En la partida iniciada en marzo del pasado año ETA va ganando, porque conoce las bazas y las intenciones del adversario. Zapatero salva la cara día a día, y el que venga detrás que arree. Llegará un momento en que, logrado su objetivo de salvar la Ley de Partidos, con Batasuna más fuerte, la banda planteará de nuevo el órdago de sangre si sus deseos no son atendidos.
Nada refleja mejor el estado de la cuestión vasca que la fotografía del ex terrorista de primera señor De Juana paseando con su novia por los alrededores de la clínica donde felizmente se repone de su órdago al Estado. Lo que en principio iba a ser, y algunos nos lo creímos, una medida humanitaria dentro de la ley para evitar la muerte del interesado por huelga de hambre, se transformó inmediatamente en una ilustración triunfal del viejo «Hatoz hatoz Euskadira, hatoz etxera». Y lo que a continuación debía consistir en la forma de prisión atenuada propia de una hospitalización se transformó en un cheque en blanco para que, aprovechando las consultas externas, supuestamente imprescindibles, nuestro hombre hiciera unas pequeñas compras. Ahora en fin, como ninguna cosa es mejor que pasear al aire fresco, y hacerlo en solitario es cosa bien triste, ahí le tenemos sonriente dando vueltas en torno a la clínica en un crepúsculo al lado de su simpática pareja, bajo las bendiciones de la directora de Instituciones Penitenciarias y de acuerdo con la explicación autoritaria de Diego López Garrido para justificar lo injustificable. Es claro que si el médico no le receta la asistencia a los partidos de la Real es para que no sufra con el mal juego del equipo donostiarra. Como remedio urgente, yo sugeriría una chuleta de buey de tamaño mediano -no hay que excederse-, en una buena sidrería, para que la recuperación se acelerase, los contribuyentes pudiéramos ahorrar lo que nos cuesta la buena vida vigilada de este ciudadano ejemplar y el interesado pudiera reemprender sus patrióticas tareas.
En una palabra, algo que pudo parecer una medida discutible pero inteligente para desactivar el reto del veterano etarra, ha desembocado en una espectacular burla a la justicia, que tal vez el Gobierno, una vez tomada la primera decisión del trato benévolo, no pudo impedir, pero que en cualquier caso se encuentra obligado a lamentar y a limitar dentro de lo posible.
Lo peor no es que semejante disparate haya podido suceder, sino la actitud de Poncio Pilatos que en éste, como en todos los últimos temas relacionados con ETA y Batasuna, viene adoptando el Gobierno, por obra y gracia de su presidente. Una vez que queda de manifiesto el pésimo resultado de sus decisiones o la imposibilidad de aplicar con todo su rigor la Ley de Partidos ante el juego inteligente de los adversarios, nadie puede esperar una explicación del Ejecutivo, en el primer caso, o una respuesta en forma de insistencia a fin de lograr el cumplimiento de la ley o de adecuación de las medidas políticas a las estratagemas de los seguidores de ETA. Florencio Domínguez acaba de recordarlo, apoyándose en el episodio de la legalización otorgada a Herri Batasuna: Felipe González no tuvo otro remedio que acatarla, pero antes hizo cuanto estuvo en su mano dentro de la ley, para que los tribunales la impidieran. En una situación similar, Zapatero se niega incluso a comentar lo ocurrido, como si las decisiones judiciales no impidieran la valoración política, y centra sus esfuerzos en satanizar a aquel que emite una crítica, con el PP en primer plano. Todo indica que nuestro presidente está dispuesto a tragarse cuanto sea necesario para que ETA no se irrite, cometiendo alguna barbaridad que le estropee las elecciones, a efectos de mantener abierto el camino para ese diálogo que tan fructífero viene resultando (para los terroristas).
En una palabra, tal y como nos temíamos desde hace tiempo, en la partida iniciada en marzo del pasado año ETA va ganando sin problemas, a pesar de la pobreza de su juego inicial, porque en todo momento conoce las bazas de que dispone el adversario y cuáles son sus intenciones (y su voluntad de ceder). Zapatero salva la cara día a día, que es lo suyo. El que venga detrás que arree, como dice el refrán, tanto en Cataluña como en Euskadi, lo que es decir en el conjunto de España. Llegará un momento en que tras lograr su objetivo de salvar mediante un rodeo la Ley de Partidos, con Batasuna más fuerte que nunca por su demostración de habilidad política al seguir a ETA y presentarse como heraldo de la paz al mismo tiempo, la banda planteará de nuevo el órdago de sangre si sus deseos de siempre no son atendidos.
A modo de última barrera defensiva para que los costes del fracaso no recaigan sobre él, Zapatero proclama una y otra vez en los mítines la necesidad de mantener la unanimidad en apoyo de la política antiterrorista llevada a cabo por el Gobierno. Olvida precisar que el Gobierno en estos momentos no tiene ninguna política antiterrorista. Todos sabemos, y el Gobierno no ignora, que ANV es el último testaferro político de ETA, de manera que la conciencia de las dificultades para ilegalizar a este muerto viviente de la política vasca no debería impedir una puesta en práctica de la voluntad de lograrla. Otra cosa es aceptar de nuevo, como en las autonómicas de 2005 con los comunistas extraterrestres, jugar la partida en el terreno que te propone el autor del fraude, y más aún si quien lo comete es el brazo político de ETA. En términos políticos, la presencia de batasunos en las listas de un partido prácticamente inexistente que no iba a presentar candidaturas de ser aceptadas las de Batasuna, más los documentos previos que anuncian la jugada, son pruebas mucho más fehacientes de que estamos ante un partido-testaferro que la inclusión de militantes que hubieran podido hoy dejar de serlo para invalidar las listas una a una. No se trata aquí de que ANV sea Batasuna, sino que como previene el artículo 9, 3. e) de la Ley de Partidos, existe supuesto de ilegalización por «ceder a favor de los terroristas o de quienes colaboran con ellos, los derechos y prerrogativas que el ordenamiento, y concretamente la legislación electoral, conceden a los partidos políticos». Más claro este caso, agua.
Si el Gobierno elige la vía que ha de permitir a ANV-Batasuna asentarse en las instituciones por medio de una serie de candidaturas, sin emprender la acción contra la falsa ANV, cabe suponerle otras razones políticas no explicadas, igual que en 2005. Es el estilo de un político, que no sólo se proyecta sobre la política vasca o en las relaciones internacionales.
Incidentalmente, José Luis Rodríguez Zapatero acaba de darnos una prueba inmejorable de su personalidad en un terreno muy alejado de la política, con la carta abierta dirigida al último cervantes desde las páginas de El Mundo (29 de abril). ZP muestra su entusiasmo por un confuso poema del galardonado, gloria de León, que lleva por título El ferrocarril de Matallana. La carta ofrece un texto cargado de provincianismo engolado en el plano cultural y de decisionismo en el psicológico. Una vez proclamado el tal ferrocarril «el mejor poema que he leído», ni más ni menos, escribe Zapatero al vate leonés «desde mi condición de presidente del Gobierno de España» y piensa que a través del premio tanto León como «nuestro poeta» se hacen universales. «La poesía es un faro -nos dice ZP en agotadora frase-, porque su cuerpo está constituido de la materia del sueño de la esperanza». De esa misma «materia del sueño de la esperanza» se encuentra nutrida la estrategia de nuestro presidente en relación a ETA. Lástima que sea más difícil convertir ese sueño en realidad que hacer de un escritor de su tierra figura universal.
(Antonio Elorza es catedrático de Pensamiento Político en la Universidad Complutense de Madrid)
Antonio Elorza, EL PAÍS, 4/5/2007