento 15-M para aumentar la cohesión y la confianza de sus fieles.

Perder el miedo
Otro punto clave es que las bases pierdan el miedo a las repercusiones legales que acarrea participar en algaradas aunque no sean violentas. La vía es promocionar un «liderazgo múltiple» que evite el descabezamiento por parte del Estado. Con estos mimbres, los abertzales creen que en un futuro «no lejano» lograrán el liderazgo político y social en el País Vasco y Navarra y que, como consecuencia, el Gobierno cambiará sus planteamientos.